Semana 10

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POV ANASTASIA

-Grace, ¿Te puedo hacer una pregunta?- digo mientras la muestro una de las actividades para mis niños. Cristian está durmiendo en la habitación, ya que, aunque las pastillas le han ayudado, no ha podido dejar de vomitar.

-sí, dime. Estas actividades son muy entretenidas. Son fáciles y con los dibujos son muy llamativas para los niños. Sabes cómo llamar la atención de los niños y es algo que no todos tienen en este momento- dice y me hace sonreír.

-bueno, tú me has contado que todos los hombres Grey sienten los síntomas del embarazo cuando sus mujeres lo están, ¿No?- ella me mira y me entrega la hojas que le había entregado antes.

-si. Es un mal de todos los hombres de mi familia. Creo que viene de mi bis bis abuelo. Somos las mujeres que les damos a los hombres nuestros malestares al momento de la concepción. Es en cosa de días, empiezan suave, un mareo por aquí u un mareo por allá, hasta que las mujeres cumplen 5 semanas. En ese momento, es cuando los hombres realmente sufren- dice y muerdo mis labios. Dios, perdóname por pensar de esta manera pero, si es cierto lo que estoy pensando, abría un argumento para sacar a Leila para siempre de nuestras vidas.

-cuando Leila estaba embarazada, ¿Cristian sintió estos síntomas?- ella me mira fijamente y luego se queda callada por varios minutos. Cuando se frunce el ceño y se levanta de la mesa bruscamente.

-ese demonio...- dice y sale de la sala. Me levanto y camino detrás de ella.

-Grace, ¿Qué ocurre? ¿Qué está pasando?- digo cuando llego a su lado. Estamos en el patio trasero de la casa y sus manos están temblando con furia.

-¿Cómo no me pude dar cuenta de eso? Esa mujer le ha hecho tanto daño a mi familia y mi hijo no se lo merecía. Él no es culpable. Oh, Dios mío. ¿Cómo no caí en cuenta de esos detalles?- dice y no comprendo lo que quiere decir.

-Grace me estas preocupando. ¿Qué fue lo que paso?- en un ataque de rabia, comienza a romper unas flores que están a un lado de la casa. Las arranca con furia mientras habla entre dientes y llorando al mismo tiempo. Es una descarga sin límites y cuando ya no da más, termina de rodillas llorando como nunca y me da miedo que algo le pueda pasar-

-gracias a Dios que te tiene a ti ahora, mi niña- es lo único que logro entender.

-Grace, por favor, ¿Qué está pasando?- digo ganándome a su lado. Ella muerde sus labios para intentar contener sus emociones a raya pero, no puedo. Esta como un tornado, destruyendo todo a su paso.

-estábamos todos tan cerrados en el tema, que nadie pensó en muchas cosas. No importa la mujer que quede embarazada, el hombre de nuestra familia sufrirá las consecuencia. Se ha visto de generación en generación. Si Leila hubiera estado embarazada de mi hijo, el estaría como ahora. Con todos los síntomas pero, jamás tuvo un solo mareo. Y si eso es cierto, significa que ese hijo no es de él- dice y cierro los ojos. Es lo que me temía.

-Grace...- ¿Qué se le puede decir a una mujer que está dándose cuenta que una mujer puede hacer cualquier cosa para destruirlo? Con cuidado le limpio las lágrimas que están corriendo por sus mejillas rápida y furiosamente.

-esta mujer ha destruido a mi familia con sus mentiras y sus acciones. Ha hecho que mi hijo haya quedado ante el mundo, como un asesino y un hombre sin corazón. Estuvo tan asilado en su mundo de dolor, que en algún momento pensé que lo perdía y que jamás podría haber hablado con él como lo hace ahora. Esa mujer no le importo dejar a mi hijo mal y con su corazón roto. El asumía que esa bebé era suya y por ende, cuando ella la mato, mato parte de su corazón también- dice enojada. Se levanta y comienza a caminar de un lado para otro.

60 SemanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora