"El modo en el que la gente te trata es su karma, mientras que cómo reaccionas es el tuyo"
Wayne Dyer
***
Lo seguí mirando mientras que él sacaba una sonrisa burlona, no sé si es porque no digo nada o porque debo de tener una cara de susto por lo que acaba de pasar, me moví a un lado para dejar aquella lencería aun lado y no seguirle dando la imaginación de como mi cuerpo luciría con algo así; mi mente viajo por un momento después de haber desaparecido de la faz de la tierra, mi cerebro de nuevo respiro oxígeno y comenzó a trabajar y fue entonces que me pregunte silenciosamente sobre la razón de la cual él esté aquí; es como si no fuera suficiente con vernos todos los días en Starbucks para ahora encontrarnos en el centro comercial. Aun así, lo peor de esto es que no me imagine que él me susurraría aquellas palabras haciendo que hasta el vello de mis brazos se erizara, cerré los ojos un par de segundos intentando conseguir aquellas palabras necesarias para corresponderle las suyas, pero cada vez mi cabeza se encuentra incapaz de darme alguna idea para distraer aun la sorpresa que muestra y revela mi propio cuerpo, pero con solo imaginar que al no poder articular ni una palabra, yo sola me estoy delatando con el mismo lobo.
Puedo sentir aun su mirada sobre mí, intento no distraerme en sus perfectos ojos oscuros, si lo hago, estoy segura que quedaré peor de lo que ya estoy siendo al no hablar y quedarme viéndolo como si fuera de admirar su reluciente belleza de un dios... No, no puedo imaginarme cosas que no son, además no puedo caer con facilidad en sus encantos, porque si es así, es posible que me vuelva una débil solo por un hombre que parece atraerme de forma desconocida.
Intenté relajar mi cuerpo pero de nuevo sentí esa tensión en mis hombros al ver como él sube y baja su mirada, esa típica mirada que ya la conozco en los hombres y me dice que me esta evaluando como si fuera una candidata para sus gustos o una nueva presa que está a punto de caer en sus magníficos y terribles encantos que casi se vuelven como un travieso juego silencioso solo de miradas; estoy segura nuevamente que si no digo ni una sola palabra, las cosas pueden terminar igual o peor de lo que ya está, así que con un poco de valor que apenas tengo localizado desde el fondo de mi ser, busco las palabras necesarias para darle un comienzo y fin a esta conversación vergonzosa que he ocasionado, así que con mi corazón latiendo rápido, empecé a decir unas palabras.
— ¿Te conozco?—pude ver como analizaba mi pregunta.
—Creo que nada más nos conocemos de lejos—respondió inmediato—es decir, en Starbucks hemos coincidido varias veces pero no hemos conversado nunca—dio unos pasos hacia delante haciendo que yo diera unos hacia atrás al ver como se aproximaba.
— ¡Ah sí! Ya te recordé—chaqueé los dedos como si hubiera recordado quien es.
No sé si fue una buena opción hacerle saber que no lo recordaba cuando me impresione por sus palabras, pero lo único que sé es que su presencia me sigue poniendo insegura e incómoda con cualquier cosa que pueda llegar a mencionar.
De nuevo llego otro silencio en el cual no tuve esa voluntad de coincidir en otra conversación, me es imposible hablar o conseguir las palabras adecuadas para proseguir cuando su postura es intimidante y eso sin decir que, otra vez mi mente se ha quedado en blanco, haciendo que esa conexión no se vuelva a instalar como deseo, más que no puedo desviar mi mirada porque siempre él buscará mis ojos.
— ¿Qué me miras?—intentaba que mis nervios no me traicionaran.
—Eres hermosa, eso es lo que observo de ti—observé como guardo sus manos en los bolsillos de su vaquero.
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Amores Perdidos [+18]
Novela JuvenilPierre y Alaska no saben que están ligados para estar juntos. Ellos solo saben que cada día se encuentran en un mismo o diferente lugar sin obtener una explicación, Alaska lo ve como una simple coincidencia, para mientras que Pierre algo inusual, as...