Los cubiertos chocaban contra los platos y las risas de mis tías se metían en lo más profundo de mi cabeza, yo fingía reír por sus chistes y todos parecíamos felices hasta que la tía Irene decidió hablar... Ay, tía Irene.
-¿Ya les había contado que Lesly es la estudiante más destacada de su escuela? -Claro, todo mejora. Ahora todas van a alardear los éxitos de sus hijos.
-Tía, lo dijiste cinco veces por el grupo familiar. -Carol habló para luego tomar un trago de agua. Esto se va a poner bueno, mis tías y Carol no se llevan bien porque ella no sabe disimular ni callar lo que piensa.
-¿Te molesta qué Lesly sea una joven inteligente y no sea como tú?
-Claro, si fumar yerba y comprar los trabajos es inteligente, entonces Lesly tiene honores.
- Lo dice la chica de la sobredosis. -Agregó la tía Mara en voz baja.
-¿Saben qué? No me interesa compartir con ustedes, brujas.
-No deberías estar aquí, no eres de la familia.
Esto es muy incómodo, de un momento a otro todo se volvió un caos donde los gritos y ofensas reinaban. Y tuve una idea.
-Mamá, iré a casa de Cassandra. Mañana tengo examen.
-Puedes ir, pero tienes una hora y media.
-Bien.
Cuando caminaba por el pasillo para ir a mí habitación escuché a Carol hablar por teléfono y entonces me detuve a escuchar.
-Todo esto es una mierda, Damien.
Su voz se escuchaba ahogada como si estuviera llorando.
-Trataré de calmarme, pero solo si te veo hoy. ¿Dónde nos veremos?
-¿Qué, cómo qué no puedes?
-No, no Damien no quiero discutir, olvídalo.
Escuché como sus pasos se acercaban a la puerta y entré rápidamente a mí habitación, pero preguntándome de qué le estaba hablando a Carol. Salí de mi pensamiento y tomé mi celular que sonaba en mi mochila. Era un mensaje de Damien pidiéndome que nos viéramos en su casa.
No dudé en ya que le había cancelado a Carol solo por mí. Toqué el timbre dos veces y después la puerta se abrió para dejarme ver a Damien totalmente serio, el clima se puso tenso, yo estaba totalmente extrañada, pero pensé que el debía tener una actitud sobria por si alguien me veía entrar a tu casa.
Me acerqué para besarlo, pero el movió su cara hacia otro lado, yo apreté los labios y retrocedí en pasos cortos y lentos.
-¿Sucede algo, Damien? - Pregunté cruzada de brazos. Él no me contestó y siguió caminando hacia la cocina.
Caminé tras él y lo abracé por la espalda. -¡Damián!- Dije, pero él siguió igual.
-¿Ok,Damien. Esto es por lo de esta mañana? La verdad es que no es porque seas el novio de Carolina, sino que no lo sé, simplemente no puedo. Es más ni sé para qué me llamaste.
Acomodé mi bolso en mi hombro y me di la vuelta, sintiendo los ojos arder por las lágrimas.
Estaba a punto de salir cuando sentí sus frías manos rodear mi cintura, automáticamente se me escapó una sonrisa. Me di la vuelta y estaba contra la pared, su tibio aliento tocaba mi cuello, sus manos tocaban partes que no debía, pero que tampoco quería de dejara, apreté sus hombros con mis manos, me levantó y rodeé su cintura con mis piernas. Así me llevó hasta su habitación y me dejó caer sobre su cama.
Tengo algo para tí, Ela. -Abrió el armario y me dejó ver un corto vestido negro con una malla del mismo color.
-¿Es serio, Damien, cómo sabes si me gustará vestir así?
-Hay muchas cosas que no sé de ti, pero estoy seguro de que no te gusta vestir como te vistes.
Es cierto, yo no soy yo y con Damien lo he descubierto.
-Póntelo.
-Sí, pero no quiero que me veas.
-No quieres que vea lo que ya he tocado.
-Que atrevido. -Dejé que bajara el cierre de mi vestido.
Tienes tres lunes verticales en la espalda. ¿Ropa interior naranja? Primera vez que veo esto.
-Me parece que haz visto mucha ropa interior ajena..
-Sí, lo he hecho, no te lo voy a negar. ¿Y tú, te has enamorado de otros novios de tu hermana?
-Pues... No. Tú eres el primero en toda mi vida.
-Te has perdido de mucho por estar en tu papel de hija perfecta.
-Lo sé.
Terminé de acomodar las mallas y me miré al espejo, parecía tan diferente a mí otra yo y eso me encantaba.
-Damián, mi amor. -Se escuchó la voz de Carol en la sala y ambos nos miramos sorprendidos, recogí mi vestido y entré al armario. Justo cuando ella entraba a la habitación Damien cerró la puerta.
- Te llamé varias veces, pero no contestabas.
-No lo escuché.
El armario estaba oscuro y olía a Damien, podría quedarme aquí por un buen rato. Me agaché y me senté en el frío suelo para escuchar mejor la conversación.
Escuchaba sus pasos por toda la habitación como si buscara algo. Después todo fue silencio hasta que dijo:
-¿Damien, de quién son éstos zapatos?
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Mi Otra Yo
Teen FictionConmigo se confirma el dicho de "Las apariencias engañan" pues soy una chica tranquila hasta que la puerta de mi habitación se cierra.