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Hoseok

Abrí los ojos lentamente y aun así tuve que parpadear un par de veces para poder acostumbrarme a la luz, miré a mis alrededores para entender en dónde estaba. No estaba en la habitación de casa de la abuela, no estaba en la habitación de casa de Loren ni en la habitación de mi casa. Era un hospital.

—Hoseok

Miré a mi lado con sorpresa al escuchar la voz de Loren. Y fue más sorpresa cuando ella se acercó a mí con una sonrisa en los labios.

—¿Te sientes mejor?

—S-Sí –susurré aún un tanto confundido

—No sabes el susto que me diste –la sonrisa desapareció y en su lugar se enfureció –eres un idiota ¿Por qué no me llamaste?

—¿De qué hablas?

—Te desmayaste porque estabas cansado, deshidratado y no se diga tu estado de nutrición, si las cosas iban mal en casa ¿Por qué no me llamaste? ¿Ah? Se supone que puedes usar el trato que hicimos a tu favor

—Es que... no me di cuenta de que las cosas estaban así de mal

—Hoseok... -suspiró –debes aprender a comer bien, no puedes volver a pasar por esto ¿Qué pasa si te da anemia o algo peor? ¿Ah?

—Lo lamento

Me miró en silencio por unos segundos, creo que quería seguir regañándome, pero desistió.

—No importa ahora –respiró profundo –en cuanto salgas de aquí, iremos con un nutriólogo para que te de una dieta que te ayude a mejorarte... iré a decirles a tus abuelos que ya despertaste

Antes de que se fuera, alcancé a tomarla de la mano.

—¿Qué pasa? ¿Quieres algo?

—¿Te... te quedaste todo este tiempo conmigo?

—Claro que sí

—¿Cuánto tiempo?

Sacó su teléfono y miró la hora.

—Son las tres de la mañana ya

—Entiendo –la solté para que fuera por mis abuelos que no me parecía una buena idea. Quería estar en silencio, solo quería estar en esta habitación de hospital en completo silencio, con Loren a mi lado y nada más. Pero la abuela parecía no querer irse pronto, incluso por un momento pensé que correría a Loren para que ella pudiera quedarse a cuidarme toda la noche, pero logré que se fuera a casa al final.

—Vendremos más tarde –dijo la abuela –lo prometo

—Más tarde me dan de alta –dije –no necesitas venir, abuela

—Iremos a tu casa a verte

—Quisiera descansar un poco

—Hoseok –suplicó

—Abuela, estaré bien –sonreí –en cuanto duerma un poco, prometo ir a visitarte

—Está bien... está bien

Donsung tuvo que llevarse a la abuela un tanto a la fuerza, pero después de un rato logre que todos se fueran dejándonos solo a Loren y a mí en la habitación.

—¿Tú... también te iras?

—No, está bien, llamaré a Pony y a Peter para decirles que hoy no iré a trabajar, pero si quieres que me vaya...

—No quiero que te vayas

—Está bien -sonrió -iré por una enfermera para que pueda traerme alguna cobija y una almohada, solo iré a casa por ropa para cambiarme y ropa tuya para más tarde

—Pero ya es de madrugada, es peligroso que vayas ahora

—No pasará nada, iré rápido por todo

—Solo ve por tu ripa, no vayas por la mía

—Pero...

—Por favor

—... Está bien -suspiró -iré solo a casa por ropa para mí y más tarde iré por ropa para ti ¿Está bien?

—Sí

—Bien, ahora vengo

Tomó su bolsa y me dio una cálida sonrisa antes de salir de la habitación.

Me gustaba cuando me sonreía así, me hacia sentir tan tranquilo cuando me sonreía de esa manera, me hacia sentir seguro y feliz, no es como me siento cuando la abuela o mamá me sonreía, es diferente, todas esas sonrisas me hacen sentir bien, pero la de ella es diferente ¿Saben? Es especialmente para mí, para nadie más.

Después de unos minutos Loren regresó y encontró una cama improvisada que la enfermera amablemente había acomodado a un lado de mi cama para ella. Entró al baño y se cambió de ropa incomoda del trabajo por una cómoda pijama. Apagó las luces y ambos nos quedamos en silencio en la oscuridad.

—¿Cómo puedes vivir en una casa tan silenciosa? -pregunté

—¿De qué hablas?

—En los pocos días que llevo viviendo sola, el silencio es algo... incomodo

—Claro que es incómodo al principio, pero después te acostumbras

—¿Cuánto tiempo llevas viviendo sola?

—Desde que tengo 20 años

—¿Por qué?

—Es una larga historia, Hoseok

—Tenemos mucho tiempo ¿Sabes? Hasta que amanezca

—No, tienes que dormir y descansar, además -suspiró -eso no es algo de lo que quiera hablar ahora

—... Está bien

Hubo un silencio por unos segundos, pero tuve que hacer una nueva pregunta.

—¿Entonces por qué siempre pedías silencio?

—No lo sé, pero, cuando estoy en casa, en silencio... me siento... mal

—...Me tenías a mí

—Por eso disfrute el tiempo que estuviste en mi casa... al principio no -sonreímos

—Entonces ¿Por qué firmas? -susurré

—Tienes que entender porqué firme, por ti mismo

—No sé cuánto tiempo me tomará eso

—No creo que mucho

—¿En serio?

—Eso espero

No dijimos más, los dos volvimos a quedarnos en silencio por un largo tiempo, quería seguir hablando con ella, pero cuando me di vuelta en mi cama para mirarla, mejor preferí quedarme en silencio porque ella ya se había quedado dormida.

¿Qué tan cansada está?

Levantarse temprano al trabajo, pasar todo el día en la oficina y al salir, tener que ir a casa del abuelo a soportarlo a él y a sus tonterías y después, tener que quedarse conmigo hasta ahora. Seguro está bastante cansada.

Cerré la boca, me di la vuelta en la cama y me dormí. 

100 Días (JungHoSeok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora