Adoro los fines de semana. Más porque podía estar todo el día con Hoseok. Después de que vendiera su casa y se viniera a vivir a la mía, los fines de semana los pasábamos juntos, en casa.
Cuando desperté, lo primero que solía hacer era darme la vuelta para encontrarme con él a un lado de mí, pero hoy fue la excepción, porque no estaba junto a mí. Supuse que estaba en la cocina así que con calma bajé de mi cama poniéndome mis pantuflas para poder bajar a la cocina.
—Buenos días -le di un abrazo por la espalda
—Buenos días
—¿Qué haces?
—Hot cakes
Me senté en el banco de la isla y tomé un plato con tres panes y los cubrí con mermelada de fresa y comencé a comerlos.
—¿Harás algo hoy? -preguntó de repente
—No ¿Tienes algo en mente?
—Sí, vayamos a comer
—¿A dónde?
—Narisawa
—Está bien, me gusta la comida japonesa
—Lo sé -sonrió
Pasamos la mañana y parte de la tarde limpiando la casa, casi terminábamos, pero alguien lo llamó por teléfono.
—De acuerdo, nos vemos en un momento
—¿Qué pasa? -pregunté
—Algo pasó en la oficina -guardó su teléfono en la bolsa de su pantalón -pero volveré para la cena, lo prometo
—Ve
—Nos vemos allá
—Tranquilo
—Ponte algo demasiado lindo
—Está bien -sonreí
Me dio un beso en los labios antes de ir a cambiarse de ropa y después irse, mientras, yo terminé de limpiar la casa hasta que llegó la hora de prepararme para la cena.
Tomé una ducha y busqué un lindo vestido en mi armario para ponerme.
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Bajé a la sala y me senté a mirar un rato la televisión en lo que él llegaba, pero cuando tomé el control remoto, llegó un mensaje de él.
Te veré en el restaurante. No tardes.
No dije nada, simplemente le respondía que ya iba para allá. Tomé mi bolsa y subí al auto.
El restaurante al que iríamos era un lugar realmente elegante y la fachada era muy llamativa, más por todas las luces que la decoraban.
