Capitulo 3

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Estaban frente a las grandes puertas de la fábrica de Willy Wonka. Emma se moria de frío, cortesía del delgado vestido que su madre la había obligado a usar después de decirle lo siguiente: "Las mujeres deben llevar faldas y vestidos, no pantalones. Es lo que deberías entender, no eres un muchacho".

Cada niño miraba a sus contrincantes, mientras que los adultos se miraban con superioridad. Los únicos que no parecían interesados en los demás eran un anciano y un niño, los cuales se veían extremadamente humildes. Se veían agradables. Para ella era grosero observar fijamente a una persona, por lo que clavó su vista en los barrotes de la puerta.

—Diles que abran las puertas ahora —Veruca se quejó. Como siempre, no podía mantener cerrada la boca por mucho tiempo. Emma solo se frotó la cara con molestia.

—Son las 9:59, cariño —padre contestó.

—Pues apresura el tiempo —Veruca dijo con molestia.

—Sabes que eso no es posible, Veruca —Emma le respondió haciendo una mueca.

—A ti no te lo dije, entrometida — siseó la niña— ¡Ay!

Emma pellizcó el brazo de Veruca fuertemente, ganándose una mirada de reproche de su padre, la cual decidió ignorar. Miró la hora en su reloj y notó que eran las diez en punto. Unos segundos después las puertas fueron abiertas.

—Pueden pasar —se escuchó por los altavoces.

Todos comenzaron a caminar hasta que estuvieron dentro del enorme campo frente a la fábrica. La prensa no dejaba de tomar fotografías en cada paso que daban.

—Cierren las puertas —se escuchó nuevamente— Queridos visitantes, es un gran placer para mí recibirlos en mi humilde fábrica... ¿Y quién soy yo?... Pues.

En ese instante todos se encontraban frente a la entrada de lo que realmente era la fábrica más maravillosa de todas. Se sorprendieron cuando se abrieron las puertas de forma extraña, dejando ver unas rojas cortinas de terciopelo con una gran «W» bordada. Emma se quedo en silencio cuando las cortinas se abrieron dramáticamente, dejando que una extraña y pegadiza musiquita se escuchara en todo el lugar. Aquello era bastante divertido, en especial cuando al show se unieron varias marionetas.

'Willy Wonka, Willy Wonka,
el mejor chocolatero.
Willy Wonka, Willy Wonka,
¡Todo el mundo grita si!

La canción era pegadiza, tanto que los Gloop se movían de un lado a otro al ritmo de la música.

Es modesto y la alegría que
Apenas se contiene.
Con tanta generosidad,
Que no puede contenerse,
Contenerse, contener
Contener, ¡contener!

Varias chispas de fuego comenzaron a brincar, haciendo que cayeran encima de las marionetas. Instantáneamente comenzaron a incendiarse y derretirse. Aquello pasó de ser algo magnífico a aterrorizante. En el centro del show apareció un trono vacío.

Willy Wonka, Willy Wonka
Es el que tu vas a conocer.
Willy Wonka, Willy Wonka
El genio que no podrás vencer
De los chocolates en mago es
Es el mar genial que tú podrás ver
Willy Wonka, Willy Wonka ¡Ya está aquí!'

Todos se quedaron serios, esperando que sucediera algo más, pues la música se había tornado macabra y las marionetas estaban derretidas. Alguien comenzó a aplaudir junto a ellos, riendo tontamente. Emma miró a su derecha y notó a un hombre con cabello hasta el mentón, sombrero de copa y unas extravagantes gafas circulares. Aunque había dado miedo, tenía que admitir que aquella entrada había sido la mejor, así que lo acompaño aplaudiendo.

Emma Salt ⟨••Willy Wonka••⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora