Donato era bello igual que Alessandro.
Era un joven rubio de ojos verdes llenos de picardía.
Aquel muchacho era todo lo contrario a Alessandro. Donato había salido siempre al mundo, había conocido muchos lugares, tenía más libertades y, hasta había dado de Niño su primer beso con una niña.
Donato tenía familia.
Mientras Alessandro había vivido toda su vida dentro del Vaticano, su mejor amigo Donato solo había estado ahí por cinco años —años que duró su estudio al sacerdocio.
Aquel peculiar Niño, pertenecía a una modesta familia del sur de Italia que se dedicaba al cultivo de uvas para vino. Eran sumamente religiosos, por lo que no habían puesto impedimento ante que su hijo se hiciera sacerdote. Donato, había vivido como un niño cualquiera, con deseos de familia y esposa; hasta que una experiencia cercana a la muerte, casi lo llevo a los brazos del señor.
Cuando tenía doce, había caído de un acantilado y caído en coma por dos años. Su infancia se había perdido aquel día y parte de su adolescencia murió en dos años. Los doctores habían asegurado que jamás despertaría, pero, dos años después de su coma, despertó. Despertó diciendo que había hablado con Dios y le había dado una segunda oportunidad a cambio de servirle. Y como era de esperar, lo cumplió.
Muchas personas cuando se les da una segunda oportunidad, aprovechan ese tiempo para conocer más sobre la vida y viajar; pero no él. Su tiempo libre lo dedico a llegar a lo que es ahora y prepararse para hacer el mandato por el cual se le dio una segunda oportunidad.
Fueron muchos años aprendiendo lo perdido, otros más estudiando el sacerdocio y pocos menos para poder recibirse. Pero, ahora que estaba ahí, se arrepentía... solo un poco. Había aprendido que una vez que aquellas puertas se cerraban, sería muy escaso el tiempo en el que podría salir. Donato no deseaba la libertad como su amigo, el solo quería ver un poco más a su familia; la cual lo había ayudado demasiado en tan duro camino.
Y no solo eso.
Donato, era extremadamente allegado a sus hermanos. Desde pequeño, había sido criado con el don de la hermandad y, siendo el menor de cinco hermano; era bastante obvio que él siempre fue y será, el bebé de la familia.
Había cosas por las que se arrepentía por entrar a la vida de un sacerdote. Por esta, se perdió el matrimonio de su hermano de en medio; también el nacimiento de su primer sobrino. Se había perdido las bodas de plata de sus padres y, el fallecimiento de su bisabuela. Eran pequeñas cosas para el Vaticano, pero muy grandes en su corazón.
Lo que más odiaba Donato, era el hecho de que cualquier chico en la escuela sacerdotal, era demasiado extremista. Había visto chicos queriendo sabotear el año escolar de otros, porque, no importaba si todos estudiaban en el mismo lugar; era importante destacar para poder vivir como un sacerdote tras los muros del Vaticano. Si no destacabas, serías enviado a pueblos alrededor u otro país en alguna ciudad o pueblo de poca remuneración y recursos. Nadie querría vivir pobremente, la mayoría de las personas, querían el lujo y los detalles que se daban cuando eras un sacerdote original dentro del Vaticano; la mayoría solo estaba ahí por beneficios.
Fue por eso, que cuando encontró a Alessandro no se despegó de él. No fueron esos ojos tristísimos de color del cristal y acero fundido, tampoco el hecho de que no fuera un ser hipócrita como todos los demás; sino por su conocimiento del mundo.
Donato amaba como ese brillo especial aparecía en al rostro de Alex cada vez que le contaba cómo hacía su familia para convertir una uva en vino. Le encantaba como sonreía cuando le contaba sobre todas aquellas travesuras que cometió como hijo menor y todas las bromas que le jugó a cada uno de sus hermanos. Pero, odiaba como sus ojos se volvían tristes cuando hablaba de sus padres. Porque Donato sabía, que detrás de esa fachada fría e impetuosa, se escondía un Niño con deseos de tener una familia que, como a él, lo visitará de vez en cuando.
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Votos Prohibidos ©
RandomUn devoto, un amor y una confesión. Aun los más santos se van al infierno. ¿Si quiera merece ir al averno? No, un ángel como Alessandro no lo merece. Y tu, ¿te confesarias con él? #1 No apta para menores [100601] #122 prohibido [190811] #100 inocen...
