Capitulo 22

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POV CRISTIAN

-pero, es que quiero uno. ¿Es muy difícil conseguir uno?- me pregunta Ana, mirándome con esos hermosos ojos azules desde la puerta del baño.

-no es que sea difícil, es que no creo que sea seguro para ti y para el pequeño- digo y ella frunce el ceño.

-no creo que haya problema con algo como eso. Solo hay que tenerlo bien limpio y ocuparlo para lo que se compró- dice y la miro seriamente. Estoy tentado en comprarle lo que quiere pero, no quiero que le haga daño. Creo que tendré que hablar con su médico.

-no lo sé. Tendré que hablar con tu médico para saber si es bueno o no para tu salud. No quiero hacerte daño. Además, ¿Por qué llego eso a tu cabeza? Desde que estamos juntos nunca has reclamado por el sexo, ¿Qué te hizo querer más?- pregunto. Ana se muerde su labio inferior y suspira.

-¡Qué vergüenza! ¡No puedes hablar con mi médico de esos temas! Y... el tema surgió porque mis alumnos de 14 y 15 años me pidieron que le hiciera una clase de sexualidad, ya que según ellos, el profesor que tienen, no contestan sus dudas. Me tienen confianza y con sus preguntas, me hicieron pensar en mis propias dudas y fue cuando me di cuenta que me gustaría probar algo más en el sexo que tenemos- gruño cuando escucho su respuesta.

-¿Qué mierda te preguntan esos niños de sexualidad? Además, no me gusta que te tengan tanta confianza. Aunque haya una cierta diferencia de edad entre tus alumnos y tú, aun puede seguir una relación. 10 años de diferencia no es nada cuando se trata de amor- digo y ella me mira con la boca abierta.

-¿Estás celoso de mis alumnos? Cristian, yo a esos niños los quiero mucho pero, jamás los he mirado con otros ojos. Son niños que han sido rechazados por su propia familia y han estado solos. Si puedo ayudarlos en el tema de la sexualidad, lo hare. No quiero que por culpa de una mala decisión, o porque no saben, terminen siendo padres tan jóvenes. No es que sea malo, es solo que tendrán una responsabilidad adicional que ya tienen. Es solo ayuda- dice Ana. Ella esta con la puerta abierta del baño y está en ropa interior en su fascinante hora de hidratación.

-no estoy celoso. Es solo que no me gusta que estés tan cerca de esos jóvenes hormonales. Aun el embarazo no se te nota tanto como quisiera- digo. En realidad no le estoy poniendo mucha atención a lo que estoy diciendo porque estoy viendo como comienza a aplicar la crema hidratante en sus piernas. Jesús, esas piernas me van a terminar matando. Estoy tan acostumbrado a tenerlas rodeando mi cintura que verlas así, me está provocando en tenerlas de nuevo.

-debes de confiar en mí. Además, mi embarazo si se nota. Es solo que estoy usando ropa cómoda para no apretarlo contra ella. Además es molesto porque no voy a hacer más pequeña, sino que mi abdomen seguirá creciendo y desde ahora en adelante a un ritmo más grande. Además, no me has respondido a mi petición- dice y suspiro.

-no pienso comprar esos juguetes. Conmigo te basta y te sobra- digo de mal humor. Escucho que se ríe desde el baño y desaparece de mi visión. ¿Qué mierda le pasa a esta mujer? ¿Desde cuándo quiere meter juguetes sexuales en esta relación? ¿Sera que no estoy haciendo las cosas bien? ¿Sera que sus hormonas están haciendo estragos en nuestra relación?

-no es necesario porque compre uno- dice volviendo a la habitación. Frunzo el ceño cuando veo el maldito consolador de color azul pálido en sus manos.

-estás loca. No utilizare algo como eso contigo. No sin antes hablar con tu médico. Me niego hacer algo que te pueda hacer daño y aunque he tenido muchas relaciones sexuales con muchas mujeres, no necesitaba de ningún juguete para aumentar el placer- digo y veo que Ana frunce el ceño.

-no tienes que seguir sacando el tema de tus relaciones sexuales anteriores. No me interesa y me carga que lo hagas. Es como si dijeras que siempre van a existir esos fantasmas en nuestra relación. Eso hace que todo lo que pudiera sentir en este momento por ti, se vaya a la punta del cerro- dice. Deja el juguete en la cama y vuelve al baño pero, con la diferencia que esta vez cierra la puerta. Genial. Otra vez cometí un error.

60 SemanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora