Capitulo 20

9.9K 997 116
                                    

Milo le pasó rápidamente la mochila que llevaba, mientras ella se ponía sus zapatos. Estaba en pijama, pero por obvias razones no tenía tiempo para cambiarse.

—¿Estarán bien? —preguntó alarmada mientras su hermano mayor la dirigía a la puerta trasera.

—Lo estaremos, él no puede hacer nada en nuestra contra. En uno de tus bolsillos coloqué un número de teléfono. Quiero que me mantengas informado de cualquier lugar al que vayas, señorita —Milo le besó la frente y le acomodó las correas de la mochila — camina al norte, ahí encontrarás un pequeño helipuerto. Wyatt te está esperando ahí.

—¿Quién es Wyatt?

—No hay tiempo para responder, confía en él. Te llevará a un lugar seguro —Salieron por la puerta trasera — puedes tomar una siesta, el te avisará cuando llegues a tu destino. ¡Ahora corre!

Emma siguió las instrucciones. Se acababa de despertar, así que era muy cansado para ella correr, así que comenzó a trotar lo más rápido que sus piernas le permitían.

Quince minutos después pudo ver una pequeña avioneta con un sello rojo pintado en una de las puertas.
No podía ver a nadie debido a la oscuridad, así que se tomó un tiempo en la oscuridad para que sus ojos se adaptaran y poco a poco inspeccionar el lugar. Miró a su alrededor al no escuchar nada extraño, pero no pudo evitar dar un brinco de terror cuando unos golpecitos en su espalda la alertaron.

—Tranquila, no te haré nada —Una voz juvenil la tranquilizó mientras se burlaba de ella un poco.

—No es gracioso, pensé que usted era una especie de violador —Emma suspiro ofendida, tocándose el pecho. Su corazón latía con rapidez.

—No tengo cara de violador. Además no me trates de usted, no nos levamos muchos años de diferencias —respondió el hombre con dramatismo. Ella estaba sorprendida al ver la confianza con la que le hablaba, también porque ella se sentía cómoda estando a su lado.

—¿Quién eres y porque me enviaron aquí? —Emma preguntó suspicaz.

—Soy Wyatt, a tus órdenes —hizo una reverencia y sonrió egocéntrico— Y soy el encargado de llevarte hasta tu destino en mi bebé.

—La verdad es que no tengo idea de quién eres. ¿Estás capacitado para volar?.

—Lo estoy, Reyna —Wyatt sonrió con dientes— pero primero me presentare contigo. Puedes llamarme guapo, perfecto, piloto o simplemente tío Wyatt.

La boca de Emma de abrió con asombro. Aún no habían pasado ni siquiera veinticuatro horas y ya había conocido a tres nuevos miembros de su familia.

—Si, es confuso. Soy medio hermano de tu madre. A menos que quieras llamarme bastardo, no me ofendo —Wyatt se encogió de hombros.

—No sabía que mi madre tenía un hermano menor.

—Nadie sabía, hasta hace un par de años atrás. Pero esa es una historia para más tarde. —Wyatt le quitó la mochila y la ayudó a subir al helicóptero— Por ahora tenemos prisa.

Ambos se acomodaron en sus asientos y con más turbulencia de lo normalmente se haría en un helicóptero, emprendieron su viaje.

—¿Ahora sí me contarás sobre cómo supiste de mi madre?

—Claro, aunque déjame pensar en cómo comenzar —Wyatt la miró y volvieron a tener turbulencia.

—Te agradecería mucho si no quitarás tu vista del camino, aún no quiero morir —Emma tomó con fuerza su cinturón.

—Estos jóvenes de ahora no aguantan nada —Wyatt sé burló— A tú abuelo materno le gustaba el libre albedrío.
Tenía más de una mujer mientras estaba casado con tu abuela, así que no era de esperar que tuviera varios bastardos. Yo soy uno de ellos.

Emma no sabía mucho sobre eso, ni siquiera conocía a su abuelo materno. A pesar de la corta explicación, siguió interesada en saber más.

—Fue gracioso como conocí a tu madre, jamás pensé que tendría una hermana mayor... Mucho más mayor que yo. —se rió de si mismo— la confundí con una de mis tías abuelas.

Ambos se rieron de la tonta broma. Su madre no era tan grande, pero aún así era graciosa la forma en que el chico se expresaba. Emma pudo notar una pizca de dolor en los ojos de Wyatt.

—Mejor cuentame como es que aprendiste a pilotar.

Emma quería cambiar el tema para no molestarlo, aunque su supuesto tío no sabía cómo llegar al grano. Cuando estaba a punto de llegar a lo interesante, cambiaba de tema. Cuando le estaba explicando porque su perro se llamaba Coby, se quedó profundamente dormida.

(.......)

Para Emma las horas se pasaron volando a pesar del fuerte dolor en la espalda por dormir sentada. Wyatt la despertó lentamente. La ayudó con sus cosas y la acompaño a buscar un taxi que la llevara a su destino final.

Emma seguía bastante adormilada, así que solo alcanzó a escuchar como Wyatt le daba una dirección al chófer y se despedía de ella exageradamente mientras el taxi avanzaba. Le tomo varios minutos acostumbrarse al frío y gracias a eso la somnolencia comenzó a pasar poco a poco. La ciudad en la que se encontraba estaba nevada y no se veía tan grande, así que llegó muy rápido a su destino.

—Asi está bien, el chico que la acompañó ya pagó su pasaje —le respondió el chófer al momento en que Emma le dió un billete de veinte.

Emma le sonrió al chófer, para después bajarse. Cuando el taxi se marchó, ella miró al frente, dándose cuenta que estaba afuera de un consultorio dental:

DR. WILBUR WONKA
DENTISTA

Wonka... antes de que pudiera decir algo o llegar a una conclusión, un hombre mayor con gafas salió por la puerta y la examinó de pies a cabeza.

—Usted debe ser la señorita Emma Salt —dijo el hombre.

—Claro —respondió castamente. No sabía que decir ante aquello.

—Pasa, hace demasiado frío.

El hombre se hizo a un lado, dejando pasar a la chica. La condujo por un largo pasillo y la invitó a entrar a un pequeño despacho junto a su consultorio. Emma sabía que no era bueno entrar a una casa así como si nada, sobre todo al no saber con quién estaba hablando, pero el hombre parecía saber quién era y Wyatt la había mandado a aquel lugar, así que de alguna manera a pesar del nerviosismo se sintió confiada.
El rostro del dentista se le hacía conocido, pero no tenía idea de dónde. Quizá el apellido solo era una coincidencia.

Emma estaba a punto de hacerle unas preguntas al dentista, hasta que el timbre de la puerta la interrumpió.

—Permitame unos minutos, mientras tanto pude leer un poco si desea.

Nuevamente no pudo decir nada más, pues el hombre salió de la habitación con prisa. Había un enorme estante repleto de libros. No estaba prestando mucha atención, así que tomó el primero que vió y se sentó con las piernas cruzadas en el suelo.

—¿Hicieron cita previa? —Escuchó la voz de Wilbur preguntar.

—No, pero le urge una cita —una voz infantil respondió al hombre.
Parecía conocida, pero Emma no hizo el esfuerzo de tratar de adivinar.

Emma Salt ⟨••Willy Wonka••⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora