Capítulo 5

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"En un beso sabrás todo lo que he callado"

Pablo Neruda

***

Llevaba varios minutos escuchando cada una de las palabras que Miranda soltaba acerca de la apuesta que he llegado a hacer con Pierre, ni siquiera puedo dejar entrar todo lo que me dice porque siento que mi cabeza explotara en algún momento, porque entre tanto consejo, excusa, ilusiones, ideas y otras cosas más, parece que mi amiga no puede cerrar la boca ni un segundo, ni siquiera tengo cabeza para decir de dónde puede hablar tanto o de dónde le salen algunas palabras que no suelo comprender rápido.

—Me estás mareando con todo lo que dices—me tocó la cabeza.

—Es que... Un rato desaparecen y unos minutos después me entero que tú y él tienen una cita pero todo por conveniencia—dice alterada.

—No tengo idea de dónde salió eso de la apuesta. —Suspiré. —Yo solita me he metido en la boca del león—termino por a recostarme en el asiento del auto.

—Bueno, no todo está perdido aún—dijo ella esperanzada.

—No te rindes fácilmente, ¿no?—le doy una mirada.

—Oh Alaska, ¿aún no se te ha ocurrido que tú misma puedes seducir a Pierre y que él sea quien caiga a tus pies?—Dejé salir una carcajada.

¿Yo? ¿Seducir a alguien como Pierre? Es darme falsas esperanzas y mejor decirle el día de mañana que me rehúso a seguir con la apuesta y que él ganó pero que me dé la oportunidad de seguir virgen; sería capaz de decirle eso si no fuera porque tengo la idea de que todo estará bien hasta que él escuche que es el ganador, porque es a partir de ese momento, en que de nuevo intentará seducirme y llevarme pronto hasta la lujuria que nuestros cuerpos parecen no detenerse últimamente. Fuera capaz de decir que mi cuerpo puede controlarse pero desde que hace menos de una hora nos encontrábamos a solas y él se acercó a mí hasta empezar a tocar mi piel y morder aquellos puntos que extrañamente comenzaron a excitarme, prefiero no hacerme ilusiones sobre que seré valiente en detenerlo e irme mientras lo dejo sus aprovechadoras ganas de llevarme a su cama.

—Eso te lo dejo a ti—solté de inmediato.

—Alaska... Inténtalo una vez en tu vida, ¿sí?—hago una mueca.

—Miranda, soy virgen...—no me deja terminar cuando empieza con un sarcasmo.

—Mmm, pensé que aquí eras tú la experimentada—le di un golpe en el brazo.

—Estoy hablando con seriedad, ¿cómo seduciré a un hombre experto en coqueteos cuando yo apenas he dado mi primer beso?—ella se admira.

—Pensé que hasta en eso eras virgen—le volví a dar otro golpe a lo que ella siguió burlándose.

—Pues ya lo sabes—dije sin vergüenza.

Quizás mi vida amorosa no sea la más entretenida para contar, por eso creo que apenas Miranda sabe algunas cosas relacionadas con mi vida privada, no sé si es porque algún momento se me salió al momento de contarlas o porque ella al final ha terminado por hacer que las cuente sin que yo me haya dado cuenta sobre ello.

—Volviendo al asunto, puedo ayudarte a que Pierre sea el que pierda esa apuesta—gruñí al imaginarme en los planes que pueda tener conmigo.

— ¿Qué sugieres?—dije rindiéndome después de no encontrar una solución.

—Puedo enseñarte mañana un par de lecciones de seducción y puedo ayudarte con tu ropa y maquillaje—enarqué la ceja.

—Eso se escucha a una sesión de noche de amigas—hizo un gesto de menor importancia.

Amores Perdidos [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora