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Después de un rato de camino llegamos a la humilde y sencilla casa de los Jung.

Una pequeña y simple casa con 10 habitaciones, sala, comedor, cocina, ocho baños, cine, salón de juegos, un mini auditorio, piscina olímpica, tres jacuzzis, cancha de tenis, de vóley, de básquet y todo un jardín de seis hectáreas. Todo, rodeado con una cerca de cinco metros de altura. Una casa majestuosa y digna de una excéntrica y poderosa familia como los Jung.

—Eso no es una casa, es un país -dijo Peter cuando vio la casa

—Bueno, para ser sincera, esperaba algo más grande -suspiré -son dueños de ocho empresas

—Son humildes, modestos

—Se nota

Llegamos a la entrada donde dos guardias nos detuvieron. Esto parecía la entrada a Chernóbil.

—¿Qué se les ofrece? -no sé si eran amables con tono rudo o rudos con tono rudo

—Soy Peter Brawn y ella es Loren Linwood, es CEO de LinEntertainment, teníamos una reunión con Jung Bonhwa

—Esperen un momento -nos examinó por última vez antes de entrar a la caseta y dejar a su compañero vigilándonos

—Pensé que me preguntarían mis antecedentes o me detendrían -susurró Peter

—Tranquilo, la vez que fuiste a prisión por cuatro horas por ese choque de auto no cuenta como una gran amenaza

—Solo raye la pintura del auto del general

—Sí, y te quisiste ligar a su hija

—Fue mi error, lo reconozco

—De todos modos -miré al policía y la gran cerca y las cámaras de seguridad por todos lados -me pregunto ¿Cuántas veces les han querido sacar dinero?

—¿Ah?

—Ya sabes, secuestros a alguien de la familia, entrar a la casa y todas esas cosas

—Parece que todos los millonarios tienen una historia de secuestro -susurró

—Es nuestra maldición -también susurré

El policía por fin salió.

—Pueden pasar

Los grandes portones de la entrada, esos elegantes y de color negro se abrieron lentamente de par en par como si se tratara de una casa del terror.

Tuvimos que conducir por un camino de piedra hasta la entrada, la cual era una puerta alta y ancha, adornada exquisitamente con vidrio cortado.

—Hermoso -dije

—Algún día tendré una casa así -dijo Peter

—Suerte

Un hombre nos esperaba afuera para tomar las llaves y llevarse el auto a estacionar a otro lado que no estorbara en la entrada. Nosotros subimos los cuatro escalones de la entrada, de piedra blanca y limpias. No hubo necesidad de llamar al timbre, ni siquiera había uno al cual llamar, simplemente tuvimos que esperar unos cuantos segundos hasta que un hombre de traje abrió la puerta.

—Buenas tardes -saludó -el señor Jung ya los está esperando en el comedor, síganme, por favor

Caminamos detrás del hombre y no sé si iba lento para darnos la oportunidad de admirar la decoración de la casa o porque realmente él caminaba lento a pesar de no verse tan viejo, pero, de todos modos, aprovechamos para admirar el diseño del interior. Simplemente hermoso.

100 Días (JungHoSeok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora