Capítulo 20

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"El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son"

Tito Livio

***

Respiro profundamente y cuento hasta mil porque no con diez ni con cien me basta al seguir escuchando como Pierre parece querer tomar todo bajo control, desde lo que empieza con el penthouse hasta lo que termina con mi forma de vestir; puedo intentar callarlo dándole hasta donde más le duele pero no me refiero a su potente masculinidad que se encuentra al lado de su ingle sino que me menciono algo mucho más fuerte, es decir, tocarle su parte emocional; cualquier humano tiene una debilidad sentimental que puede destruirlo con un solo golpe bajo que termine siendo inesperado y estoy segura que si lo encuentro en Pierre es probable que él pueda cerrar su boca por unos segundos.

Desde la mañana, no he recibido más que de él, críticas destructivas que para él asegura ser constructivas cuando no son así; la sorpresa que él se llevó al ver el ropero, no fue coincidir en que el orden en que establecí su ropa le haya fastidiado, dejándome claro que a él no le había gustado para nada ese ajuste nuevo que hice para él, sino que todo partió también al ver mi ropa un poco desgastada con el tiempo, mencionando que las faldas, blusas, pantalones y zapatos parecen haber pasado de moda y que adecuándose a mi cuerpo, no son nada sexy; eso me enfureció más al haber tenido que esperar que él se bañara primero cuando se encerró para que no pasara y así yo tuviera que ir a otro cuarto de baño para darme una ducha que calmara mis nervios.

A partir de ese momento, opino que vivir con Pierre, es peor que haber tenido que mudarme a un barrio de vecinos críticos y chismosos; ya que él resulta ser peor que una anciana que se entromete hasta por las narices de cualquier persona para obtener una nueva noticia y así, contársela a sus amigas. Me pregunto si en alguna época, Pierre no fue una mujer y yo, termine siendo un hombre porque esta vez, los roles parecen haberse intercambiado, porque así con estos humores mañaneros que tengo, parecen ser de un hombre que no tolera los comentarios que hace a cada minuto su pareja.

Antes de proceder con las compras, Pierre se detiene en medio de un pasillo y sin decirme algo, pronto va hasta el área de cocina, en donde pronto encuentra juegos de vasos y platos que pueden servirnos durante los meses que convivamos juntos; veo como toma un paquete de platos que se encuentra dentro de su caja para así él verificar el diseño y material del objeto, el color es simple, gris y verdoso, casi lo asimilo como el humor que tengo en ese momento pero me detento al pensar que justamente ese tipo de platos no puede llevarse Pierre, mezcla seria y aburrida de ambos colores provocara que mis mañanas empiecen mal, así que tomando otra caja, veo otro diseño de platos que parecen gustarme mucho más que los que tiene Pierre en mano.

Los que escojo tienen un diseño floral, de flores rojas y azules que solo tienen en una esquina del plato, mientras que todo su centro es blanco; ese me gusta tanto que lo tomo como mejor opción que el de Pierre; pero antes de poder dejarlo en la carretilla de las compras, veo como la mano de él me detiene.

—Ese diseño es horrible—abro la boca al escucharlo.

—Más horrible es el que llevas... Es demasiado... Tú—él parece haberse ofendido.

—Gracias, quizás esa sea la razón porque me gusta—dice irónico.

Encojo los hombros al no tomar importancia en sus palabras, intento adaptarme a la idea de cómo nuestros antepasados pudieron soportarse entre sí, ni siquiera puedo comprender como es que no buscaron la forma de separarse antes y eso sin decir, que sigo preguntándome que demonios le encontré a todos esos Pierre de distintas épocas para quedarme con ellos y no haber buscado a alguien mejor.

Amores Perdidos [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora