Prólogo

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Por un sendero solitario se podía ver caminar con tranquilidad y serenidad a dos jóvenes.

El primero era un joven pelinegro que aparentaba una edad no mayor a los 22 años.

El primero era un joven pelinegro que aparentaba una edad no mayor a los 22 años

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Y el otro era un joven pelirosa de una edad a simple vista de no más de 20 años.

Y el otro era un joven pelirosa de una edad a simple vista de no más de 20 años

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(Ignoren la marca del gremio).

Pelinegro: Natsu, ¿estás seguro de hacer esto?.

Natsu: claro que sí Zeref, esto se lo prometí a Igneel antes de que muriera y no tengo pensado renunciar a mi palabra.

Zeref: (suspirando) está bien te apoyo en esto hermano, después de todo yo también le debo mucho a ese dragón.

Natsu: es verdad, gracias a él pudiste controlar tu maldición y ahora ya no pierdes el control.

Zeref: es verdad... (triste) pero eso no quita todas aquellas muerte que ocasione en ese entonces.

Natsu: (tocando el hombro de su hermano) ya deja de tortura te por eso, ya han pasado dos años desde ese entonces.

Zeref: (alzando la mirada) tienes razón, es como nuestro padre nos decía, "jamás se atormenten por lo que hicieron en el pasado y solo esperen con ansias el futuro".

Natsu: jajaja, te escuchaste igual a papá.

Zeref: jajaja lo se, que horror, a la próxima golpea me.

Natsu: de acuerdo.

Zeref: pero bueno, ¿cuanto falta para llegar?.

Natsu: por lo que puedo oler aún estamos a unos cuantos kilómetros de distancia.

Zeref: pues creo que será mejor apresurar un poco el paso ¿no crees?.

Natsu: estoy de acuerdo contigo, pero tu no eres tan rápido como yo.

Zeref: uy perdóneme usted, señor entrenamiento sobrehumano.

Mi Reina DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora