Justo a las 7:20 Emir estaba en mi puerta, mi mamá últimamente ni se preguntaba a donde iba, todo el centro de atención era la bruja de Carol.
—Te ves muy bien, Gaby. — Emir tomó mi mano, la alzó y me hizo dar una vuelta.
—Gracias, Emir. Tú te ves mejor.— Ambos llevábamos ropa playera con colores similares, es como si estuviéramos conectados mentalmente.
Mamá no estaba en casa, últimamente no está mucho en casa, le dejé una nota sobre la mesa y nos fuimos.
—¿Emir, crees que le agrade?— Pregunté tratando de ser ese tipo de amiga que no soy, si no me cae bien simplemente pasaré de ella, obviamente yo tengo más relevancia.
—Gabriela, ya que estamos a dos kilómetros de tu casa debo decirte algo.
—¿Ahora qué?
—En realidad no te voy a presentar a nadie, fue una excusa para salir contigo porque últimamente me evitas mucho.
—¿En serio, me engañaste solo para esto? Porqué me mientes de esa manera. — Abrí la puerta el auto— Me voy a lanzar si no te detienes.
—¡¿Qué, estás loca?! — Me miraba de reojo mientras conducía y decidí cerrarla ya que en realidad era un riesgo que hiciera eso en la carretera con tantos vehículos a gran velocidad.
Nos salimos de la carretera y detuvo el auto.
—¿Qué me vas a decir ahora? ¿Qué me vas a secuestrar? ¿Por qué nos estuvimos? ¿Me vas a dejar aquí?
Calló mis preguntas con sus labios, estuve molesta por un segundo porque no pidió permiso, pero yo no pude evitar seguirle la corriente, cuando empecé a acariciar su cabello y la intensidad de nuestros besos aumentaron, sabía esto podía terminar en medio de la oscuridad y los dos solos.
Empezó a acariciar mi cuello con pequeños besos y sus manos hacían que mi respiración cambiara, ya lo había pensado antes y me lo había prometido que no volvería a estar en esta situación con Emir, pero ahora no me puedo detener.
Ambos empezamos a desprender la ropa que nos estorbaba, mientras se escuchaba de fondo nuestros besos y los autos de la carretera. Ya no me quedaba ni un botón por quitar y a él no le restaba nada que desabrochar.
Entre besos dijo— Creo que debimos pasarnos al asiento de atrás antes de quitarnos la ropa.
Con mi voz de extasiada contesté. — No lo creo, aquí tenemos espacio de sobra.
Él ya empezaba a tocar donde no debía y confirmaba que mis ganas eran totalmente reales. Yo por otro lado sentía que no podía más, de vez en cuando se me escapaban pequeños lamentos de placer.
Deslizó su haciendo hacia detrás, obviamente me invitaba a estar sobre él y yo acepté con protección de por medio, no quería otro susto como el que pasé.
Al sentir como se introducía resbalándose en mí no pude evitar gritar. Puse mis brazos sobre sus hombros y me aferré a él como nunca.
De repente toda esa lujuria se convirtió en temor cuando vimos a alguien tocar el vidrio y alumbra con una linterna, a través del cristal trasero vi las luces parpadeantes.
Me senté en el asiento del copiloto y me tapé como pude con la camisa de Emir. Y el cubrió su miembro con mi ropa.Al bajar el vidrio la cara del policía no era para nada de sorpresa.
—Buenas noches, oficial... Smith — Dijo Emir con un poco de vergüenza.
El oficial se quedó observando unos segundos que parecieron horas para mí, era tan incómodo el silencio que decidí mirar por la ventana para evitar ver su mirada jugadora con ojeras marcadas.
—¿Sabían que están infringiendo la ley?
—¿Sí? — Contestó Emir temiendo por respuesta del policía.
—¿Saben a cuantas personas encuentro a diario en esa situación?
—No. — Las monosílabas de Emir me desesperaban.
—Oficial, él sabía que todo esto era ilegal y yo lo convencí, creí que no nos encontrarían. ¿Qué haremos ahora?
—Debería llevarlos a la estación de policía para que les apliquen la sanción correspondiente, pero, mejor los dejaré irse. Sólo no lo vuelvan a hacer, no sean ingenuos busquen un lugar donde haya más autos y que no sea tan solitario, es sospechoso el hecho de que estén aquí.
—Muchísimas gracias, oficial.
—Sí, claro. Si les preguntan solo estaban descansando porque llevan muchas horas conduciendo.— Se dio la vuelta y se fue.
Pudimos respirar y ambos nos reímos. Nos vestimos y decidimos volver a casa.
—¿Cómo se nos ocurre?— Pregunté recordando el tenso momento.
—Creo que de no ser porque el policía no nos delató, estaríamos en la estación haciéndole una incómoda llamada a nuestros padres.
—No me imagino el lío en el que estaría.
— A pesar de todo sé que te gustó. — Volteó a mirarme por un segundo mientas conducía
—A ti también.
—Siendo sincera, sí.
—¿Lo podemos repetir?

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Mi Otra Yo
Teen FictionConmigo se confirma el dicho de "Las apariencias engañan" pues soy una chica tranquila hasta que la puerta de mi habitación se cierra.