Capítulo 37

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"Hay recuerdos que el tiempo no borra"

Cassandra Clare

***

2 semanas después...

Quizás por la emoción, el vuelo hacia Francia había llegado a ser demasiado corto para mí, apenas llegue a pisar el país y ya me sentía como una pequeña niña a punto de escaparse de los brazos de sus padres para empezar a caminar sobre aquellos lugares en donde le llamaban la atención, la comparación de los hechos, suele ser demasiado similar solo que las edades cambian, lo digo porque solo espere a que registraran las maletas para recogerlas cuando salí corriendo fuera del aeropuerto para ver todo lo de mi alrededor.

Sigo sin comprender, como es que uno de mis sueños acaba de haberse hecho gracias a la idea de Pierre sobre pasar cinco días y cuatro noches en Francia, nuestra estadía se encuentra en Marsella y por el momento solo sé que él mismo tiene planes para estos días que estaremos en el país antes de volver a Reino Unido.

Desde luego, no solo nosotros quienes hemos venido a Francia a disfrutar unos días de relajación, si lo puedo decir de esa forma, sino más bien, también ha venido su familia con nosotros, es decir, su madre, sus hermanos y su abuelo. Realmente la impresión que tuve acerca que nos quedaremos en la ciudad en donde nació la abuela de Pierre y esposa del señor Kelian fue un poco impactante porque por lo que sabía, el señor Kelian sufrió mucho por la muerte de su esposa, a punto de tener que enfrentar un duelo y la depresión; aun así Pierre mencionó que para él fue una alegría saber que nos quedaríamos en Marsella, así que no tuvo ni un problema en negarse o ponerse mal en tener que visitar dicha ciudad.

Pierre entra a una propiedad privada de la ciudad de San Juan del Sur para luego ponerse en frente de un portón que se abre automáticamente haciendo que él solo tarde en estacionarse para luego poner la palanca del auto y apagarlo; me quito el cinturón de seguridad y abro la puerta para luego ver con más claridad la villa en la cual nos llegaremos a quedar. Salgo del auto y ayudo al abuelo de Pierre a salir del vehículo, él me da las gracias y como recompensa me regala una sonrisa agradable de su parte; mientras que la madre y los hermanos de Pierre son los siguientes en poner un pie en aquella villa, me dedico a sacar las maletas que se encuentran en el baúl de la camioneta, para que así avancemos a entrar las cosas en la casa.

—Dean, te presento a mi novia Alaska Gardener. Alaska, él es Dean Favreau, uno de mis amigos de la infancia y la persona propietaria de la villa. —Comenta Pierre.

Alzo mi mano en forma de saludo para ver como Dean la recibe rápido para dejar un beso en el dorso de la mía, por lo que había entendido, los besos de Francia suelen ser siempre dos comenzando por la parte derecha de la mejilla, aunque hay zonas del sureste de Alsacia y aledaños, cerca de los Alpes, la costumbre es dar tres besos y en otras regiones de tres a cinco, pero la verdad de todas es que el saludo puede referirse más a las personas cercanas, ya que con un desconocido, hay veces que el sujeto puede que no le guste mucho y eso sin aplicar que uno puede llegar a quedar mal aunque se puedan ocupar para entornos sociales y laborales.

—Veo que estás en lo cierto al decir que tu novia es hermosa—habla Dean en nuestro idioma.

—Lo es—elevo una ceja para ver a Pierre.

Dean se queda unos minutos más explicándole a Pierre sobre el contenido interno y externo que tiene la propiedad, me doy cuenta por unos minutos que solo comprendo una parte de toda la conversación, ya que el idioma en que ambos interactúan cambia de forma radical que ya no escucho el inglés sino más bien ahora el francés, es probable que solo un mínimo de palabras haya comprendido pero para ser realista, me gusto escuchar a Pierre hablar su segundo idioma, porque sin dudarlo he empezado a enamorarme también de su acento francés.

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