La razón.🌪️

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                                                               Narrado por Rafaela

La tradición de mirar al techo cuando no se que hacer.

Estoy exasperada y abrumada ante la idea de tomar una decisión que no sea la correcta.

Esto que siento es una mezcla de amor, de odio y de terror. Que me impide  poder dar un paso sin dudar de mi misma y de lo que soy capaz de hacer.

Tal vez este siendo muy compleja con algo que le resultaría fácil a la mayoría. La verdad es que... ¡No lo sé!

La razón, mas no la culpable de mis largas horas pensando y atormentándome., es mi amiga, que  en realidad no es mi amiga.

¿Y es qué cómo ella llamaría a alguien que siempre esta ahí para ayudarte aunque eso le genere problemas?

Amigo, sí amigo es la respuesta correcta, pero para ella no.

La conocí hace dos años cuando entró al instituto. Al principio no nos hablábamos, me parecía un poco tonta, pero con el tiempo fue la única de nuestro grupo con la que llegué a conectar y después de no sé qué cambio me llegó a caer mejor.

Tanto que más tarde realizábamos  las mismas actividades, los mismos viajes e incluso hubo un momento en el que soñábamos con estudiar la misma carrera.

Siempre fuimos alumnas excepcionales y por consiguiente conseguimos muchas ofertas de estudios, pero eran para estudiar en el extranjero.

Ella no se quería ir supuestamente por no dejar a su madre y  yo no quería irme porque no quería estar sin ella.

 Nunca me contó nada acerca de su vida antes de mudarse aquí y yo tampoco insistí mucho aunque moría por saber.  Creí que me hablaría cuando sintiera más confianza hacia mí y al parecer eso nunca ocurrió.

Los chicos nunca fueron un tema de conversación entre nosotras, ninguna dijo nada acerca de salir con alguien y por lo tanto estuve tranquila., nunca nadie se interpondría entre nosotras.
Estaba enamorada de Gabriela y era feliz. 

Hasta hace unos meses atrás menciono que estaba saliendo con alguien. Recuerdo como sonreía al hablar acerca de él, sin dar muchos detalles, pero diciendo lo que ella sentía.

También recuerdo cómo eso me afectó y lo rara que empecé a comportarme. Ella se enojó y lo que menos deseaba era perderla, así que desde entonces estoy metida en el papel de amiga apoyadora cubriéndola en sus escapadas y es por esa razón que mi corazón no puede más.

Considero a Gabriela una amiga y quiero sincerarme, decirle lo que pienso y lo que siento. Sin embargo, me da miedo que si se lo cuento se asuste. Me da miedo que la culpa de tirar dos años de amistad a la basura la tenga yo.

Estoy segura de que no me aceptará.

Estoy segura de que si se lo cuento sentirá miedo.

Estoy segura de que si no se enfada será benévola conmigo, y entonces me odiaré a mí misma por ser la eterna enamorada y la utilizada.

No sé qué hacer.

Justo cuando estoy en medio de mi debate mental, entra ella. Tan segura, tan lista, tan bella.
Aunque llevaba el uniforme de la escuela que a todos les quedaba horrible, ella tenía algo que la hacía lucir elegante y diferente o eso es lo que mis ojos quieren ver.

Comía unas galletas y se sentó en la cama descuidadamente de manera que puede ver demasiado entre sus piernas. Al parecer la observé por mucho tiempo y ella lo notó.

—¿Qué?— preguntó con la boca llena.

—Estas mostrando todo. —Le señalé y ella miró hacia abajo.

—Perdón. — Acomodó su falda de nuevo y tomo su celular.

Disimuladamente la observé, estaba sonriendo y no creo que haya sido por memes. Estoy segura de que está hablando con él.

Esa sensación de punzada en el estomago se hizo presente de nuevo, quería saber de que hablaban, cuando seria su próximo encuentro, porque a pesar de que ella lo haya negado, se que se siguen viendo.

De repente soltó su celular y abrió la puerta y frente a esta se encontraba...

Mi Otra YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora