Capitulo 5

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—¡Emma! Emma ¿Dónde estás? —escuchó la pareja desde el otro lado del río.

Willy y Emma avanzaron de inmediato, ambos pareciendo un tanto culpables. Emma notó que la señora Beauregarde la miró con un poco de resentimiento cuando el chocolatero la siguió hasta llegar a Veruca.

—¡Emma, tienes que ver eso! —exclamó Veruca mirándola— ¿Que cosa es?, es un hombrecito. Está allá, por la catarata.

De hecho, Veruca tenía razón. Una pequeña persona estaba ocupada trabajando arduamente con el pastizal, su altura alcanzó fácilmente la rodilla de Emma.

—Son dos hombrecitos —dijo la señora Beauregarde.

—Son más de dos —corrigió el señor Teavee.

—¿Y de dónde provienen? —preguntó la señora Gloop.

—¿Quienes son? —habló Charlie. Todos pudieron observar a más de quince hombres trabajar.

—¿Son hombres de verdad? —Mike le preguntó directamente a Willy, no creyendo que las personas diminutas fueran reales.

—Claro que son de verdad, son Oompa Loompas —le respondió Willy logicamente.

—¿Oompa Loompas? —padre se quedó pensando, no reconociendo aquel término de ningún lado.

—Importados de Loompalandia —emitió Willy.

—No existe ese país —discutió el Señor Teavee. Willy se volvió hacia él con una expresión helada.

—¿Qué? —el tono de Willy era cortante.

—Señor Wonka, yo doy clases de geografía y puedo asegurar...

—Bueno, entonces conocerá el país y sabrá lo terrible de su situación —le interrumpió Willy mientras se enfocaba en los hombrecitos para evitar discutir.

Emma frunció el ceño al no haber oído nunca de aquel lugar, pero por alguna razón decidió creer en lo que el chocolatero estaba diciendo. Sin embargo, ella dejo de lado la historia cuando uno de los Oompa Loompas la saludó, a lo que ella le devolvió con entusiasmo.Veruca la miró como si le hubiera crecido otra cabeza.

—Emma, basta. Creo que traerte aquí fue una mala idea. El Señor Wonka está teniendo una mala influencia sobre ti —padre la regañó y Emma solo sonrió con diversión ante aquella tontería, antes de ignorar a los dos miembros de su familia por completo.

—Quiero que sepan que usamos el cacao para hacer el chocolate, así que le dije al jefe... —Willy comenzó a hacer ruidos y movimientos extraños, causando que Emma y Charlie rieran un poco— Son excelentes obreros, pero debo advertirles que les gustan las bromas, son muy juguetones.—terminó Willy, sonriendo en una especie de trance. Lo siguiente que escucharon fue un grito que resonó en todo el lugar.

—¡Augustus! Mi tesoro, eso es algo que no puedes hacer —gritó la señora Gloop, sobresaltando a los demás presentes.

Las cabezas de todos se volvieron hacia donde ella estaba mirando. El niño metía la mano en el río y el chocolate le escurría asquerosamente por la comisura de la boca mientras se lo comía. Aquello solo hacía que una enorme cantidad de chocolate fuera desperdiciado.

—¡Oye, pequeño! —le gritó Willy con una clara nota de urgencia y pánico en su voz— las manos humanas no deben tocar mi chocolate.

Augustus no escuchó y gracias a eso de repente cayó de cabeza al río de chocolate. Todos se quedaron sin aliento y Willy se dió la vuelta, cerrando los ojos con disgusto.

—¡Se ahoga! —gritó la señora Gloop— ¡Se ahoga! ¡Saquenlo!

Emma no pudo evitar preguntarse por la extraña expresión en el rostro de Willy, casi como si estuviera esperando el desastre un inminente, o simplemente como si supiera que era lo que pasaría.

Emma Salt ⟨••Willy Wonka••⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora