Capitulo 16

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Willy Wonka.

La infancia de Willy Wonka había sido muy diferente a la de los niños que vivían a su alrededor. Su padre era dentista y gracias a eso le había prohibido rotundamente comer cosas que pudiesen dañar sus dientes. No era tan malo, pues dientes eran demasiado blancos y limpios, pero aún así llevaba algunos aparatos de ortodoncia. En casa todo estaba bien, hasta que en el colegio fue la burla de sus compañeros por mucho tiempo.
Gracias a eso no tenía ningún amigo.

La primera vez que probó un dulce fue  una noche de brujas y a escondidas de su padre. Estaba ansioso por saber la razón de porque todos amaban tanto aquello. Fue maravilloso y con solo un pequeño trozo de chocolate quiso más. Había tantos nuevos sabores y tantas golosinas en todas partes, pero aún así no lo convencían del todo en cuanto al sabor. En ese momento la voz dentro de su cabeza le dijo que podía hacer algo mucho mejor, algo que pudiera revolucionar el mundo de los caramelos.

Tenía que admitir que no fue nada fácil dejar su hogar, pues al ser un niño aún muchas personas no tomaron en serio su arduo trabajo. Nunca obtuvo aprobación alguna de su padre, pero con esfuerzo y a duras penas logró ser el mejor.

Un día, como muchos anteriores, Willy había decidido hacer su corte de cabello anual. Para aquello, un Oompa Loompa lo ayudaba y sin duda era el mejor de los peluqueros. El hombre amaba mantener su cabello arreglado, así que mientras le cortaban el cabello revisaba todo con un espejo. Para su asombro, en uno de sus hombros había una cana.

Eso lo espantó. En esa sola cana vió reflejado su trabajo, su fábrica y sobre todo, a sus queridos Oompa Loompas.
¿Quién los cuidaría cuando él muriera?. En ese momento pensó en cómo buscar un heredero y sobre todo que fuera lo suficientemente bueno para cumplir el trabajo que le encargaría.

Después de mucho pensar y planificar, decidió hacer seis boletos dorados. La persona que los encontrará podría ir a su fábrica y competir sin saber para quedarse en el futuro con su fábrica. Esos boletos los mandó a diferentes lugares del mundo. Para su mala suerte, cada día que veía la televisión para saber quiénes habían encontrado los boletos, los niños no eran para nada adecuados, sus padres mucho menos.

Uno de sus Oompa Loompas lo llamó cuando se enteraron que dos boletos fueron encontrados en la misma familia. Aquella era una posibilidad mínima, así que llamó la atención del chocolatero.

Willy supo de inmediata que ambas habían sido ayudadas para encontrar los boletos antes de que su padre lo admitiera en la entrevista. Los boletos estaban en todo el mundo y no todos pudieron llegar a la misma ciudad. Al instante supo que Veruca era la típica niñita caprichosa y llorona, pero la chica que estaba a un lado de ella se veía diferente. El verla hacer muecas en televisión y negar avergonzada ante lo que decía su padre, así que eso solo lo hizo sentirse interesado. Era vast que linda.

Cuando los vio en persona, ninguno de sus invitados le había dado la confianza, por lo que decidió deshacerse de uno por uno, en caso de que fueran diferentes a lo que él imaginaba. Antes del gran día, vió las entrevistas varias veces y las revisó con detalle para pensar en que hacer con sus debilidades.

Augustus Gloop fue el primero. Se notaba mucho que amaba el chocolate. Willy sabía que probablemente sería el más fácil de corromper de alguna manera, por lo que planeó detalladamente como sucederían las cosas. Le daría una lección para que fuera buen niño, pero aún así haría algo para no lastimarlo de gravedad.

Violet Beauregarde, una niña bastante competitiva y odiosa. Willy se dió cuenta que ella no le diría que no a un buen chicle. La competencia para ser la primera en probar algo innovador sería lo adecuado. Aquello tenía un gran fallo aún, pero no algo tan peligroso. Se arriesgaría a usarlo.

Veruca y Emma Salt. La menor parecía ser una chica consentida sin duda, y que mejor plan para deshacerse de ella que con algo que no pudiera obtener. Realmente no sabía que hacer con Emma. Pensó por mucho tiempo, buscó ideas y formas de sacarla de la competencia, hasta que encontró una. Si su hermana caía, ella también.

Mike Teavee, ese chico no se merecía para nada quedarse con la fábrica.
Hackeó el sistema y se infiltró en la receta de las barras Wonka. Afortunadamente, uno de sus Oompa Loompas pudo contrarrestar los ataques del chico y cerrar la base de datos, aunque no pudo evitar que el niño encontrará la barra que contenía el boleto dorado.

Por más horrible que pareciera intentar sacar uno por uno a los niños, era lo mejor, pues no dejaría que su esfuerzo de años fuera exterminado por chicos con poco sentido común.

Sus Oompa Loompas lo ayudaron a escribir cada una de las canciones que usaría para cada niño y esperaba que realmente cayeran ante las provocaciones. Parecía que sus boletos habían sido en vano, hasta que un día antes del recorrido encontraron el último boleto dorado. Charlie Bucket. Willy lo había visto varias veces en la calle, también sabía que el chico tenía pocos recursos.
Él era perfecto para ser su heredero. Era humilde y dedicado, solo necesitaba sacar a su competencia.

El día había llegado y Willy estaba nervioso. Habían pasado un par de años desde que había mantenido una conversación con alguien más que sus Oompa Loompas y sobre todo, nadie había entrado a aquel lugar desde que se habían infiltrado para robar sus recetas.

Descubrió que cada niño era igual de pedante que el otro, excepto por Charlie y para su sorpresa, Emma Salt. La chica lo había sorprendido por completo y tenía que admitir que era muy bonita, a tal punto que no podía evitar mirarla desde que estrechó su mano. Willy nunca se había sentido así por ninguna chica, nunca había tenido tiempo para pensar en esas cosas, y nunca había tenido las ganas de estar cerca de alguien de aquella manera.

Mientras pasaba el día las cosas estaban sucediendo conforme lo había planeado. Augustus había caído, al igual que Violet. Cuando llegó el turno de Veruca, el chocolatero se dió cuenta que no quería que Emma se marchara de aquella manera, pues era la única que lo había tratado bien.
La chica era todo lo contrario de lo que había imaginado.

Mientras estuvo cerca de la Salt, había estado avergonzado todo el tiempo, diciendo cosas que no debía y sonrojándose en cada momento como un adolescente hormonal.
Emma intentó salvar a Veruca de su destino, pero no lo logró.

Todo lo tenía planeado, igual que engrasar el piso para que Emma resbalara. Estaba todo preparado, pero al ver que la chica estaba por caer, corrió hasta ella y la agarró con fuerza para evitarlo. Al despedirse de ella, un gran vacío y tristeza lo inundaron como nunca antes, no quería que ella abandonada su fábrica.

Después de que el día terminó, Charlie era el único que había quedado y por ende era su nuevo heredero. Los Bucket parecían estar cómodos y los Oompa Loompas los amaban.

X

—¡Doris! —Willy se sentó con la cabeza entre las manos— ¿Que es lo que me sucede?, me siento diferente.

Doris levantó la vista de su máquina de escribir y lo miró fijamente con interrogación.

—No me siento como yo mismo, probablemente algo que cayó mal... Si, debe ser eso.

Doris levantó una ceja y sonrió con dientes. Willy no entendía lo que le sucedía.

—Siento algo extraño... Aquí abajo —Willy se señaló el estómago.

—Willy, estás enamorado —Doris respondió con simpleza.

—¿Enamorado? ¿De quién?.

—Emma Salt —Doris dijo con obviedad, volvió su vista hacia abajo y siguió trabajando.

—Emma... —Willy susurró para sí mismo.

Cientos de imágenes pasaron por su mente y cada una de ellas era protagonizadas por Emma.
El corazón de Wonka comenzó a palpitar fuertemente y sintió un delicioso nudo en su estómago.
Estaba enamorado.

Emma Salt ⟨••Willy Wonka••⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora