Alessandro contemplaba la luna.
Mientras la miraba trataba de pensar en cómo sería estar parada en ella.
Gianna le había dicho que quería estar allá arriba, ¿siquiera era posible?
Habían pasado sólo dos días desde que supo el nombre de la mujer con velo y, aquel dos de agosto, la luna era más clara que nunca.
Gianna, era un nombre que le había parecido hermoso y, cuando supo su significado, le parecía incluso gracioso.
Dios es misericordioso... ese era su significado.
Había pasado un día entero repitiéndolo en su mente, estaba tan metido en ello que, un día cuando estaba hablando con Donato, se le salió por accidente.
Donato le había preguntado quien era, a lo que mintió. Le había dicho que había conocido a una niña que se había confesado y ese era su nombre. Invento una pobre historia sobre ella siendo graciosa a la hora de su confesión y por eso no podía sacarla de su mente.
Donato no lo cuestiono y le dijo que su nombre era poco común y, hermoso. Así que, curiosos, fueron a hablar con la madre. Haberle mentido a su amigo había sencillo, pero haberle mentido a la madre se le hizo difícil. Por suerte, quien repitió su patética historia inventada fue su amigo, salvándolo de meter la pata y equivocarse en su ya ficticia historia. Por suerte y sorpresa de Alessandro, la madre había sacado un libro antiguo de nombres italianos; era como un pesado y viejo diccionario.
Mencionó que, cuando los niños llegaban al orfanato, solo muy pocos tenían un nombre. La mayoría estaba de acuerdo en que necesitaban uno y trataban de ponerle el más italiano que se oyera. Con el largo de los años, habían creado ese libro con el fin de hacer la tarea de nombrar a una persona más sencillo.
Y resultó que Gianna si estaba en aquel libro. Después de una breve búsqueda y el encontrar el significado, Alessandro había estado sorprendido y, emocionado.
Tenía el significado de un nombre que de ahora en adelante pasaría mucho por su mente y trataría de que fuera igual con sus labios.
También se enteró que su nombre significaba "El defensor" o "El protector". Le gustaba, mucho. A pesar de que jamás había defendido o protegido algo, estaba seguro de que algún día le haría honor a su nombre. También buscaron el de su amigo. Resultó que Donato era "Dado por Dios", y así, fueron curioseando a través de aquel libro y algunas veces se divertían encontrando nombres feos o con significado un tanto tontos.
Se alegraban de tener sus nombres.
Y, cuando la diversión termino y fue hora de la cena, fue cuando Alessandro quiso mirar la luna.
Apena estaba en el cuarto menguante, según el libro que había tomado de la biblioteca aquella tarde. Había estudiado el calendario lunar y sabía que dentro de siete días —el nueve de agosto— habría luna nueva.
Era gracioso como nunca le había tomado importancia a algo como la luna. Después de hablar con Gianna, tuvo la urgencia de mirar al cielo y observarlo detenidamente.
Le gustaban las estrellas y el espacio. Pensó en ello.
Su capacidad de aprender lo había llevado a la biblioteca del convento y sacar algunos libros. Había tomado un poco de todo, desde Astronomía para principiantes hasta cuentos infantiles sobre la Luna. Había leído un poco sobre el espacio y ahora comprendía la fascinación de Gianna por él.
Era enorme, lleno de misterios y lleno de belleza.
Alessandro empezaba a sospechar de que también, muy pronto, estaría metido de lleno en todo lo relacionado del espacio.
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Votos Prohibidos ©
RandomUn devoto, un amor y una confesión. Aun los más santos se van al infierno. ¿Si quiera merece ir al averno? No, un ángel como Alessandro no lo merece. Y tu, ¿te confesarias con él? #1 No apta para menores [100601] #122 prohibido [190811] #100 inocen...
