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Apestaba a cigarro y a alcohol, ya era tarde, casi las cinco de la mañana, además, faltaba poco para que cerraran el lugar, así que las personas comenzaban a irse al igual que nosotros.

Cuando llegué a casa, abrí la puerta lo más silencioso posible y para no hacer más ruido me quité los zapatos, busqué un poco de agua en la cocina y después de haber hidratado mi boca, subí las escaleras para ir a dormir un poco. Pero todo cansancio pasó a segundo plano cuando me quedé de pie ante la habitación de Loren la cual tenía la puerta abierta. Ella siempre que duerme cierra la puerta.

—¿Loren? -la llamé desde afuera, pero no respondió -Loren -volví a llamarla, pero igual nadie me respondió

Caminé hasta la puerta y me asomé un poco, asegurándome de que no estuviera dentro. No estaba.

¿No llegó a dormir?

Tomé mi teléfono y le mandé un mensaje.

¿Dónde estás? ¿Por qué no llegaste a dormir?

Esperé unos minutos sin moverme de mi lugar pensando en que probablemente le había pasado algo y mientras los minutos pasaban y ella no me respondía, decidí por llamarla.

—Mmm -contestaron del otro lado con un quejido -¿Diga? -era ella, pero al parecer había estado dormida por su voz

—¿Dónde estás?

—¿Qué?

—Soy Hoseok ¿Dónde estás?

—... ¿Acabas de llegar a casa?

—Sí

—Disfrutaste de la fiesta ¿Ah?

—Eso no importa ¿Dónde estás ahora?

—¿Por qué te importa?

—Porque...

No lo sé... no sé porqué me importa que no hayas llegado a dormir y que no me quieras decir dónde estás.

—Porque... si te pasa algo, el abuelo me matará

—¿Es eso?

—Sí

—Bueno -bostezó -estoy bien, regresaré en unas horas, tu duerme y no te preocupes por el abuelo, no te matará

—¿Por qué no me quieres decir dónde estás?

—Porque no quiero que lo sepas, así de sencillo

—¿Qué pasa contigo?

—Nada, no es un lugar malo y no he hecho nada malo, duerme, nos vemos después

—Loren... -colgó el teléfono dejándome con las palabras en la boca

Colgué el teléfono y suspiré cansado. Por lo menos sabía que estaba bien, de todos modos ¿A mi qué me importa dónde esté? No estamos casados de verdad. Ella puede hacer lo que quiera.

Terminé haciéndole caso, fui a mi habitación, me cambié de ropa y me metí a la cama para dormir un poco.

Escuché como la puerta de la entrada se abría y se cerraba para después escuchar el ruido en la cocina y después cómo subía las escaleras hasta su habitación. Miré mi teléfono para saber qué hora era. Eran las dos de la tarde y yo seguía cansado, así que simplemente volvía dormir.

Después de un rato, no sé exactamente cuánto, por fin desperté. Me incorporé en mi cama y me estiré un poco, di un bostezo y miré la habitación tratando de despertar completamente. Había dormido dos horas más.

—Bueno, nos vemos mañana a las 10 en mi oficina -era Loren hablando por teléfono desde la planta de abajo -de acuerdo, nos vemos... adiós

No había soñado su llegada.

Bajé las escaleras y ahora era ella la que estaba sentada en la sala mirando la televisión cómodamente.

—Despertaste -dijo sin apartar sus ojos de la pantalla

No tenía nada qué decirle, así que simplemente me fui a la cocina.

—¿Tienes hambre?

—Sí -susurré

Apagó la televisión y se levantó del sofá para venir a la cocina conmigo.

—¿Qué quieres de comer?

—Lo que sea

—Bien -abrió el refrigerado y escogió algunas cosas para cocinarlas

—¿Qué harás?

—Pollo con miel, salsa de soya, jengibre y ajonjolí, un poco de arroz y algo de brócoli hervido

—¿Siempre comes en casa?

—Trato de siempre hacerlo, prefiero comer en mi casa que en un restaurante

—¿Por qué?

—No lo sé -levantó un poco los hombros -no me gusta mucho estar en la calle

—¿Por eso siempre es casa – trabajo?

—Sí, supongo

Loren

Serví la comida para ambos y nos sentamos en la mesa de la cocina con la televisión encendida para que nuestro silencio no fuera demasiado incomodo.

—Mis padres -comenzó -quieren que vayamos a acampar el miércoles

—¿Por qué? -pregunté

—¿Recuerdas lo que dijimos cuando fuimos a caminar con ellos?

—Ah, sí, lo recuerdo

—Nos veremos en casa del abuelo a las siete de la tarde, es como una despedida

—¿Despedida? -lo miré

—Tienen que marcharse por el trabajo

—Viajan mucho ¿Ah?

—Siempre es lo mismo -susurró

—¿Y qué hay de Donsung?

Dejó caer el tenedor ruidosamente y me miró claramente molesto y fastidiado de que preguntara por su hermano.

—¿Qué con Donsung?

—Solo quiero saber si él también ya se va

—Sí -dijo tajante -él se irá cuando mis padres lo hagan ¿Por qué? ¿Quieres despedirte de tu novio?

¿Es en serio?

—Tu hermano -trate de estar tranquila -solo me cae bien, quiero despedirme de tu hermano y de tus padres, nada más

—Si como no -sonrió burlón

—Como quieras verlo

—Hubiera pensado que eras lesbiana si no te hubieras enamorado de mi hermano

—¿Disculpa?

—Todas las chicas siempre se enamoran de él, siempre terminan a los pies del hombre prefecto de mi hermano

—Yo no estoy a sus pies

—Mira -me miró -cuando nos divorciemos, puedes ir detrás de él como todas las demás chicas

Tomó su plato de comida y se levantó de la mesa.

—Eres un infantil

Me ignoró y subió las escaleras hasta su habitación, dando un azotón fuerte de la puerta.

—Tarado

100 Días (JungHoSeok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora