Emma Salt ⟨••Willy Wonka••⟩

Capitulo 29

Aquel lugar era uno de los más maravillosos en los que había estado en toda su vida. Pero para su desgracia, el tiempo se les estaba pasando demasiado rápido. Ambos se divertían todos los días realizando diferentes actividades. Al parecer siempre había algo nuevo que hacer, desde ir a nadar, hasta internarse en la jungla en la búsqueda de nuevos sabores. Incluso habían cientos de animales e insectos que jamás pensó que podrían existir. También una de las cosas que le habían parecido más memorables era dormir junto a Willy. Desde que tenía uso de razón había sido bastante friolenta aunque el clima estuviera bien, así que el cuerpo del chocolatero le daba calor durante la noche. Nunca había dormido mejor.

—¿Que te gustaría que hiciéramos hoy? —Willy le preguntó una vez que ambos se despertaron aquella mañana. Siempre comenzaban sus actividades desde temprano.

—No lo sé. Realmente no tengo ni la más mínima idea de que más se puede hacer aquí —Emma sonrió— siempre quedó sorprendida por todo.

—¿Que te parece si nos adentramos en la jungla y buscamos nuevos ingredientes? —Willy la miró con interrogación— la vez pasada no pudimos hacerlo por mucho tiempo porque nos desviamos.

—Me parece bastante bien —Emma respondió con emoción.

Desde que habían estado compartiendo habitación, habían tomado una especie de turno para usar la ducha todos los días. Willy solía hacerlo primero, y que para la sorpresa de Emma, tardaba el doble que ella, incluso en vestirse. Al principio había pensado que tendrían que bañarse afuera por la broma de la letrina, pero el baño era todo lo contrario a lo que imaginaba. Era pequeño, pero bastante lindo.

Emma nunca solía contarle el tiempo de baño al chocolatero, pues el agua que llegaba hasta su baño veía directamente de un río dulce que cada que llovía se hacía más grande, pero sabía exactamente qué el hombre se tardaba veinte minutos. Ni más, ni menos. Después del tiempo pensado, Wonka salió del baño ya vestido, pero llevaba puesta una toalla en la cabeza. Aquello era bastante gracioso y lindo a la vez.

—Es tu turno, cariño —Willy se acercó y le dió un casto beso en los labios. Era lindo que todos los gestos eran pequeños y nunca se sobrepasaba con ella.

Emma solamente sonrió y asintió con la cabeza. Justo después de eso fue su turno de ducharse. Siempre lo hacía lo más rápido que podía, así que no tardo más de cinco minutos. Cuando comenzó a colocarse la ropa interior la puerta fue abierta de repente.

—¿Sabes si deje aquí mi pañuelo? —Willy entró como si nada— es que no lo encuen...

El chocolatero levantó la mirada y se llevó una sorpresa al ver a su novia en ropa interior. Anteriormente ya la había visto de esa forma, pero por la situación en la que estaban en aquella ocasión no le había prestado atención.
Emma tomó con rapidez su overol y se ocultó detrás de la cortina de baño.

—Lo siento, Emma —Willy tartamudeo mientras su rostro se ponía rojo, casi morado. Pero aún así de quedó en su lugar sin moverse a pesar de lo avergonzado que estaba. No sabía porque no salía del baño.

Emma no tuvo más opción que vestirse rápido detrás de la cortina y salir, bastante avergonzada por la situación. Tenía confianza con el hombre, pero aún no habían llegado a eso.

—Tranquilo, no pasa nada —Emma intentó tranquilizarlo, aunque ella se encontraba igual o peor que el hombre — tu rostro casi es de color violeta.

Ambos se rieron de inmediato por la broma y por recordar a la molesta niña que había quedado de ese color por desobediente. Gracias a esa broma Emma se había tranquilizado y había olvidado el tema. No es como si haya sido a propósito. Pero en cambio Willy no pudo evitar notar dentro de el una atracción diferente a la que solía tener con su novia y una prueba de eso estaba dentro de sus pantalones cortos.