Por fin hoy era fin de semana, así que no tuve que escuchar el ruido que siempre hay cuando ella se prepara para irse. Había paz.
Yo siempre suelo despertar tarde, eso no es extraño, pero que ella lo haga, sí lo es.
Era la una de la tarde y ella aún no bajaba, lo que era demasiado extraño en ella. Pero aun así, lo dejé pasar, pero 10 minutos después Loren apareció en la cocina.
—Buenos días -aún llevaba la pijama puesta
—Buenas tardes -dije
—¿Tardes? -se sorprendió
Señalé el reloj de la estufa para que viera que no bromeaba.
—No puede ser -susurró
—¿Cansada?
—Eso... creo
Yo ya había desayunado desde hace un buen rato, así que solo ella se preparó algo para comer.
—¿Desayunaste? -preguntó mientras su comida se cocinaba
—Sí
—¿Qué desayunaste?
—Cereal
Caminó a la mesa de la cocina donde yo estaba comiendo mi bocadillo, dejó sus platos del desayuno frente a ella y comenzó a comerlos en silencio hasta que el timbre de la casa sonó y Loren de inmediato se levantó y regresó después de unos minutos con una caja de cartón que dejó sobre la mesa.
—¿Qué es? -pregunté mientras le daba un mordisco a mi bocadillo
—Son las fotos de la boda
—Por fin -me emocioné -¿Aún sigue en pie la apuesta?
—Por supuesto
Tomó un chuchillo con el que cortó la cinta para abrir la caja y comenzó a sacar las coas. Sacó los álbumes y después fotos más grandes con un marco en ellas, supongo que esas serían las fotos que las parejas normalmente cuelgan en sus salas u oficinas, además había pequeños marcos que normalmente van en los escritorios, arriba de las chimeneas o en alguna mesa de entrada.
—¿Pondrás una de estas en tu escritorio? -tomé uno de los marcos pequeños donde salíamos ambos abrazándonos, sonriendo y a punto de besarnos
—Claro que no
—¿Por qué no? Deberías tomar esta oportunidad, no cualquier mujer tiene un esposo tan apuesto como yo
—Deberías entonces, tomar está foto y guardarla en tu billetera -me arrojó una foto
Tomé la foto y la miré por unos segundos. Ella aparecía con el ramo en sus manos, sonriéndole a la cámara mientras el viento que había ese día hacia volar un poco el velo blanco.
Que... linda se ve.
Negué con la cabeza alejando ese pensamiento y le arrojé la foto de vuelta.
—Tienes razón, olvídalo
Sacamos todas las cosas de la caja y vimos foto por foto.
—¿Cómo sabemos quién gana? -pregunté
—Pues... admito que ambos nos vemos muy convincentes
—Estoy de acuerdo con eso
—Dejémoslo en un juego de piedra, papel o tijeras de tres rondas
—¿En serio?
—¿Una moneda?
—La moneda
Se alejó de la mesa para acercarse a uno de los cajones de la cocina donde buscó una moneda.
—¿Tienes dinero en esos cajones? -pregunté cuando volvió a mi lado
—Solo un poco de monedas
—Pero... esa es una moneda china
Ya saben, moneda redonda con el centro cuadrado. De un lado un dragón y del otro un poco de escritura china.
—Es una moneda, es lo que necesitamos
—¿Por qué tienes algo como eso?
—Hace seis meses fui a China
—Ah
—Elige ¿Dragon o letras?
—Dragón
Lanzó la moneda al aire y la atrapó hábilmente con la mano, pero antes de dejar ver qué había caído, puso la moneda sobre el dorso de su otra mano y solo cuando quitó la mano, pudimos ver el resultado.
Dragón
Volvió a lanzar la moneda y esta vez, fue punto para ella, así que era un empate, lo que nos tenía nervioso a ambos, el próximo lanzamiento, determinaría al ganador. Un último lanzamiento y el castigo será dicho. La moneda voló por los aires y Loren la atrapo en un aplauso.
Levantó la mano lentamente y...
—Gané -dije son una sonrisa triunfante
Dejó la moneda sobre la mesa mirándome en silencio.
—Solo dime cuál será mi castigo
—Debe ser un castigo ejemplar -dije
La verdad es que no me había puesto a pensar en qué podría pedirle cuando ganara, así que por el momento no tenía una buena idea.
—Te lo diré después, tengo que pensarlo
—No te esfuerces demasiado -me acarició la cabeza como si fuera un perro
—¿A dónde vas?
—A cambiarme
—¿Saldrás?
—Sí
—¿A dónde?
No me dijo nada, solo me ignoró y regresó a su habitación.
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100 Días (JungHoSeok)
Teen FictionEl amor es mucho mejor cuando nace que cuando se obliga a amar a alguien. Solo hace falta comenzar lentamente.