Semana 25

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POV ANASTASIA

Estoy en la hora de descanso en la sala de profesores. Estoy revisando una prueba de matemáticas que les hice a los más pequeños y la verdad, no me puedo concentrar. Mis pensamientos van dirigidos a una sola persona y a una situación que ocurrió la semana pasada. Al pensarlo, el calor vuelve a subir por mis mejillas.

Como lo había previsto, fuimos a una de las tiendas más caras de la cuidad que se especializaba en ropa para mujeres embarazadas. Pensé que lo que iba a encontrar era ropa estilo los cuarenta, donde las mujeres literalmente se envejecían colocándose ropa que no le correspondía a su cuerpo pero, no. Había estantes llenos de ropas, de todos los colores y de todos los tipos de tela. Casi sufrí un mini infarto cuando llegamos a la parte de la ropa interior.

-tu no deberías estar aquí- le dije a Cristian. Él estaba sonriendo mientras estaba sentando en el gran cambiador que me nos habían pasado. Si me da un poco de vergüenza aun, estar desnuda delante de su presencia, más vergüenza tenía en hacerlo en un lugar que no fuera la casa. El embarazo me estaba volviendo loca. Bueno, de echo me esta volviendo loca y creo que a él también.

-si lo debería. Estoy pagando para que vistan a mi mujer y me gustaría ver lo que quieres llevar. Además, si hablamos del montón que está en ese esquina- señalo la gran cantidad de ropa interior, delicadamente doblada sobre la mesa –soy el único que lo va a ver, claro, a excepción de cuando nos toca algún control con el médico para ver como va nuestro bebé- dice y mis mejillas se tornaron de color rojo.

-si a ti te chica que no tengas como refutar mis argumentos, a mí me pasa lo mismo. Además no es justo que saques a relucir el avance del embarazo. Me da miedo lo que pueda ocurrir cuando llegue a unos meses más. Si ahora, mi vientre esta hinchado, cuando llegue a las últimas semanas seré enorme- dije haciéndolo reír. Él se levantó de la silla y se ganó a mi lado mientras, mi cuerpo tiemblo ante su cercanía.

-no serás enorme. Solo serás una mujer guapa, sexy como el infierno, que está llevando un hijo en su vientre. No sé cuál es el problema que una mujer gane unas cuantas libras mientras está en estado. A veces los antojos, la gran cantidad de sueño que corre por sus venas, hacen que suban un poco. Pero eso no debería ser algo malo. Solo están haciendo algo hermoso, que es dar vida- dijo y me dieron ganas de llorar. ¿Por qué tiene que ser tan romántico en momentos como esos?

-me vas a hacer llorar- dije y él se tensó.

-lo que menos quiero es que llores. Solo te estoy diciendo las cosas como son. Ustedes son las únicas que pueden dar vida. Y aunque suene raro, me siento un poco celoso de eso. Nosotros somos la mitad faltante para que algo comience a crecer pero, no podemos guardarlo. Todo el hombre está diseñado para expulsar y eliminar. En cambio la mujer, guarda todo. Y creo que eso algo especial que le dieron- dijo y me causo mucha duda.

-¿A qué te refieres con que nosotras guardamos?- pregunte y Cristian aprovecho de besarme. Su barba estaba comenzando a salir y cuando termino, me acaricio con ella provocando que me diera un ataque de risa.

-a eso. Mira, los hombres tenemos los órganos reproductores fuera del cuerpo, en cambio ustedes los tienen adentro. Nuestros espermatozoides necesitan ser expulsado para ser considerados fértiles y ustedes para que queden embarazadas deber permitir el ingresos de esos espermatozoides en su cuerpo. Usted guardan, nosotros expulsamos. Es así de sencillo- dijo. Sin decir nada más, se ganó detrás de mí, mirando hacia el espejo. Comenzó a desabrochar mi chaleco y me tense.

-¿Qué es lo que estás haciendo? No puedes desnudarme y jugar conmigo en este lugar- dije un poco nervios. ¿De verdad vamos a tener sexo aquí? Aunque me da un poco de pánico, la idea me gusta y mucho.

60 SemanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora