Capitulo 2

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Las noticas no tardaron en correr, así que aquel día su casa se encontraba llena de reporteros y cámaras para la televisión y la radio. Emma odiaba ser el centro de atención siempre, en especial al darse cuenta que tenía los micrófonos encendidos justo frente a su rostro. Estaba muy incomoda ante aquello, pero sabía que no tendría que hablar, pues su padre siempre solía dar todos los discursos.

Después de unos minutos de su llegada, comenzaron a bombardearlos con preguntas sobre las barras de chocolate Wonka y la suerte que habían tenido por encontrar dos. Padre aprovecho aquello para hacerle publicidad a su empresa, además de que empezó a contar cómo era que había conseguido aquello. Era obvio que había hecho trampa, quitándole la oportunidad a un niño que realmente quería aquello.

—Durante tres días no tuvimos suerte y fue terrible, pues mi Emma y mi  Veruca se molestaban más cada día.

Emma de inmediato abrió los ojos a tope y miró a las cámaras, negando con las manos y cabeza ante lo dicho por su padre, mientras este le apretaba las costillas por la espalda para que se quedara callada.

—Para ser honesto, no me gusta ver a mis hijas sufrir por algo y por eso seguí buscando hasta que encontré los dos boletos dorados.

Emma estaba avergonzada, odiaba ser comparada con su pequeña hermana. Ella no era una malcriada como Veruca, era completamente diferente y lo que decía su padre la hacía ver como una mimada. Esperaba que los demás no la juzgaran por todas aquellas mentiras de su padre.

X

Después de un par de días más, logró boleto dorado había sido encontrado en America, específicamente en Atlanta, Georgia. Fue por una chica rubia, la cual parecía ser campeona en mascar chicle.

Yo sé que solo un niño ganará el premio especial, pero escuchen bien. No me importa quienes sean los otros cinco, yo seré quién lo obtenga.

Diles por qué, Violet animó su madre, la cual parecía una especie de Barbie, con la misma ropa, aspecto y corte de cabello que su hija.

Por qué soy una triunfadora habló la niña.

—Es una mocosa engreída y despreciable —Veruca se quejó— sólo de verla me dan ganas de golpearla.

Emma solo miró a su hermana fijamente, pues ella era peor que Violet. También quería golpear a su hermana menor cada vez que molestaba. Estaba a punto de decirlo en voz alta, pero la mirada seria de su madre le hizo guardar silencio.

(...)

Emma observaba fijamente como Veruca salía de la habitación con enojo, lanzando su casco hacia el pasillo. Después de ver la entrevista de Violet Beauregarde había ordenado aprender Karate, lo cual sus padres no dudaron en otorgarle. Aquella era su primera clase privada, así que sus padres le habían comprado todos los materiales necesarios, lo cual fue bastante costoso, pero al parecer no le había gustado en lo absoluto. Había odiado que la sensei le contara que tenía estudiantes muy buenos. Veruca odiaba que hubiera personas mejores que ella.

También después de que Mike Teave encontró el siguiente boleto dorado, Veruca había ganado una fascinación por los juegos de video, así que padre llegó con una nueva consola para ella, la cual hizo a un lado después de diez minutos de usarla, porque no le gustaba que los personajes del videojuego le ganaran.

X

El día de viajar había llegado, así que ella se levantó de madrugada, se duchó y tomó sus pertenencias. Cuando por fin estuvo lista, salió de la mansión y se dirigió hasta un pequeño helipuerto que tenía en su patio trasero. Padre había comprado unos días antes un helicóptero para poder ir hasta la Fabrica de Willy Wonka y estaba ansioso por usarlo por primera vez. Su padre sabía volar, aunque con mucha turbulencia.

Emma estaba preocupada por el viaje, pues sería algo largo, así que cuando subió al helicóptero se abrochó el cinturón con fuerza y se acomodó bien en su asiento para ir sin molestias. En su pequeño bolso cargaba el boleto, así que en ese instante se percató que no siquiera lo había leído antes.

Te saludo a ti, el afortunado ganador del boleto dorado de Willy Wonka. Te saludaré con un apretón de manos por que te invito a venir a mi fábrica y serás mi huésped por todo un día.
Yo, Willy Wonka, te guiaré  por la fábrica personalmente y te enseñaré todo lo que hay en ella. Y después cuando sea hora de irte, varios camiones de la fábrica te acompañarán a casa, todos repletos de chocolate que no podrás cometerlo.

Recuerda, uno de los seis afortunados recibirá un premio especial más allá de su imaginación. Ahora, estás son las instrucciones: el primero de febrero te espero en la fabrica a las diez de la mañana y se puntual. Un miembro de tu familia podrá acompañarte si quieres.
Hasta entonces...

Willy Wonka

Emma Salt ⟨••Willy Wonka••⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora