Seguí explorando la casa cuando terminé con mis cosas. Una propiedad hermosa, en un lugar lejano donde no se escucha ni un solo auto, ni una sola persona, donde hay montañas alrededor del lugar, un enorme jardín y... un ¿Establo?
Era un edificio a lo lejos, parecía una caja de zapatos gigante, de color gris con tonos blancos.
Al llegar me di cuenta de que dentro era hermoso, y que además había caballos. Cuatro caballos que asomaban sus cabezas.
—Hola -susurré cuando me acerqué al primero
Me acerqué lentamente con mi mano levantado con intenciones de acariciarlo.
Lo que aprendí de los programas de televisión, es que no todos los animales están de buen humor todos los días. Tienen sus días malos y no sé cuándo son, así que, para no perder mi mano, me acerqué lentamente. Pero al parecer estaba de humor, él mismo se me acercó aceptando mi caricia. Eran lindos, jamás en mi vida había visto un caballo en persona, así que esto era una experiencia nueva para mi y lo estaba disfrutando, así que en cuestión de minutos me había hecho al parecer, amiga de los cuatros caballos.
—Señorita -uno de los hombres apareció en la puerta -aquí estaba
—¿Me estaban buscando?
—El joven Hoseok la busca -parecía aliviado de haberme encontrado
—¿Para qué?
—Solo quería saber dónde estaba
—Pues, taran, aquí estoy -sonreí
—Le avisaré que está aquí
Tomó su teléfono y mando un mensaje. Con ese mensaje enviado, él había terminado su pendiente y al parecer se había relajado un poco.
—Parece que ya son buenos amigos -sonrió
—Sí, eso parece, son ¿Lindos? ¿Lindas?
—Ellos dos son machos y ellas dos son hembras -lo señalo
De un lado estaba las dos hembras y del otro los dos machos.
Se acercó al que acariciaba a hora mismo.
—Él es Hades -era el primer caballo, de un pelaje negro, totalmente negro
Tiene sentido.
—Él es Sargento
Era el segundo caballo de un color café oscuro, con cabellera negra linda y sedosa -ella es Perséfone -era una yegua de color blanco, totalmente alvina
Era un buen juego de nombres y de colores.
—Y ella es Laureana -una yegua de color amarillento con cabellera rubia estaba al fondo del establo
—¿De quienes son? -pregunté
—Sargento y Laureana son del joven Donsung y Hades y Perséfone son del joven Hoseok
—¿Dante sabe de filosofía griega? -sonreí -eso me sorprende, no esperaba que supiera de eso
—¿De qué habla? -sonrió confundido
—¿Conoces quiénes son Hades y Perséfone?
—N-No
—Hades es el dio del inframundo y Perséfone era la hija de Zeus y Demetér -me acerqué a Perséfone -un día Hades la vio y se enamoro de ella así que la rapto y la obligo a casarse con él y así ella se convirtió en la reina del inframundo
—Siempre me pregunte de dónde había sacado esos nombres tan extraños
—Bueno, ahora sabes que Hoseok sabe algo de filosofía
—Sí, sé muchas cosas que te impresionarían
Nos asustamos un poco. Hoseok estaba en la puerta desde quién sabe cuándo, con los brazos cruzados en su pecho y con una mirada clásica de él de enojo. El hombre, de inmediato se despidió y nos dejó solos.
—¿Qué haces aquí? -preguntó
—Solo quería ver qué era este lugar
Se acercó a su yegua y comenzó a acariciarla con un tacto tan dulce que era extraño. Jamás lo había visto tener una actitud dulce con nadie.
—¿Por qué les pusiste esos nombres? -pregunté
—¿Qué tienen?
—Solo... por los colores, son unos nombres muy... apropiados
—¿Eso es un cumplido?
—Si quieres -levanté los hombros -¿Por qué me buscabas?
—Estabas muy callada -me miró -no quiero que hagas maldades en mi casa
No soy tan desastrosa como las personas que invitas en tus fiestas, de eso estoy segura.
—Prometo, no romper nada
—Eso espero
Lo dejé en el establo y regresé a la casa. No lo volvía ver hasta la hora e la cena.
Al bajar en busca de algo de comer, me encontré con las dos mujeres en la cocina preparando la cena.
—Señorita Loren -saludó Isabel
—Solo díganme, Loren -sonreí
—Loren -al parecer les incomodaba un poco llamarme por mi nombre, pero tendrían que acostumbrarse -la cena estará en unos minutos
—¿Qué hay para la cena? -me recargué en la isla de la cocina donde ellas preparaban la comida
—Pechuga de pollo con crema de cilantro y puré de papa
—C'est bon
No había comido nada desde que llegamos, y era normal que me estuviera muriendo de hambre ahora, así que para acelerar las cosas yo también ayudé.
—¿Ahora también eres empleada? -Hoseok apareció simplemente para fastidiar
—No, solo ayudo un poco
—Que atenta
—¿En serio solo me buscas cuando quieres pelear?
—Estaba aburrido -levantó los hombros, despreocupado
—Ve a jugar un rato, en lo que esta lista la cena
Se alejó, afortunadamente, de la cocina sin decir nada más. Las mujeres me miraban confundidas cuando él desapareció de mi vista.
—¿Qué pasa? -pregunté
—Ustedes... no...
—¿No nos llevamos bien? No -limpié mis manos con un trapo
—Pero...
—¿Vamos a casarnos? Sí -suspiré -es una larga historia -sonreí -solo cocinemos esto
Me gustaba que no insistieran en saber más y simplemente nos pusiéramos a cocinar.
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100 Días (JungHoSeok)
Teen FictionEl amor es mucho mejor cuando nace que cuando se obliga a amar a alguien. Solo hace falta comenzar lentamente.