Por fin había llegado el tan ansiado día: hoy se enfrentarían al Ryonan por tercera vez en lo que iba del año. Todos quedaron en la estación de trenes, había tocado un día magnífico, el sol estaba alto y no asomaba ni un jirón de nube.
La presencia del equipo intimidaba a los escasos pasajeros que viajaban ese sábado, aún sin la presencia de Akagi, Rukawa y Sakuragi con su estatura sobresalían, y ni hablar de las caras de pocos amigos que traían la mayoría. No es que estuvieran de mal humor, pero fieles al recuerdo del antiguo capitán entrenaban levantando sus nalgas del asiento sólo un centímetro, ocasionando en el esfuerzo que sus caras presenten un rictus terrorífico a la vista de los transeúntes. Sólo Ayaco cortaba el aire tan tenso con su continua charla. Comentaba con Anzai las jugadas que habían preparado, a lo que el entrenador sólo asentía con una semi sonrisa beatífica en los labios.
Hanamichi era ajeno a los comentarios de la chica, estaba demasiado perdido en sus pensamientos, y encima mantenerse elevado del asiento le llevaba más concentración de la que era capaz . Haruko no asistiría al partido, y en parte estaba agradecido; no se sentía capaz de estar pendiente del juego de miradas del zorro. Era un partido importante, debía demostrar que había vuelto en forma, que su lesión no había podido con él. No es que le molestase lo que piense el quipo de la preparatoria del Ryonan, pero sí quería lucirse delante del puercoespín ése que tantas veces lo dejó en ridículo en la cancha. Esta vez le demostraría que no era el mismo novato. Debía de prepararse para recibir una lección por parte del genio del básquet.
-Vaya, debes de estar pensando en Haruko para sonreírte de esa manera. ¿No?
Era Mitsui quien le hablaba. Lo tenía sentado frente suyo, y al lado de éste estaba el zorro, con su ya consabida cara de "no me importa nada", mirando un punto fijo en el aire.
-Tienes una novia muy linda, Hanamichi. Eres la envidia de muchos, y tienes suerte de que te haya aceptado. Con Ryota siempre nos preguntamos qué pasaba por la cabeza de ésa chiquilla tonta cuando te dio el sí-le dijo en un tono intrigado al pelirrojo que ya empezaba a rabiar.
-¡No la llames así o te golpearé!-dijo enojado Hanamichi, comenzando a levantarse.
-Tranquilo Hanamichi, tranquilo-intervino Ayaco al ver la furia del pelirrojo-Mitsui te estaba haciendo un cumplido ¿no lo ves?- conociendo la conducta caprichosa de Hanamichi no podía hacer más que decirle algo así.
-Haruko no es ninguna tonta, y elegirme es lo mejor que pudo haber hecho, no pudo escapar a mi genialidad -dijo Hanamichi, contradiciendo lo que pensaba. No podía dejar que hablasen así de su novia, sea o no verdad. Había algo en su personalidad que le impedía doblegar su orgullo. Tal vez ella había sido una mala elección, sólo el tiempo lo diría, pero el no lo admitiría jamás.
-Vaya, ya llegamos. Esta es nuestra estación-anunció Ayaco con entusiasmo al ver que allí se acabaría el intercambio nada agradable de palabras.
El gimnasio estaba listo. Había pocos espectadores, sólo algún estudiante aficionado al basket se sentaba a observar. Los jugadores estaban en la cancha, en unos segundos comenzaría el partido. El encargado de los saltos iniciales ahora era Hanamichi, que esta vez se mediría con Sendoh.
Suena el pitido del silbato y el balón es arrojado al aire, y allí se desata un apasionado juego. El ganador del salto fue el pelirrojo, que ya tenía pintada en la cara la satisfacción por haberle superado a pesar de ser más bajo.
El partido era reñido. Se notaba la ausencia de Akagi bajo el aro, pero a la vez se compensaba con la falta de Uzumi. Los dos gigantes habían dejado el básquet; uno se dedicaba al negocio familiar y el otro a sus estudios universitarios.
Sendoh había mejorado, y Hanamichi otra vez lo veía fuera de su alcance. Se peguntaba que tanto debía entrenar para poder ganarle. Sabía que en ocasiones había sorprendido al puercoespín con sus hábiles movimientos, pero Hanamichi pudo darse cuenta que otra vez Sendoh había avanzado, tanto o más que él, manteniendo la distancia. El zorro era otro tema...Parecía tan metido en el juego que sus movimientos eran perfectos. La rivalidad pasajera que experimentó con Sawakita tiempo atrás estaba dando sus frutos. Su juego unipersonal ya no destacaba tanto; se había convertido en un excelente compañero en la cancha, dejando un poco de lado la condición de estrella. Con enfado Hanamichi miraba como Sendoh y Rukawa se desafiaban constantemente cuando quedaban en un uno a uno. Se encerraban en una atmósfera de concentración tal, que hasta los mismos compañeros de equipo quedaba en un silencio que sólo era roto cuando alguno ganaba. Rukawa parecía haber llegado por fin al nivel de Sendoh, para sorpresa de todos.
Al terminar el primer tiempo todos estaban exhaustos, y Hanamichi no era la excepción a la regla. Sudaba a mares, y sentía un leve malestar en su espalda, pero con miedo a que lo saquen del partido no lo mencionó. El cansancio no era nada comparado con su enojo. Se mantenía sentado en el banco con el ceño fruncido mientras la rabia hacía estragos en su interior. Esos dos lo estaban opacando como si nada.
-Saca esa cara de odio, no está Haruko, así que no tienes por que tratar de lucirte-le escuchó decir a Ryota-juega como siempre, lo estás haciendo bien ¿no es verdad Ayaco?-terminó dirigiéndose a la manager de cabellos rizados que buscaba algo en su cuaderno de notas.
-Si, ya llevas cuatro rebotes y ocho puntos, sin contar con el tapón que le hiciste a Fukuda. Lo estás haciendo bien Hanamichi, no debes de preocuparte-le dijo Ayaco.
-¿Acaso te duele algo?-lo increpó Ansai, que hasta el momento se había mantenido callado. No había tenido necesidad de intervenir, ya que el partido estaba yendo bastante bien-Te noté un poco desconcentrado.
-¡Viejo! No, yo...yo no estaba desconcentrado, recuerda que soy el demonio de la concentración-decía Hanamichi ya al lado del entrenador mientras le tocaba la papada con golpecitos.
Ayaco lo apartó dándole de abanicazos, devolviéndolo a su antigua posición.
-¿Cuántas veces debo decirte que seas más respetuoso con el entrenador? Eres un cabeza hueca Hanamichi-le gritaba Ayaco.
Apenas había empezado el segundo tiempo cuando Rukawa sorprende a todos. Luego de un tiro libre se acerca al entrenador y deja a todos boquiabiertos con las palabras que salen de su boca.
-Sakuragi estorba. Sáquelo por favor.
Y como si nada vuelve a la cancha, ganándose miradas extrañadas, y una mirada de odio profundo de parte del chico de los cabellos de fuego. Anzai pidió tiempo fuera, y procedió a seguir la sugerencia de Rukawa sacando a Hanamichi que salió hecho una furia, sin decir nada. El resto del partido se la pasó en la banca, acribillando con la vista a Rukawa que no cesaba de enfrentarse con Sendoh. Muy en el fondo estaba agradecido por que lo hayan sacado, no sentía las mismas fuerzas que al comienzo, su cuerpo no respondía igual; pero ¿qué diablos se creía ese zorro para decir que estorbaba delante de todos? Lo que más dolía era ver que el partido no sufrió modificación alguna con su ausencia. Al ver a Rukawa, lo único que deseaba era golpearlo muy fuerte y sacarle esa mueca de autosuficiencia. Todo lo que hacía el zorro parecía ir en contra de él.
Ganó el Shohoku por un diferencia de seis puntos: 86-80. Además de la actuación de Rukawa, Mitsui jugó maravillosamente bien, encestando 25 puntos, de los cuales seis fueron triples. Luego del saludo cada equipo se dirigió donde el resto de sus compañeros, a excepción de el zorro y el puercoespín que se mantenían alejados del resto. Sendoh sonreía mientras hablaba, Rukawa se limitaba a mirarlo. A ambos se les notaba cansados, el sudor les caía del rostro y sus respiraciones estaban agitadas. Sakuragi no escuchó las palabras que le dirigía el del Ryonan, pero si captó muy bien el movimiento de los labios del pelinegro cuando formaron la frase: "nos vemos más tarde".
¿Qué tanto se conocían que habían quedado en verse ese mismo día? Por lo que recordaba Hanamichi, esos dos no podían ser amigos. De hecho a Rukawa no se le conocía ningún amigo.
Se quedó de una pieza cuando notó que Sendoh le daba un pequeño golpecito al zorro en su hombro a modo de cariño, y éste se quedaba estático. Se dieron la mano y por fin cada uno se fue a reunir con sus respectivos equipos. En cuanto llegó junto a ellos, Hana le dedicó la mirada más furiosa de la que fue capaz. Todo dentro de él hervía, y se intensificó más aún cuando Rukawa lo pasó sin siquiera reparar en él. Hanamichi ya no se aguantó y de un salto lo alcanzó, quedando frente a frente. Tenía pensado insultarlo hasta el cansancio, pero el ver los ojos tranquilos y cansados de Rukawa las palabras se le volaron de la cabeza, quedándose sólo con una mirada que de ira, apenas tenía un dejo. Salió corriendo a los vestuarios, tomó su bolso y se volvió sólo a casa sin despedirse de nadie. Por ese día ya había tenido suficiente, lo único que quería era relajarse haciendo cualquier cosa, y lo único que se le ocurrió fue estar con Haruko. Luego de pasar por su casa y tomar un baño le propondría una cita.
Llegó a la conclusión de que no había escogido bien el lugar de la cita cuando mientras iba caminando por la playa tomado de la mano de su chica, en una cancha cercana distinguió dos siluetas que tanto había visto durante la tarde. Allí estaban Rukawa y Sendoh, jugando con los últimos rayos de sol.
A Hanamichi una punzada que no supo describir le recorrió el pecho. No quería verlos. Pegaría la media vuelta y se marcharía con Haruko por donde había llegado. Tarde. Sendoh los había visto y ya los llamaba a gritos, incitándolos a acercarse. De mala gana Hanamichi arrastró sus pies y los de Haruko junto al pavimento de la cancha callejera. El zorro seguía en lo suyo: encestar canastas desde la línea de triples. Sólo luego de encestar la última y recoger el balón se dio por aludido de la presencia de ellos.
-Sakuragi, que coincidencia vernos dos veces en el mismo día. Ya le decía yo a Rukawa que me había quedado con ganas de platicar un rato contigo. Como te fuiste tan apresurado hoy, me quedé sorprendido-le decía Sendoh con su mejor sonrisa-veo que tienes novia-dijo dirigiéndole una mirada a la niña que se tomaba fuertemente de la mano de Sakuragi-encantado, mi nombre es Akira Sendoh. Creo haberte visto en algún partido-y dicho esto le tendió una mano que Haruko con timidez estrecho.
-Haruko Akagi. El gusto es mío.- se presentó.
-¿Akagi? ¿Eres hermana del ex capitán?
-Sí, Takenori es mi hermano.
-Guau, no se parecen en nada-y terminó la frase riéndose sonoramente-ven aquí Rukawa, saluda a tus compañeros de escuela-increpó al pelinegro con más sonrisas.
¿Es que Sendoh nunca dejaba de sonreír? Le ponía los pelos de punta con su simpatía a toda hora.
El zorro sólo lo miró, y continuó picando el balón.
-Bueno, como que a veces no se le da mucho por hacer sociales. Jajaja-reía Sendoh sin perder el buen humor ante la indiferencia de Rukawa.
Hanamichi iba a dar por terminada la cháchara cuando observó a Rukawa acercarse, y luego de mirar las manos de ellos tomadas, le sonrió a Haruko y se quedó mirándola.
-Hola Haruko. ¿Cómo te encuentras hoy?-le dijo sin dejar de sonreírle ni un instante.
-Yo...yo...bien. Gracias-dijo la chica sin mirarlo directamente
-Creí que seguirías estudiando, como mencionaste que tenía exámenes cerca...
-ahhh...yo...no-tartamudeaba y se había puesto colorada hasta la raíz del cabello.
Atónito, a lo único que atinó Hanamichi fue a tomarla por la cintura atrayéndola hacia sí. Y sin quitar la vista del zorro lo desafió.
-Además de los estudios necesita pasar tiempo con su novio. De todos modos no es algo que debería de importarte. Búscate una novia y desaparece, zorro apestoso. Tu charla no le int....
Hana se interrumpió cuando Rukawa se daba la vuelta ignorándolo completamente y volvía a sus actividades.
-No te preocupes por él, en cuanto consiga conquistarlo ya no les molestará-soltó Sendoh con una naturalidad que golpeó a Hanamichi. Y siguiendo el ejemplo del pelinegro se volteó y volvió a lo suyo, dejando a un Hanamichi completamente petrificado.
¿Conquistarlo?¿Conquistar Sendoh a Rukawa?
Rukawa había sonreído por vez primera ante sus ojos. Tenía una sonrisa hermosa, pero sólo fue para Haruko, y tal vez llegara a ser para Sendoh, si es que ya no lo era. Ella había tenido una charla con él que ignoraba. Jamás le había dicho a nadie el porqué de la ausencia de Haruko en el partido, pero el zorro lo sabía
Otra puntada mucho más molesta se apoderó de él. No había sido una buena cita.
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Del Odio al Amor
FanfictionContinuación propia de Slam Dunk, fantástico manga de Takehiko Inoue. Intentando mantener la historia y las personalidades extravagantes de los dos novatos adolescentes del equipo de básquet del Shohoku que, rivales desde un inicio, se darán cuenta...