Consecuencias.

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Las vacaciones van mejorando, anoche me divertí con Emir y esta tarde con Adán. No podría ser mejor. Me invitó a un tranquilo paseo en bicicleta. Hacía años que no tocaba una, pero creo que recuerdo como manejarla.

Fuimos a las afueras de la ciudad, podíamos ver las montañas y la gran vegetación., habían caminos de ladrillo y algunos lugares parecían ruinas, campistas arreglando sus tiendas, y al final se podía ver el anaranjado sol del atardecer.

Creo que me quedé pasmada observando mi alrededor, porque no escuché las preguntas o lo que me decía Adán, hasta que tocó mi hombro.

-¿Es muy bonito?

-Lo es.

-Bien, iremos a ver más allá.- Dijo entregándome una bicicleta roja y un casco, tuve algunos problemas técnicos con mi cabello y el casco, pero al final se logró, pude ponerme el casco correctamente.

Miré la bicicleta y ella me vio a mí, en realidad no, pero sentía como si lo hiciera.
Me pregúnto... ¿Se utilizar esta cosa?
En tanto Adán ya estaba sobre la suya haciendo acrobacias.

-Grabiela, si no puedes te llevaré en la parte de atrás de la mía.

No sé cómo pudo atreverse a decir que no puedo, claro que puedo, es una tonta bicicleta, no es escalar un edificio por fuera. Sin pensarlo dos veces me subí y sentía que me caía de lado hasta que empecé a pedalear, me estaba saliendo muy bien, de hecho, alcancé a Adán, era divertido, la brisa empujaba mis cabellos y yo reía, hicimos una carrera y gané.

Me lo tomé demasiado en serio y quería seguir ganándole a Adán, iba muy rápido, tan rápido que sólo en el último momento me di cuenta de que ma calle se volvió inclinada, muy inclinada, empecé a gritar histérica, quería parar y recordé eso, era mí único problema. ¿Cómo puedo parar? Escuché a Adán, pero no lo entendía. Frené de repente y la parte de detrás se levantó, estaba en el aire y después todo era oscuro.

Con mis ojos cerrados captaba lo anaranjado que me decía que había luz a mi alrededor, mis párpados se sentían pesados, intenté abrir los ojos dos veces, pero no los mantenía abiertos, con ellos entrecerrados miré a mí izquierda o derecha. Estaba empañado, solo alcanzaba a distinguir una pared blanca, y una cortina verde a través de la cuál entraba la luz del sol y los dejé cerrase de nuevo.

-Gabriela... Gabriela. Lamento todo esto, es mi culpa.

Una voz masculina un poco ahogada hizo que de nuevo abriera los ojos, esta vez no me sentía tan cansada y los pude abrir por completo, no veía borroso, pero no reconocía el lugar en el que estaba. Adán a mi lado sostenía mi mano mientras que una lágrima recorría su mejilla derecha.

Estaba en el hospital, con razón el olor a medicina y la intravenosa en mi brazo derecho.- ¿Qué hago aquí? -Pregunté, la resequequedad en mi garganta hizo que llevara mi mano hasta allí

-Tuviste un accidente, te caíste de la bicicleta.

-Verdad, ya lo recuerdo. Mi mamá me matará.
¿Estoy grave?

-Aún estoy esperando que dirá el doctor, pero no,creo que estés mal, de hecho... Te ves muy bien para la caída que tuviste.

-No entiedo lo que me dices. ¿Cuándo me podré ir?

-Tampoco lo sé.- Sentía que mi cabeza pesaba una tonelada, tenía un punzante dolor de cabeza y un terrible deseo de vomitar.

Escuché unos pasos y de un pasillo salió una señora mayor con un brillante cabello rojo y ojos azules que la hacían ver pacífica, no lo sé tal vez esté muy drogada para hablar o pensar claramente.

-Soy la doctora Milán, ¿cómo te sientes, Gabriela?

- No estoy mal, pero tampoco excelente. ¿Cuándo me iré de aquí?

- Gabriela sufriste una lesión en la cabeza, algunos golpes, te hicimos análisis y afortunadamente no es grave, pero podrás irte mañana. Estaré evaluando que tan bien actuan los medicamentos y aún espero los resultados de otras pruebas.

-Solo es mi cabeza, ¿por qué tantos exámenes?

- Sé que es confuso y te daré las respuestas dentro de un par de horas. Por cierto, tu madre viene en camino.

-Otro dolor de cabeza. - la doctora sonrió y salió del cuarto.

-¿Crees que tu madre me asesine por ser responsable de esto?

-No eres responsable, yo soy la estúpida que no sabe montar bici.

-No eres estúpida, solo no sabes.

- Y no quedé con ganas de aprender.

Entonces tomó mi mano y la besó. -Te ves hermosa a pesar de todo.

-No me hagas reír que me duele la cabeza.

Justo en ese momento llegó mi madre, miró a Adán extrañada, pero no dijo nada y al verme noté un poco de panico en sus ojos

-¿Qué te pasó, cómo te sientes? -Su voz era aguda y nerviosa.

-Mamá, no tengo nada, es solo mi cabeza y algunos golpes leves, no entres en pánico.

Me voy a calmar, pero cuéntame como pasó.

Me tomó menos de un minuto contarle todo.

-¿Quién es éste joven y por qué yo no sabía de su existencia? -Preguntó refiriéndose a Adán.

-Él es Adán, es mi amigo y no sabías porque estás ocupada encargándote de tu hija.

-¿Tienes una hermana? - Preguntó Adán y negué de inmediato, no quiero que me vincule con esa persona.

-No, es más bien un tipo de hermanastra perra como en los cuentos, hasta se robó a mi madre y soy una extraña en mi casa. -Dirigí mi vista a mamá para luego decirle. - Tu matrimonio, tu nueva familia puede más que nuestra relación.

Ella sabía que mis palabras eran reales y sólo se mantuvo pensando, no tenía una respuesta y era claro el porqué. ¿Cómo podría defenderse de la verdad? El silencio que invadía la habitación de vio interrumpido por los pasos de la doctora.

-Joven, creo que deberías ir a tu casa, ya estoy aquí, yo me haré cargo y gracias por todo.

Adán me miró esperando una respuesta de mi parte, estoy segura de que se quedaría si yo lo pidiera, pero tampoco creo que sea justo, debe estar cansado y a parte tiene una vida con cosas que hacer.

-Adán, estoy bien, te agradezco inmensamente por todo, te llamaré cuando llegue a casa.

-Eso espero. - Tomó su mochila y se fue.

Luego se ver toda la escena la doctora decidió hablar.

-Tengo noticias.

-¿Buenas o malas?  Siempre quise decir eso.- Ambas miramos a mi mamá. - Continúe doctora.

-La mala primero.- ¿por qué estoy nerviosa?, pensé.

-Creo que la mayor parte del verano estarás en casa porque estarás en reposo.

-¿Por qué, hay algo malo en ella? - preguntó mamá.

- Está embarazada.

Mi Otra YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora