Capitulo 28

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El mar era tan hermoso de contemplar, pero el sol era demasiado fuerte en ese momento, en especial porque acababan de llegar de un lugar bastante frío. La piel se les había empezado a poner roja y el sudor comenzó a molestarlos. Willy y Emma tenían que irse, así que aunque iban muy cargados tomaron todo lo necesario para emprender su caminata.

Para Willy lo que acababa de suceder era sorprendente, pues jamás en su vida imagino que estaría con una chica tan hermosa, en especial porque siempre había estado solo y por la diferencia de edad que se llevaban, pero al parecer se había equivocado sobre todo. En cambio, Emma estaba bastante feliz por estar con el hombre que le había robado el aliento desde la primera mirada que le dirigió. Las cosas habían cambiado de un momento a otro y lo que nunca pensó que le iba a suceder se estaba volviendo realidad.

Willy tomó la mayoría de los bolsos que llevaban a pesar de las quejas de Emma, pues no dejaba de decirle que aún estaba algo débil por lo que había sucedido. Emma no tuvo más opción que solo llevar una de las más ligeras.
El chocolatero acomodó todo en uno de sus costados para poder darle la mano a su chica mientras se adentraban a la jungla. Había ramas en el suelo que hacían que tropezaras, así que lo que menos quería era que Emma se lastimara. El clima era muy húmedo y sofocante, así que la caminata solo hizo que ambos se sintieran cansados al instante. Gracias a aquello ambos permanecían en silencio a pesar de que todo a su alrededor era bastante silencioso, si no se contaba el ruido que hacían los animales y bichos que habitaban aquel lugar.

Llegó un punto en que Emma no podía más con el calor, así que se detuvo por unos segundos para recogerse el cabello en un moño, además de que aquello le serviría para descansar un rato. A simple vista no se notaba para nada que había una especie de colina, hasta que comenzaban a moverse y el camino se les hacía más pesado. Willy tenía las mejillas rojas en ese momento, así que bajo uno de los bolsos y sacó dos botellas de agua. Aquello no les vendría nada mal.

—¿Quieres? —Willy le preguntó a Emma mientras la observaba con amor— Aún están un poco frías.

—Claro, ahora sí me hace falta —Emma aceptó de inmediato y se acercó a Willy una vez que estuvo lista.

—Este lugar me trae muchos recuerdos —Willy sonrió con nostalgia después de darle la botella a Emma— es maravilloso estar de regreso.

—Concuerdo contigo. Jamás imaginé estar aquí.

—Es difícil creer que exista, incluso el padre de Mike se negó a creer —Willy recordó— pero una vez que lo conoces es imposible de olvidar.

—Te creo, jamás había estado en un lugar así. —Emma inquirió— es lindo. —Emma se percató que tenía las agujetas desabrochadas, pero antes de que se agachara para amarrarlas, Willy se le adelantó— No es necesario que hagas eso, puedo hacerlo yo misma.

—Lo sé... Yo quiero hacerlo —Willy le dijo mientras bajaba sus manos y comenzaba a anudarle las agujetas. Se veía bastante concentrado a pesar que aquella era una actividad que no necesitaba mucha ciencia — con doble nudo para evitar que se desabrochen.

Emma miró como la piel pálida de Willy brillaba por el sudor. Su camisa estaba abierta de los primeros tres botones y se podía apreciar como las gotas de sudor bajaban una tras otra. Aquello le pareció extremadamente atractivo, en especial porque aquello solo hacía que incrementara el olor de la fragancia que llevaba el chocolatero.

—¡Listo! —exclamó Willy de repente, exaltando a Emma.

Había estado tan concentraba en el pecho del hombre, que no se había dado cuenta que llevaba varios segundos observándola fijamente. Era obvio que Willy se había dado cuenta de donde se encontraba la mirada de Emma, pero aún así la dejó seguir. Cuando se percató de aquello, el color subió a sus mejillas, aunque el hombre no tuvo tiempo de notar su reacción debido al ruido de la naturaleza moviéndose tras ellos. La vergüenza que sintió por un momento se marchó, dejando el miedo a flote. La chica tuvo de inmediato bastantes pensamientos sobre animales de la jungla que los podían atacar con facilidad, pues lo llevaba nada con que defenderse de algún ataque. Quería ser valiente, pero el simple estado pensamiento de una serpiente saltando sobre ellos la petrificó. De un momento a otro se encontraba pegada a Willy.

Emma Salt ⟨••Willy Wonka••⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora