Capitulo 8

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—Pero la verdadera fórmula no está bien ya que un Oompa Loompa comió uno ayer y pues... —Willy estaba intentando no reír.

Un Oompa Loompa se les acercó, cubierto pies a cabeza de pelo.

—¿Cómo estás hoy? —le preguntó Willy. El hombrecito le dió dos pulgares arriba— ¡te ves de pelos! Miren esto —Willy se acercó a otra máquina y bajó una palanca.

La máquina comenzó a tumbar y hechar humo y, finalmente, un brazo metálico se movió hasta ellos, de dónde salió un chicle. Violet lo miró con emoción.

—¿Cómo, solo eso? —Mike no se impresionó, de nuevo. Charlie por otro lado, tenía la boca abierta.

—¿Sabes lo que es eso, niño? —replicó Willy con reto.

—Es chicle —respondió Violet, aún masticando su chicle de meses.

—Si, es el chicle más fantástico y sensacional de todo el universo ¡Ja!
¿Y porqué? ¿Saben porqué? —estaba más emocionado cada segundo— Porque en esa tableta puedes encontrar las tres comidas —terminó dramáticamente y hubo otro silencio.

—¿Para que serviría algo así? —Emma preguntó sin poder entender el concepto, aunque tenía que admitir que jamás se le habría ocurrido algo así.

Willy se congeló bajo su mirada y rápidamente sacó algunas tarjetas. Emma no pudo evitar sentir un poco de compasión y ternura por el hombre.

—Por aquí —susurró— A si, haber. Se acabaría la molestia de cocinar, solo una tableta del mágico chicle de Wonka es todo lo que se... —cambió de tarjeta, haciendo una pequeña pausa— necesita para cada comida del día. El chicle contiene sopa de tomate, carne y pastel de moras.

Terminó y después puso de nuevo las tarjetas dentro de su abrigo como si nada hubiera pasado.

—Creo que es grandioso —dijo el abuelo Joe.

—Creo que es una tontería —concluyó Veruca girandose para mirar a Willy.

—Respeta —Emma le susurró a Veruca mientras la empujaba un poco.

—Creo que lo probaré ahora — Violet se sacó el chicle de la boca y se lo pegó en la oreja.

Emma hizo una mueca de asco ante tal acción, preguntándose si no se le pegaba en el cabello.

—¡Ah! Te aconsejo que no lo hagas porque hay una o dos cosas que... —comenzó Willy y una vez más fue interrumpido.

—Yo tengo el record mundial en mascar, no le temo a nada —con eso, Violet se metió el chicle en la boca.

Emma observó a la madre, la cual no hizo ningún esfuerzo por detenerla. Willy le dirigió una mirada como si quisiera decir "aquí vamos de nuevo".
Obviamente, Willy Wonka sabía los efectos que tenía.

—¿Que tal está, hija? —le preguntó la señora Beauregarde cuando los ojos de Violet se abrieron al tope.

—¡Estupendo! Puedo sentir la sopa de tomate en mi boca.

—¡Sí! escupelo. —dijo Willy igualando su entusiasmo sarcásticamente.

—Jovencita, creo que debería... —comenzó el abuelo Joe, solo para ser cortado.

—Ya es otra cosa. Carne y ensalada de verduras ¡Está delicioso! —sonaba maravillosamente tentador. Willy parecía cada vez más preocupado. Emma se preguntó si debía decir algo.

—No pares, cariño. Mi nena será la primera en comer tres alimentos mascando chicle —lo dicho por la señora Beauregarde desterró las ideas de Emma de ayudar a su hija, así que mantuvo la boca cerrada. Veruca la miraba con envidia.

—Si, solo que aún estoy preocupado de...

—¡Pastel de moras con helado! —exclamó Violet con asombro.

—Esa parte... —arrastró Willy, esperando el desastre.

—¿Que le pasa a su nariz? —dijo Veruca.

Pronto, todos observaban el color extenderse. Willy frunció los labios, pareciendo también sorprendido.
La señora Beauregarde desvaneció su sonrisa.

—Está azul —Emma no pudo evitar el asombro en su voz cuando el color empezó a subir por su nariz.

—Tu nariz está morada —pronunció su madre.

Willy comenzó a inclinarse más y más detrás de Emma.

—¿Está morada? —preguntó Violet tocando su nariz. Veruca la miró con satisfacción en su rostro.

—Violet. ¡Estás violeta! —gritó su madre en shock y Emma se rió con ironía. La mujer se dió la vuelta para mirarla, pero cuando la frente de su hija se volvió morado miró a Willy— ¿Que pasa?

—Por eso le dije que lo escupiera, y es que cuando se llega al postre hay efectos extraños. Es el efecto del pastel de moras... Lo lamento, señora.

La cara de Willy se volvió cada vez más disgustada y asustada cuando el color se extendió por toda la cara y se agachó detrás de Emma tan pronto como terminó de hablar, agarrando con fuerza una de sus manos, lo cual la hizo sonrojar de inmediato.

—¡Escupelo, Violet! —Emma gritó, sin entender el por que la niña seguía masticando.

—No creo que ella pueda parar —respondió Charlie, a lo que Emma asintió.

—Eso pasa cuando no prestas atención a lo que te dicen —susurró Willy a ambos.

—Mamá, ¿Que me está pasando?

La niña comenzó a ganar peso y su ropa comenzó a mojarse, volviéndose de un tono azul más oscuro. Cada vez más grande, elevándose por encima de todos los presentes.

—Se está inflando —comentó el abuelo Joe con miedo.

—Como una mora —dijo Charlie.

—¿Como lo detenemos? —Emma le preguntó a Willy quien estaba haciendo una mueca a su lado.

—Tenemos que esperar a que no explote.

Los ojos de Emma y la señora Beauregarde se agrandaron, mirando al Señor Wonka con horror.

—Tienes que ayudarla. ¡No te quedes ahí parado! —Emma dijo con rapidez mientras lo soltaba, Willy hizo una mueca.

—Oh, ya es demasiado tarde —estaba bastante tranquilo considerando las circunstancias.

El peso ahora llenaba sus mejillas y era completamente de color Violeta. Era como un mounstro con forma de burbuja elevándose. De repente, Willy se apareció detrás de la señora Beauregarde, la cual saltó del susto.

—Lo probé con diez Oompa Loompas y todos ellos terminaron como moras. Que raro.

—No quiero una mora como hija, ¿Cómo va a seguir compitiendo?

—Inscribala a un concurso de frutas —Veruca comentó con sorna y suficiencia, ya que su competencia femenina acababa de ser eliminada.

Emma Salt ⟨••Willy Wonka••⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora