Capítulo 27

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"La vulnerabilidad engendra el miedo y el miedo engendra la desconfianza"

Mahatma Gandhi

***

2 semanas después...

No sé en qué puedo estar más absorbida, si en mis pensamientos o en el trabajo matutino que tengo diariamente; estoy cansada de muchas cosas y más de aquellas que han sucedido en los últimos días que me han provocado no solo dolores de cabeza sino que también insomnio y faltas de apetito; nunca pensé que una llamada podía acabar con mis días de paz aunque mayormente tampoco fueron fáciles los primeros cuando Pierre seguía molesto conmigo pero por lo menos el problema con él, ya ha sido pasado aunque en referencia con su padre, creo que aún su relación no ha mejorado, pero sigo pensando que el problema no solo circula en mí, sino que en otras consecuencias muchos más graves para que él mismo no quiera comentarlas.

De nuevo empiezo a quedarme dormida pero el sonido de la puerta me detiene a que pronto mi cabeza ya se encuentre con la mesa, con poco humor y fuerzas, prefiero quedarme en mí lugar, así que solo termino por decir unas palabras que pueden lograr hacer que Jessie deje entrar al próximo paciente, así que preparándome para recibir a la persona, espero unos segundos hasta que la puerta se abre y de ella entra ese mismo hombre que ha estado arruinando y descontrolando mis propias rutinas de mi vida.

— ¿Qué hace aquí?—me levanto de mi asiento.

Él no dice ni una palabra, me da esa reconocida mirada neutra que parece no importarle mis propias expresiones y molestia que tengo al verlo; varios de sus cabellos castaños han empezado a tornarse blancos y eso sin decir de la nueva colección de arrugas que ha obtenido en los últimos tres años en su rostro; camina en dirección a uno de los asientos y se sienta en una de las dos sillas que quedan en frente de mi escritorio, puedo ver cómo me mira y espera a que sea la siguiente en aceptar la nueva conversación que tiene conmigo.

—No has querido contestar mis llamadas, querida hija.

Una mezcla de dolor, tristeza y enojo provocan que se me revuelva el estómago, ni siquiera puedo tolerar verlo tanto tiempo porque los recuerdos vienen a mí y eso sin decir que sigo sin comprender cómo es que sigue intentando mantener una comunicación conmigo cuando jamás le interese en su vida.

—Te dije que no volvería a hablar contigo—crucé los brazos.

— ¿Por qué? ¿Solo por decirte la verdad cuando la necesitas ahora? Oh claro, es de recordar que también tienes tu orgullo, como yo. —Lo asesino con la mirada.

—Yo no me parezco a ti—Dijo entre dientes.

—Claro que sí, mírate en el espejo y compara las diferencias... Te aseguro que encontraras más similitudes de las que no crees. —Insinuó como si estuviera orgulloso.

Prefiero quedarme callada para no discutir más el asunto cuando por un lado él tiene razón, tenemos algunas cosas en común que es difícil negarme a ello, pero eso no quiera decir que siempre tenga que ser en todo cuando él no me crió y solo ha sido más que un producto de esperma en el óvulo de una mujer.

— ¿Has almorzado ya?—ruedo los ojos como si tuviera interés en mí. —Vamos, te invito a comer.

Se levanta y empieza a abrir la puerta de mi oficina, yo no doy ni un paso y prefiero quedarme en donde estoy, pero al ver que él espera a que yo sea quien salga de la oficina, sigo pensando que es una idea muy loca volver a seguirlo e intentar llevarme bien con una persona que le siento tanta repugnancia desde hace ya un par de años desde que supe la verdad de mis orígenes.

Amores Perdidos [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora