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Loren 

Pensaba solo en el momento en que pudiera regresar a casa y descansar, pasar un tiempo conmigo misma con una serie, algún vino y bocadillos, pero ahora tenía que ir a casa de los abuelos.

Llegué a la casa justo a tiempo y vi que el auto de Hoseok ya estaba afuera estacionado así que simplemente entré y me dirigí a la sala donde las risas del abuelo, de la abuela y de... ¿Donsung? Retumbaban en toda la casa. Los techos altos solo hacían que cualquier ruido sonara mucho más fuerte de lo que probablemente era.

—Buenas noches –saludé en cuanto llegué a la puerta de la sala

—¡Loren! –gritó el abuelo en cuanto me vio –pasa, pasa

Las sonrisas seguían en sus rostros aun cuando yo llegué, incluso una pequeña sonrisa estaba en el rostro de Hoseok, pero se desvaneció en cuanto me vio.

—Llegas en el momento indicado –dijo la abuela extrañamente feliz

—¿E-En serio? –me senté a un lado de Hoseok, pero dejado un espacio suficiente entre nosotros como para una persona más

—Recordábamos cuando Hoseok y Donsung estaban pequeños y hacían travesuras –en las manos de la abuela había un álbum bastante gordo de fotos, el cual me entregó y en "recuerdan cuando..." de parte de Donsung, comenzó de nuevo la plática. Escuché lo que decían y al mismo tiempo miraba las fotos de dos niños tiernos que parecían muy unidos, con sonrisas y ojos de diversión.

Una foto que supongo es ley que todos los padres tengan guardada para usarla más tarde para avergonzar a sus hijos con sus amigos, familia o parejas.

Sabía perfectamente quién era quién. Era una foto donde estaban dos niños en calzoncillos, en lo que parecía ser un jardín. Era un día soleado y parecía caluroso. Atrás de ellos había una pequeña alberca infantil mientras los dos niños estaban sentados en el lodo, cubiertos por completo. Uno de ellos, Hoseok, estaba sonriendo, cubierto de ese lodo de pies a cabeza, con su clásica barriga regordeta de bebé, pero eso sí, con una enorme sonrisa mientras que Donsung parecía estar segado con la luz del sol con una cara bastante graciosa.

Era bastante gracioso y tierno, así que no pude evitar sonreír, pero cubrí mi sonrisa con mi mano antes de pasar a la siguiente página.

—No te burles –susurró Hoseok

—Es inevitable

Y solo después de unas cuantas anécdotas más, pasamos a comedor para por fin cenar.

Pensé que después de la cena simplemente sería tranquila y amena, pero como siempre, Bonhwa no pudo evitar hacer de este buen momento, uno no tan placentero.

—Loren ¿Cómo vas en el trabajo? –preguntó

—Bien, gracias –sonreí

—Eso es bueno –miró a Hoseok –solo espero que pronto aprendas a ser como ella, no entiendo qué fue lo que hice mal para que fueras un bueno para nada, se supone que los educamos igual –miró por unos segundos a Donsung -y solo tú eres un inútil

Y toda la buena atmosfera se fue a la mierda.

Hoseok dejó ruidosamente el vaso de agua sobre la mesa y lo miró sin decir nada, pero era más que obvio que estaba furioso.

—Bonhwa –suplicó su abuela, pero él la ignoró por completo y continuó con sus tonterías

—No puedes pasar toda tu vida dependiendo de los demás, debes aprender a ser productivo, no puedes solo... esperar a que Loren te mantenga para siempre

—Ella no lo hará –dijo Hoseok mientras nosotras dos solo mirábamos como el momento iba aumentando de intensidad

—Pues no veo que hagas algo para que las cosas no sean así

—Sí lo hago

—¿Qué haces? ¿Ah?

—Lo que sea que haga ¡Siempre has pensado que soy un idiota!

—¡Eres un bueno para nada!

El abuelo golpeó la mesa con sus puños.

—Loren debe estar cansada de que solo estés en su casa como un maldito parasito, sin hacer nada

—¡Loren y yo nos divorciamos hace días! –soltó

Me quedé... sin palabras al igual que todos los demás que nos miraron incrédulos.

—¿Qué? –preguntó el abuelo

—Loren y yo nos divorciamos –repitió

El abuelo me miró esperando una respuesta.

—Es cierto –dije

—Pero ¡¿Quién les dijo que podían divorciarse?!

—¡Son nuestras vidas! Nosotros sabemos qué hacer con ellas

—¡Tú eres un idiota holgazán que no sabe hacer nada por si solo! –lo señaló

—Bueno, pues ¡Ese es mi maldito problema!

—Loren, será mejor que se vayan –dijo Donsung

Tomé a Hoseok del brazo y después de algunos jalones pude llevarlo hasta la salida de casa, pero había olvidado mi bolsa así que tuve que dejarlo solo y regresar por ella. Pero todos ellos seguían en el comedor mientras escuchaban como el abuelo seguía insultando a Hoseok. Cada palabra que decía, me hacía sentir más molesta.

—Hoseok es un buen hombre –dije haciendo que todos me miraran –no es un idiota, usted es el que no sabe darle las oportunidades correctas para mostrar sus habilidades

—¿Me estás diciendo qué hacer? –me miró con tanta rabia

—Solo le estoy diciendo que las personas se irán alejando de usted al querer controlar la vida de todos los que lo rodean... no deje que su vida se convierta en una solitaria vida

—¡Largo! ¡Largo de mi casa los dos!

Tomé mi bolsa y salí del comedor hasta la entrada donde Hoseok se había acercado ya a su auto. Él también estaba molesto porque miraba en silencio a un punto fijo con sus manos hechas puño a los costados de su cuerpo.

—Te llevaré a casa

—No hace falta –dijo molesto

—¿Estás bien?

—Estoy... bien –bajó el tono de su voz

No se veía bien, no se veía como normalmente lo hace cuando está molesto.

—No te ves bien –dije –déjame llevarte a casa ¿Sí?

—¡No quiero...! –y de la nada, se desvaneció

Era un hombre alto y hubiera sido un problema si yo hubiera sido pequeña, pero, aun así, era más pesado que yo, pero logré amortiguar su caída.

—Hoseok –golpeé su mejilla cuando estuvimos en el suelo -¡Hoseok!

El piso estaba frío y pude sentirlo en la piel de mis piernas. Lo tenía en mis brazos, mis piernas debajo de él y las suyas extendidas sobre el pavimento.

—¡Ayúdenme!

Estaba asustada, no sabía qué le había pasado, no tenía fiebre o algo notable que pudiera decirme o darme una pista de lo que era y eso me estaba causando entrar en pánico.

—¡Ayúdenme! ¡Por favor!

De un momento al otro salieron todos de la casa, el abuelo, la abuela, Donsung y algunos empleados quienes ayudaron a cargarlo hasta el auto de Donsung. Lo pusieron en los asientos de atrás, su cabeza la recosté sobre mis piernas mientras Donsung manejaba y sus abuelos nos seguían detrás en otro auto hasta el hospital. 

100 Días (JungHoSeok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora