Capítulo 17

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"No hay mayor dolor que recordar los tiempos felices desde la miseria"

Dante Alighieri

***

Molestada, tensa y abrumada... Tres palabras que se mezclan con mis emociones y han comenzado a provocarme ansiedad hasta el punto de mover el pie como si estuviera cosiendo en una rueca; no puedo controlar aquel movimiento después del exasperante encuentro que he tenido con Pierre hace unos minutos, puedo decir que mi almuerzo termino por ser tranquilo para ahora volverse desasosegado y mi hambre se marchara en un solo minuto; ahora no puedo opinar que el resto de mi día no cambiara cuando me encuentro en una de las mesas de picnic del parque mientras espero que Miranda llegué.

No tengo idea de la razón por la que le llame pero ella puede ser mi hombro de apoyo ahora que discutiré este problema con Pierre después de ver que es extraño que nos sigamos encontrando en el mismo lugar y la misma hora como si nos programáramos a citarnos para vernos; la idea de que algo o alguien sea el responsable de esto me hace dudar porque ambos hemos tomado en cuenta que no queremos y tampoco necesitamos vernos, eso implica tomar distancia y que ambos seamos como unos imanes, en donde en vez de unirnos a los polos magnéticos, que al final nos rechacemos y termines por ser unos polos opuestos que ni siquiera por más que el hombre intentará unirlos, siempre buscasen la forma en ser separados.

Y eso es lo que somos Pierre y yo, dos polos opuestos que aunque el miserable destino busque la forma de unirnos, nosotros siempre intentaremos evadir toda circunstancia para vernos y juntarnos.

Aún su mirada sigue penetrándome al punto de sentirme incómoda, he mantenido la mía fuera de su alcance por el hecho que no tengo la fortaleza suficiente para competir con su frialdad que puede rebalsarse de un vaso y ganarle a cualquiera que se sienta fuerte con esa capacidad. Aún Pierre cree que tengo la culpa, que soy yo quien lo busca, que organiza un tiempo accesible para encontrármelo y así desagradarle el día, pero por más que intenté enfocarme en mi propio diario vivir, yo no soy quien intenta buscarlo, ha sido suficiente por esta semana saber que soy considerada como la última opción para Pierre Beckham, que él solo busca a mujeres que estén a su altura y que otras siempre me pisaran los talones porque su belleza y grandeza están por encima de mí. No tengo necesidad de saber eso, porque me considero mejor que cualquiera de esas brujas que pueden querer estar con Pierre solo por dinero, además, aún considero que tengo más valor personal en comparación con las demás.

Levanto la cabeza y puedo ver un cielo totalmente nublado, la época del invierno a pesar de haber terminado aún no ha dado por hecho en cambiar el clima de la cuidad, aún el frío circula por cada rincón de Lambeth, eso sin agregar que pronto será febrero y por lo menos para mi cumpleaños, es posible que ya pueda ver la primavera aparecer.

Escucho unos zapatos de tacón correr rápido y hacerse más profundo su sonido al acercarse, miro a un lado y veo a una Miranda cansada de correr con sus botas de invierno, se da aire con la mano y pronto me hago a un lado del asiento de la mesa de picnic para que ella pueda sentarse y acomodarse.

—Cielos, he venido lo más rápido que me dio el acelerador para llegar aquí—comento y se quitó el gorro de su cabello al sentir calor. —Y bien, ¿de nuevo comenzaras tú a juzgar a mi amiga que es una acosadora cuando tú puedes ser quien la quiera mantener controlada con cada paso que dé?—empezó a pelear Miranda.

—Miranda—la llamé entre dientes para que no comenzará con una discusión.

— ¡Es verdad! Este idiota y charlatán que se cree el centro del universo viene con la intención de darte por la cara al decir que lo acosas desde hace dos semanas y media cuando he visto que tú has llevado un buen progreso para olvidarlo y pueda ser que él necesite de ti—lo encaro mi amiga.

Amores Perdidos [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora