Capitulo 21

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Wilbur se apresuró y dejó entrar a sus pacientes. En ese momento tenía tiempo libre y sabía que Emma podía esperar unos minutos en lo que hacia una pequeña revisión, ya que al no tener una cita no podía hacer nada más que un chequeo.

Emma estaba bastante entretenida. Amaba los libros, así que se adentró en el libro que había tomado. Hasta el libro más aburrido era interesante para ella. Intentó prestar más atención en la lectura, pero aún así podía escuchar lo que decían en el consultorio.

—Abra —escuchó a Wilbur— Ahora hay que revisar el daño, ¿De acuerdo?.

Emma levantó la mirada del libro con curiosidad. En la pared habían cientos de recortes de periódico, enmarcados y acomodados por fechas. Todos llevaban el nombre de Willy Wonka. Entonces eran familia. Los marcos en las paredes salían de la habitación, así que con curiosidad comenzó a seguirlos.

En otra de las habitaciones se encontró con varios escritorios. En uno había un retrato de un joven con varios aparatos de ortodoncia. Aún así era bastante apuesto, a pesar de que se veía triste. Lo analizó por varios segundos, hasta que cayó en cuenta que era Willy Wonka de niño. Escuchó a alguien acercándose, así que levantó la mirada, lista para disculparse con Wilbur por entrometida.

—Hola, Emma —Charlie estaba frente a ella, dándole una enorme sonrisa.

—¿Charlie? —dijo ella con emoción a la vez que el niño la abrazaba— ¿Que haces aquí?

—¡Por Dios! No había visto molares así desde... —escucharon a Wilbur decir en voz alta.

Ambos chicos miraron al frente para ver lo que sucedía. Emma no alcanzaba a distinguir de quien se trataba, ya que el dentista tapaba por completo la visión de la chica.

—¿Willy? —le escuchó preguntar al dentista.

—Hola... —Esa voz.

Emma sintió sus piernas flaquear. Una inmensa felicidad y nervios la atacaron por completé. Quería acercarse más para mirarlo, pero sabía que padre e hijo estaban teniendo un reencuentro. No quería interrumpirlos.

—Todos estos años y no usaste hilo dental —bromeó cortamente Wilbur.

—Ni un solo día —Willy negó con la cabeza siguiéndole la pequeña broma.

Ambos lentamente estiraron sus brazos y se unieron en un corto abrazo. Aunque no era tan efusivo, demostraba lo mucho que se habían extrañado. Willy se veía un poco ante el contacto físico, pero aún así parecía estarlo disfrutando. Después de unos segundos, ambos se separaron. Wilbur sonrió castamente.

—Estoy tan orgulloso de ti, hijo mío —le dijo con lágrimas de felicidad en los ojos.

—¿De verdad? —preguntó Willy cortamente sin poder creerlo.

—¿Porque te mentiría?...

Emma no sabía la historia de la vida de Willy, pero el asombro y felicidad que tenia en el rostro dejaba a relucir que siempre había querido que su padre estuviera orgulloso de él.
Ambos se dieron un último abrazo. Después de unos minutos en silencio, Willy levantó la mirada, chocando contra la de Emma. Fue un poco extraño de ver como el hombre soltaba un chillido de emoción cuando la vió frente a él.

—¿Emma, realmente eres tú? —preguntó el hombre con ilusión mientras se acercaba lentamente hasta ella.

De inmediato tuvo una sensación maravillosa en su estómago, en especial cuando el hombre levantó la mano y le tocó la mejilla suavemente con su frío guante. Emma solo pudo sonreír con timidez al mismo tiempo que Willy la atraía hacia su cuerpo, envolviendola en un cálido pero fugaz abrazo. Aquello fue una sorpresa para los presentes, ya que el chocolatero solía repeler el contacto físico.

Emma Salt ⟨••Willy Wonka••⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora