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Cuatro años después...
Bakugou y Todoroki habían cumplido ya dieciséis años, faltaban tan sólo unos días para que se casasen. Ambos estaban en sus respectivos palacios, ultimando los preparativos de la ceremonia que les uniría en matrimonio de por vida.
Shoto se encontraba en su dormitorio, probándose su traje de boda por última vez antes de irse. El traje del omega consistía en una yukata blanca, acompañada de un cinturón se seda plateado de seda y, por último, un pequeño velo que taparía el rostro del bicolor.
El omega se miró al espejo por última vez antes de salir de su habitación para iniciar su viaje con destino a las tierras del imperio de Los Bakugou.
"Nunca pensé que llevaría una ropa como está. Siempre pensé que iría vestido como un marido y no tan similar a una esposa. Esto me molesta un poco, no me agrada nada la idea de ser tratado como una mujer por ser omega."
En ese momento alguien entró a su dormitorio sin llamar previamente.
—¿Shoto? ¿Estás vestido ya?
"Esa voz..."
—¿Ma...má? ¿Qué haces aquí?
—Sí, cariño. Soy yo, ¿puedo verte?
—Sí, madre. Puedes verme.
Todoroki se retiró el velo hacia arriba para que su madre pudiera ver su cara.
—Shoto...¡E-estás guapísimo!—Exclamó su madre emocionada.
—Gracias, madre.—Le respondió sonriendo tiernamente.
La albina miraba a su hijo con ternura y orgullo.
—Hijo mío, necesito abrazarte. ¿Me permites?
—Por supuesto, madre. Pero...¿Cómo es que estás aquí? ¿Te has escapado?
—No, tú padre me lo ha permitido. Así que no debes estar alterado, él no me castigará por ello.
Rei se acercó a su retoño y le estrechó entre sus frágiles y delicados brazos tan fuerte como pudo.
—Te...Te voy a echar muchísimo de menos, Shoto.—Le decía su madre entre lágrimas.
En ese momento, el omega no pudo aguantar más sus lágrimas y lloró en silencio abrazado a su madre.
—Y-yo igual.
Tras unos minutos tuvieron que finalizar su abrazo.
—Perdóname, hijo. Te he hecho llorar cuando deberías estar feliz.—Dijo Rei mientras se secaba las lágrimas con su deteriorado kimono.
—No te disculpes, madre. No tengo nada que perdonarte, tú no has hecho nada malo.—Le respondió mientras se limpiaba su rostro de lágrimas.
—Pero, de poco arruino tu hermosa yukata. Y yo quiero que te veas hermoso y resplandeciente cuando te cases con Katsuki.
—No te preocupes por eso. Además, él no me importa, ni su familia tampoco. Sólo me importáis Fuyumi, Natsuo y tú. A parte que no me caso con Katsuki porque lo ame, sino porque es mi deber.
—Lo sé pero me hace ilusión. Así que, por favor, ¿sonreirías por mí ese día, aunque no te pueda ver?
—Sí, lo haré por ti.
Rei sonrió.
—Gracias, cariño.
Todoroki miró a su madre por última vez antes de irse y pudo fijarse en los moratones, arañazos y marcas que poblaban la blanca piel de su madre. Después se fijó en su vestimenta, ésta consistía en un viejo Kimono de color gris, bastante estropeado. Su pelo, anteriormente liso y brillante, ahora estaba despeinado, sin brillo y con muchos nudos pues su padre no permitía que nadie le proporcionase a su esposa nada que le hiciese verse hermosa. Desde su enclaustramiento en una de las dependencias del palacio, los criados se limitaban a darle alimento y agua a Rei, además su padre sólo le dejaba bañarse una vez a la semana.
La situación de Rei era horrible y a Shoto le enfurecía todo aquello pero, para su desgracia, él no podía hacer nada por su pobre madre.
"Tú no mereces esto, madre. Deberías ser tratada como la mujer tan maravillosa que eres y no como una paria."
—¿Shoto? ¿Estás bien? De repente te he notado muy tenso.
—Sí, estoy bien.—Le contestó sonriendo.
Ella le correspondió con esbozando una sonrisa similar a la de su hijo, una que reflejaba tristeza y desasosiego ante su inminente separación. Su doloroso adiós.
—Tengo que marchar ya, madre. Cuídate mucho, adiós.—Dijo despidiéndose de ella a la vez que caminaba lentamente.
—Adiós, hijo. Cuídate mucho tú también y recuerda que te quiero y siempre lo haré.
Todoroki, al escuchar a su madre, tuvo que hacer un esfuerzo supremo para no romper a llorar de nuevo.
—Adiós, madre. Yo también te quiero y así será siempre.
El omega ya no soportaba más estar allí, así que aceleró su paso, dejando a su madre sola en su dormitorio.
Rei se quedó sola con los recuerdos de su hijo y, sin poder evitarlo, calló de rodillas en el suelo, llorando desconsoladamente. Su amado hijo ya no estaría más con ella.
"Espero que seas feliz, hijo mío. Ojalá tu matrimonio con Katsuki sea feliz y próspero. Sé fuerte, cielo."—Pensaba entre lágrimas como si su hijo le estuviese escuchando.
***
Mientras, en el palacio de Los Bakugou, se estaba terminando de acomodar el palacio para la boda, la cual se celebraría en cuatro días. El omega llegaría el día de antes y todo estaría listo para su ceremonia.El joven alfa se encontraba en su dormitorio, concretamente en el balcón, desde el cual se veía un gran prado. Su ubicación le permitía visualizar cualquier carruaje que se aproximase a sus dominios y eso le agradaba.
"Aquí te estaré esperando Shoto. Ya estoy deseando hacerte mío para así cobrarme la venganza por las constantes humillaciones que me has hecho pasar. Prepárate."—Pensó esbozando una maliciosa sonrisa.
***
Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!
¡Espero que os haya gustado!
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El Deber de los Herederos.(BakuTodo)[Omegaverse]
FanfictionLa historia transcurre durante la época medieval japonesa, en la que conviven varias familias con gran poder y renombre, entre ellas: Los Bakugou y Los Todoroki. Los cuales son los más poderosos de todo Japón, ambas familias son enemigas durante gen...