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Me incliné a ella y dejé un beso en su frente. Sus ojos me miraban asombrados, pero yo solo pude sonreír un poco. Con todo esto no me enfoqué en preguntar lo que a ella le importaba y probablemente le preocupaba en estos momentos.

—¿Cómo está tu padre? -pregunté

—Está bien, pero tiene que descansar o las cosas se pondrán mal

—Eres igual de terca ¿Sabes?

—Claro que no

—Claro que sí, trabajas todo el tiempo y no te preocupas por descansar

Sonrió recargando su cabeza de nuevo sobre el respaldo mientras cerraba los ojos.

—Por cierto -dije -el abuelo me dijo que te enfrentaste a él aquella noche

—No podía seguir escuchándolo, tenía que decir algo

—Nadie lo enfrenta de ese modo, solo mamá, pero le caes muy bien y por eso te perdono

—No me interesa si me perdona o no, solo quiero que cierre la boca por un momento

—Eres valiente

Solo sonrió.

Se veía cansad, así que me ofrecí a llevarla a casa y para cuando llegamos, ella ya se había quedado completamente dormida.

—Loren

La llamé suavemente para despertarla, aun cuando estaba luchando en mi interior por no despertarla.

No hubo necesidad de que me lo dijeran dos veces, no la seguí moviendo y simplemente encendí el auto para ir a mi casa.

La bajé del auto en mis brazos, con cuidado y con el mismo cuidado subí las escaleras hasta mi habitación para dejarla sobre mi cama.

—Debiste llevarme a casa -me sorprendió escucharla, todo este tiempo había pensado que estaba dormida, pero al parecer no

—¿Estabas... despierta?

Negó con la cabeza sin abrir en ningún momento los ojos.

—Lo hice, pero... no quería despertarte

—Pudiste entrar

—No lo pensé -mentí

Soltó una suave sonrisa y se acomodó en la cama.

Le quité los zapatos y por un momento pensé en cambiarle la ropa por algo más cómodo. No creo que un traje sea lo más cómodo para dormir, pero no voy a hacer eso, no la voy a desnudar mientras ella esta dormida. Simplemente le quité el saco y la cubrí debajo de las cobijas.

Loren

Sabía dónde estaba dormida, me di cuenta de eso cuando me dejó en su cama, aunque no pude procesar la importancia del que me trajera a casa, sabía que él estaba dormido a mis espaldas y déjenme decirles que, me encantaba tenerlo a mi lado.

Hace tiempo que había despertado, pero él no, así que simplemente me quedé en mi lugar en silencio, con los ojos cerrados esperando que él despertará, pero después de unos 10 minutos abrí los ojos de golpe al recordar la cena de caridad que tendría en la noche, además, todavía tenía asuntos que me faltaban tener listos para esta noche, como mi discurso de agradecimiento, por ejemplo.

Me levanté de la cama y tomé mis zapatos para ponérmelos.

—¿Ya te vas? -preguntó él detrás de mí con su voz ronca

—Tengo una cena de caridad en la noche y no tengo completo mi discurso de agradecimiento

Me levanté de la cama y entré al baño para arreglarme el cabello y pocos detalles de mi ropa. Salí del baño y me di cuenta de que él me miraba dulcemente mientras abrazaba su almohada.

—Sigue durmiendo

—¿Qué es esa cena de caridad?

—Es una cena donde se harán subastas de cosas donadas por diseñadores de ropa famoso y artistas, todo ese dinero irá a dos asociaciones, una de niños que necesitan tratamientos caros y otra para animales, yo soy la que propuso la idea y por eso tengo que dar el discurso de agradecimientos

—¿Puedo... ir?

—¿Qué?

—Quisiera ir -susurró

—¿Quieres salir conmigo? ¿En público? ¿Voluntariamente? -sonreí

—Quiero salir en las noticias contigo, que en todo internet sepan que estamos juntos, que todo mundo sepa que estás conmigo

—¿En serio?

—Sí

Me senté en la cama y peiné un poco su cabello.

—Te veo a las ocho, entonces, en mi casa

—De acuerdo -sonreímos al mismo tiempo

Me incliné un poco y besé su frente.

—Nos veremos en la noche -me despedí

—Nos vemos en la noche

Dejé su casa y fui directo a la oficina para volver a estresarme con todo esto. Lo único bueno era que, en cuanto a mí, el vestido ya estaba listo.

—¡Buenos días!

Al parecer Peter no tenía suficiente trabajo, llegaba muy feliz.

—Hola -sonreí, pero sin despegar mis ojos de la computadora, mis dedos tecleaban a una velocidad olímpica, si existiera una competencia, yo ganaría

—Vaya, vaya -se sentó delante de mi escritorio -miren nada más

—¿Qué cosa?

—¿Qué cosa o quién es el causante de esa gran sonrisa?

—¿De qué hablas? -terminé de escribir lo que escribía y lo miré

—¿No te duelen las mejillas?

—No

Se me quedó mirando, pero yo solo pude mirarlo con una sonrisa.

—Diem -dejó sus codos en el escritorio ¿Cómo se llama?

—¿Cómo estás tan seguro de que es un él?

—¡OH POR DIOS! ¿No me digas que las cosas con Hoseok van bien?

Escuchar su nombre lo único que hizo fue hacerme sonreír mientras mordía mi lengua.

—Te dije que las cosas mejorarían

—Tenías razón

Se inclinó un poco al escritorio.

—¿Cómo pasó?

Le conté todo lo que pasó, desde cómo me lo encontré en el hospital hasta el momento en que me quedé a dormir en su casa.

—Amiga –sonrió –me alegro por ti, en serio, él te hace muy feliz y a mí me gusta verte feliz

—Gracias

Pero a eso no había venido, así que entre los dos nos pusimos a completar mi dichoso discurso para en la noche. Estuvimos escribiendo discursos por horas, desechando los malos y quedándonos con lo bueno de algunos hasta que pudimos crear algo digno de presentar y solo hasta que a Peter le gustó, nos fuimos a casa.

Es pesado lograr que le guste un discurso a Peter, pero cuando le gusta, es porque está perfecto.

Terminamos despidiéndonos en el estacionamiento a una buena hora como para poder regresar a casa y cambiarnos de ropa y encontrarnos de nuevo más tarde en la cena. 

100 Días (JungHoSeok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora