Semana 11

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POV CRISTIAN

-Cristian, dame más- escucho que me pide Ana. No estoy muy feliz de compartir lo que estoy comiendo pero, no puedo cuando me mira con esos hermosos ojos azules acompañados de un puchero.

-solo porque estas esperando a mi hijo te voy a dar un poco. Está tan rico que quiero comer más pero, tengo miedo que pueda vomitar- digo y ella suspira.

-me siento mal por eso. Lo estás pasando mal y no me gusta verte así- dice y se levanta de la mesa. Me muevo levemente para que se gane entre mis piernas pero, decide sentarse en ellas. Me gusta tenerla cerca y su olor hace que mis malestares disminuyan un poco.

-es normal- digo pero, debo de confesar que tengo dudas. Mi madre jura y perjura que todos los hombres de esta familia, cuando van a convertirse en padres, tienen estos malestares. Lo malo es que no me acuerdo de haber tenido estas cosas cuando estaba con vida Hope. Pero, en realidad, tengo mi mente tan bloqueado que no quiero pensar en ese tema. Solo quiero seguir adelante y ver a mi hijo lo antes posible. Solo llevamos 13 semanas y aun nos faltan 27. Está espera es muy larga.

-¿Qué paso? ¿Por qué pusiste esa cara?- dice Ana. Veo que me roba un pequeño trozo de la tarta y se ríe cuando se da cuenta que la he visto.

-nada. Me acorde que tengo que terminar algo de la empresa pero, estoy tan cómodo que no quiero moverme. Aunque tengo la sensación que te cambiaste de lado, solamente para robar de mi tarta- digo y ella me besa. Últimamente ha estado usando brillos con sabor y me encanta.

-Cristian, dijiste que este fin de semana no ibas a hablar de la empresa. Te comportas peor que los niños que tengo en la escuela siendo que ellos tienen una excusa valida. ¿Quieres que sea la mujer gritona, que le gusta pelear y someter a su hombre para que cumpla con sus promesas? créeme Cristian, que puedo ser eso y más- dice y hago un puchero.

-no seas tan cruel conmigo mujer. Solo soy un simple hombre que tiene hambre y muchas ganas de tener sexo con su mujer y ella me está diciendo que no a todo- digo. Levanto mi pelvis para demostrarle lo listo que estoy y ella me saca la lengua.

-tendrás que esperar. Invitaste a tu hermano junto con su pareja a almorzar. Además te di una buena mantención en la mañana, así que no comiences con eso. Puede que en la noche te de algo de lo que te guste, acompañado con salsa de chocolate- dice y cierro los ojos. Me he dado cuenta que ha aprendido a responder mis provocaciones. Eso sí que me gusta.

-¿Cómo están las gemelas?- pregunta y ella me fulmina con la mirada.

-adoloridas, sensibles y creciendo. No creo que en unos cuantos meses más, pueda encontrar algún sostén que pueda con ellas- dice mirando sus pechos. Desde hace una semana que estoy jugando con ellos. Me parece fascinante lo que está haciendo el embarazo con ellos y más, cuando chupo sus pezones. El sexo y los orgasmos que tenemos son aterradoramente placenteros.

-¿Qué vas a cocinar para el almuerzo?- digo y ella se levanta de mis piernas y en el camino roba otro trozo de tarta. Maldición, si sigue así, no me quedara nada. Rápidamente tomo lo que queda y me lo como en dos mordiscos. Ana me mira con una ceja levantada pero, no dice nada.

-les voy a preparar un mariscal en disco. Sé que es una tentación para beber vino pero, lo bueno es que no me gusta el vino. Voy a preparar te para mí y así alguien más lo quiere. Creo que a tu hermano y a ti le puede gustar, aunque no sé si a la pareja de Elliot le guste- dice un poco nerviosa.

-cocina lo que quieras. Mi hermano no tiene problemas en comer lo que sea. ¿Dónde vas a cocinar? No he visto que tengas nada preparado en la cocina- pregunto y ella se ríe.

-hable con uno de los trabajadores de Grace y les pedí que llevaran el disco hasta la terraza. Me dijiste que no querías que me expusiera a que algún helicóptero nos garbara y estaré bajo techo todo el día. Tiene incluso una hamaca donde puedo descansar. La cocinera esta comprando los ingredientes y está muy emocionada. Dijo que después de nuestra desaparición, nadie hacia nada en esta casa. Creo que era por miedo o pena y ahora que estamos haciendo esto, todos están emocionados- dice y me entrega otro trozo de tarta. Ahora soy yo quien levanto una ceja. Mueve sus hombros como restándole importancia, se acerca para besarme y luego sale de la cocina.

60 SemanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora