100 Días (JungHoSeok)

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Solo pude sonreír un poco ante la sorpresa de ver de nuevo a mi hermano mayor.

—S-Sí

Sus ojos pasaron de los míos a los de ella.

—Esta mujer tan hermosa debe ser tu prometida -tomó su mano y besó la piel de su dorso como si todos viviéramos en el siglo XIX

—Soy Loren

Su sonrisa de idiota mientras lo miraba me molestaba, demasiado, así que arrebate su mano.

—¿Qué haces aquí? -pregunté

—Bueno -me miró -me enteré de que mi hermanito se casa y quería conocer a la afortunada, además, quería llegar antes que mis padres

—¿Mis padres?

—Sí, llegarán mañana, ellos quieren hablar con el abuelo

—¿De qué quieren hablar con él?

—No lo sé -levantó los hombros -supongo que vienen a reclamarle esto -nos señaló a ella y a mí

En ese momento, Loren dejó de sonreír y miró a mis abuelos que estaban sentados en la mesa, ignorándonos por completo inmersos ellos en su propia platica.

—Am... -comenzó algo nerviosa atrayendo sus miradas -tengo... tengo algo que decir

—Dilo -dijo el abuelo con una sonrisa

—Hoseok y yo...

Tomé su mano de inmediato deteniendo sus palabras.

—Iremos a un viaje mañana, a la casa de campo, si es que podemos

El abuelo aplaudió y sonrió más.

—¡Claro que pueden! Ahora mismo llamaré para que preparen todo para su llegada

Los ojos de Loren se clavaron en mí.

—Esa casa -se acercó Donsung -me hace recordar tantas cosas -había nostalgia en su voz -¿Recuerdas cuando montábamos a caballo?

—Sí, lo recuerdo -dije entre dientes

—Este muchacho es un profesional montando a caballo -me tomó del hombro -podrías enseñarle a tu chica un poco

—Tal ve lo haga -alejé su mano suavemente

—Pero yo... -comenzó ella, pero la interrumpí tirando de su mano

—Ven conmigo

La saqué del comedor y la llevé hasta las escaleras hasta llegar a mi habitación. Cerré la puerta con pasador para que nadie nos interrumpiera.

—¿Qué pasa contigo? -estaba molesta -¿No querías que terminara esto?

—Yo no, tu fuiste la que tuvo la ida

—Porque tu no dejas de quejarte

—Cállate

Cruzó los brazos y cerró los ojos respirando profundamente.

—Dime -me miró -¿Por qué no me dejaste decirlo?

—No lo sé

—... ¿Es por Donsung?

—¿Qué?

—A kilómetros se nota que no te cae bien tu hermano -sonrió

—Eso no es cierto

—Claro que sí ¿Es por eso que no me dejaste hablar?

—Escucha lo que estás diciendo, esas dos cosas no tienen nada que ver la una con la otra