Siempre he sido muy conocedora con lo referente a temas sexuales. Debí ser más inteligente y haberme hecho una prueba de sangre. Lo que me pasó fue realmente trágicocuando creí que era el desgraciado periodo en realidad sólo era un sangrado y ya.
"Tienes cuatro semanas de embarazo."
Esa oración se mantuvo flotando en mi mente, es como si ese momento se repitiera cada hora de mi día, junto a la cara de incredulidad de mi mamá al escucharla., la doctora en ese incómodo momento y yo sin poder reaccionar sino hasta después de ver como mi madre furiosa salió de la habitación.
Tan solo han pasado dos días y todos actuamos normal, aunque sólo lo sabemos mi mamá y yo, esto no nos distanció porque ya lo estábamos desde hace mucho tiempo, ella no mostró interés, no hizo preguntas, sólo dijo que el problema se resolvería después del compromiso de Carol.
—No quiero saber absolutamente nada, ese bebé no lo tendrás y punto. — fueron sus palabras exactas.
No lo quiero tener, pero ella tampoco puede decidir por mí.
¿Cómo pude complicarme tanto de un momento a otro? ¿Debería permanecer sola con esta cosa hasta que se resuelva? ¿Debería contarle a Damien? Ya hasta creo que se está notando, me siento como una extraña en mi propio cuerpo, creo que esto me va a llevar a la locura, debo tomar un respiro. Pero es que no puedo dejar de mirar mi barriga en el espejo, no quiero hacer como en las películas que de tanto verse se encariñan.
Tomé mi celular y mi idea era contactar a Adán para decirle que no esperara nada de mí, pues tenía demasiados líos en el momento y no quería involucrarlo, pero él me ganó llegando a mí casa inesperadamente.
Salí de mi habitación por primera vez en todo el día y vi la escena de la familia perfecta que espera ver, mamá junto a su hija sirviéndole jugó de naranja, Camilo viendo vestidos de novia todo entusiasmado y Damien como un títere sin dominio propio y ni idea de los problemas en los que está metido.
— Mamá, volveré en un rato. — Dije, sin embargo fue para nada, porque la madre estricta que había tenido una vez simplemente no estaba, respondió con un ademán de adiós sin más, tal vez cree que ya no puedo hacer nada peor y le importa un carajo lo que pase conmigo.
Abrí la puerta y sentí el aire fresco de la calle y justo en la acera estaba Adán, caminé dando pasos cortos porque aún me dolía el tobillo izquierdo.
—¿Cómo está mi ciclista favorita? — Dijo dándome un abrazo de esos que se dan cuando tienes mucho tiempo sin ver a alguien. Yo como siempre disfruté su olor y correspondí el abrazo.
—Estoy muy bien, justo pensaba llamarte para saber de ti.
—Estuve un poco ausente por algunos asuntos familiares, pero ya estoy aquí para ti.
Verlo con tanto entusiasmo me desánimo un poco es que él es un chico increíble, me la paso genial con él y no me trae dramas como Damien y Emir, sin embargo no puedo retenerlo para hacerlo perder el tiempo con mis problemas, debo asincerarme y decirle todo, pero es que estoy segura de que perderé algo muy valioso cuando le cuente.
—Oye, creí que tu madre me pondría una orden de restricción. — Dijo en tono de broma, pero sé que ella no lo intimida.
— ¿Te pasa algo? — preguntó extrañado.
Este era el momento indicado para decirle que estoy embarazada, y no, mi estupidez me ganó y decidí evitar el tema. — Claro que no. — Dije sonriendo. —Pensaba en que podemos ver una película en mi casa.
— ¿Ya me vas a presentar como tu novio? —Sabía que diría algo así, por Dios, el que una chica te invite a su casa no quiere decir que te está haciendo una invitación a ser su novio.
No me dije nada, sólo contesté con una sonrisa y tomé su mano, entramos a la casa, no había nadie en la sala, fuimos directo a la cocina que para mi suerte estaba vacía.
Tomamos cosas como para dos días y seguimos a mi habitación, pedí por no tener nada mal acomodado ahí dentro y lo dejé entrar a mi pequeño espacio.
Esa tarde con Adán disfruté de lo que es ser adolescente, escuchamos música, bailamos de todo, cantamos, reímos y nos acurrucamos hasta quedaros dormidos. Valió totalmente la pena esa felicidad aunque sólo fuera una horas.
Verlo dormir era tan hermoso como ver un amanecer y verlo despertar con una sonrisa en su rostro era tan cálido como ver el sol salir, iluminando hasta el rincón más oscuro. No,podía herir a alguien que sólo me ha dado lo mejor de si, me niego a continuar ocultando cosas, prefiero perderlo antes que retenerlo.
Lo llamé para que despertara, no lo dejé reaccionar y tomé sus manos.
—Adán, eres una persona increíble
Justo cuando estaba a punto de dar mi discurso sincero, la puerta abrió abruptamente para dejar ver a un Emir hablando en voz alta,
— ¡Hola, ¿alguien dijo Emir?!— Adán y yo nos quedamos mirando sin entender nada y más atrás de Emir estaba alguien que no esperaba volver a ver en mucho tiempo.
— ¿Ela?— Me pregúnto que busca aquí, ella permanecía en el umbral de la puerta actuando como tímida en el lugar al que había venido miles de veces. Emir la tomó de la mano y la hizo entrar.
—Amor, puedes entrar, aquí nadie te comerá, solo yo. — Ella sonrió y él le dio un beso a la mitad de los labios.
Habían muchas interrogantes en esa habitación.
Volteé a mirar y allí estaba Adán con más preguntas que yo.
—Adán, él es Emir mi mejor amigo y ella es Rafaela
—La novia de su mejor amigo. — Dijo ella.
—No dijiste eso cuando me besaste y me dijiste que te gustaba. — La cara de impacto de todos en esa habitación más Damien que estaba en el pasillo me decía que había pensado en voz alta, analicé la gravedad de lo que dije después de pensarlo.
—Yo solo vine a decirles que Carol desea que bajen un poco la voz porque tiene migraña.
—Lo único en lo que pensé al escuchar a Damien fue en insultarlo, pero me pude controlar.
De repente Ela empezó a reír nerviosa para aliviar la tensión.
—Estás loca Gabriela, eso no pasó, solo es una broma.
—¿No es verdad? ¿Entonces por qué dejamos de ser amigas?
—No lo sé y no me interesa.
—Deberías largarte de mi casa, aquí no eres bienvenida. Definitivamente algunas despedidas son mejores que los reencuentros.
—Lo sé, yo quería estar en paz contigo, pero no te culpo, estás explosiva. las hormonas del embarazo te tienen un poco loca amiga.
Me quedé pasmada, no sabía que decir. ¿Ella cómo se enteró?
—¿Pero qué es todo esto, Gabriela? —preguntó Adán confundido.
—Te lo voy a explicar
Ela me interrumpió para lanzar más veneno.
—Veo a varios hombres de esta habitación preocupados. ¿Quién será el padre?
Por lo menos sabemos que no es Adán.
ESTÁS LEYENDO
Mi Otra Yo
Teen FictionConmigo se confirma el dicho de "Las apariencias engañan" pues soy una chica tranquila hasta que la puerta de mi habitación se cierra.