Capitulo 23

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La mañana siguiente, Willy había ido por ella hasta su habitación. Emma había pensado que las cosas estarían un poco incómodas después de la conversación de la noche anterior, pero fue todo lo contrario. El chocolatero la había convencido de acompañarlo a él y a Charlie al laboratorio para crear algo nuevo.

Emma estaba bastante emocionada ante aquello, así que solo le dio un asentimiento y en cuanto el hombre la dejó sola, se duchó y se vistió. La mayoría de las cosas que tenía en su closet eran bastante informales, así que esperaba que aquello no estuviera mal. Cuando estuvo lista, un par de Oompa Loompas la sorprendieron llevándole un poco de comida que era de parte de la Señora Bucket.

Cuando por fin estuvo lista, se puso unos viejos converse que llevaba y salió de la habitación, encontrándose a Willy esperándola en el salón. Ella llevaba puesta una simple blusa lisa con unos Jeans. Al ver la apariencia del chocolatero, se sintió en poca sintonía.

—¿Esto no es demasiado casual, verdad? —preguntó Emma con nervios— es que no tengo mucha ropa conmigo por el momento. Pero si te molesta puedo cambiarme.

—Así estás bien —Willy sacudió la cabeza en negación. Estaba sorprendido de verla con ropa no tan costosa como la que había portado cuando fue de visita a su fabrica— Vamos al ascensor, porque tenemos muchas cosas que hacer en este día.

Emma asintió con la cabeza y subió primero al ascensor, ya que al parecer a Willy le gustaba dejarla pasar primero. Ella se dio cuenta al instante que entre más usara aquel artefacto maravilloso, más fácil tenía el equilibrio. Aún así, Willy le puso una mano en el hombro para ayudarla en caso de que cayera al suelo.
La chica agradeció aquello, aunque tenía que admitir que el simple contacto con el hombre la hacía poner bastante nerviosa. Después de viajar por unos minutos más, llegaron al laboratorio.

—Le dije a Charlie que lo veríamos aquí para que nos cuente que nuevas ideas tiene, así que no tarda en llegar —dijo Willy moviéndose un poco con emoción.

—Esta bien —Emma respondió, divertida por lo que veía.

Después de unos segundos, ambos se quedaron en silencio. Estaban nerviosos y un poco tensos. Se sentían extraños estando solos desde la conversación de la noche anterior.
Después de aproximadamente diez minutos, Charlie apareció por la gran puerta.

—Señor Wonka, Emma —saludó el niño con emoción.

—Hola Charlie —Emma le sonrió.

—¿Cómo vas con las ideas? —le preguntó Willy con interés.

—Aquí tengo algunas —dijo el niño mientras sacaba un largo papel de su bolsillo. Emma se sorprendió al ver la cantidad de puntos que había escrito.

—¿Hiciste todo eso su solo? —le preguntó Emma con interés.

—Si, ayer tuve un poco de tiempo libre —Charlie se encogió de hombros.

—Me puedo dar cuenta de eso.

El trío se puso a trabajar y revisar algunas de las ideas que tenían en conjunto, intentando mejorarlas o desechar las que no eran convenientes en esos momentos. Aunque todo aquello pareció suceder en un corto periodo de tiempo, cuando volvieron a revisar el reloj, dos horas habían pasado desde su llegada.

—Autos de juguete comestibles —murmuró Willy.

—A los niños les encantaría eso, ¿pero como haremos que funcione? —Charlie exclamó— las llantas deberían ser ásperas y el interior resistente.
¿Que clase de caramelos podrían funcionar para eso?.

—Que les parece una capa de caramelo sólido por fuera para que sea difícil de romper al movimiento y que por dentro lleve malvaviscos para que sea fácil de comer —dijo Emma con seriedad mientras se rascaba el frente.

Emma Salt ⟨••Willy Wonka••⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora