XXXVII.

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***

Katsuki llegó por fin a la zona segura en la que estaba el médico junto a Aizawa, quien ayudaba a llevar allí a los heridos. Kaminari no se encontraba allí, él estaba en otra tienda con una médica beta que le acababa de administrar un supresor.

—Traigo a un herido más.—Dijo Bakugou cuando los vio a ambos y dejó a su amado en una de las camillas.

—Oh, ya veo, se trata del joven Hono-

—Él no se llama Honora, es Shoto, mí esposo.

El médico se sorprendió pues no sabía que el omega del emperador estaba presente.

—¿Usted no lo sabía, Bakugou-sama?

—No, no le sabido hasta hoy.

Entonces miró a Shota,  Bakugou se había fijado en que el alfa no mostró sorpresa cuando reveló la identidad del soldado.

—¿Tú sabías algo de esto, anciano?

Aizawa se puso un poco nervioso mas lo disimuló.

—Sí, yo lo sabía Bakugou-sama.

—¿Desde cuándo?

—Sospeché de él desde el día en el que lo vi, un día le manifesté mis sospechas y me confesó su identidad. Pero fue por una buena razón.

—¿Cuál?

—Su esposo lo hacía porque estaba preocupado por usted y por el país, no quería quedarse de brazos cruzados sabiendo que existía amenaza.

—¡Pero debiste habérselo impedido! ¡Shoto podría haber muerto!

—Bakugou-sama, comprendo su disgusto pero, aunque no le hubiera dejado entrenar con los demás, tengo la convicción de que Shoto-sama habría encontrado la manera de ejercitarse a sus espaldas.

Katsuki sabía que Aizawa tenía razón pero, sin embargo, no podía evitar sentirse molesto.

—Como sea, ya hablaré con él en cuanto se despierte. Yo voy a ayudar con el recuento de bajas

Sus subordinados se despidieron de Katsuki y el alfa salió de la tienda.

***

Mientras, en la tienda de Kaminari, la médica estaba en la puerta impidiéndole el paso a Tetsutetsu. Aunque lo cierto era que antes varios alfas habían tratado de pasar pero el joven alfa les había intimidado, tan sólo unos pocos insensatos se habían atrevido a enfrentarse a él. Cabe decir que salieron mal parados.

—Tetsutetsu-kun, deje de intentar entrar. No voy a permitir que esté a solas con Kaminari-kun.—

El alfa, enloquecido por el olor de omega en celo, intentaba burlar la protección de la beta.

—¡Oh, venga! ¡Si me dejas marcarle se acabarán los problemas!

El joven alfa no parecía desistir y ya estaba colmando la paciencia de la joven médica. Ella sabía que debía hacer algo.

"No podré retenerle por mucho tiempo, claramente él es más fuerte que yo. Lo lamento, Tetsutetsu pero no me dejas otra opción."

Entonces, sin que el soldado se diera cuenta, se sacó de su kimono un tranquilizante. Rápidamente acercó su mano izquierda al cuello del muchacho y se lo inyectó. Por fortuna, fue efectivo y el alfa cayó al suelo completamente dormido.

"Uff...Menos mal que funcionó."

La mujer dejó al soldado en el suelo pues éste era demasiado pesado para ella como para levantarlo, así que entró a la tienda y se sentó junto al omega, esperando a que la medicina hiciera efecto.

***

Alejado ya de las tiendas, Katsuki merodeaba por el terreno, comprobando los que habían muerto. Calculaba que, en la subida por el muro, perecieron unos quince soldados. En batalla, por ahora, contaba veintiún fallecidos. Además había unos cuantos que estaban heridos pero esos no corrían peligro de muerte.

"Y pensar que mi ejército inició con ciento cuenta soldados..."—Pensó observando la destrucción, sangre y cadáveres que la guerra había dejado atrás.

Continuó avanzando, pensativo, viendo también los soldados caídos en el bando contrario. Katsuki tenía la sensación de que en él había más difuntos que en el suyo.

"Pobre gente, morir en vano de esta manera."

En cuanto se cansó, decidió ir  hacia el árbol en el que Midoriya y Shinsou estaban atados pues quería comprobar que seguían allí.

Minutos después, llegó a la zona, vio que, efectivamente; ellos continuaban allí junto a Monoma.

"Al final ese bastardo cumplió su promesa."—Pensó aliviado.

—Eh, tú, bastardo.—Llamó al rubio.

Neito le miró y soltó un comentario burlón.

—¿Por qué has tardado tanto? ¿Acaso me ponías a prueba? No deberías ser tan desconfiado conmigo. Sabes que yo tengo interés en que estos dos sean castigados.

Bakugou sabía que tenía razón pero no reconocería frente al otro.

—No, yo tenía mejores cosas que hacer.

Katsuki se acercó a ellos y los desató por un momento; aprovechó que seguían inconscientes para buscar alguna cadena de hierro y ponérselas en el cuello, como si de vulgares esclavos se tratasen.

—Bakugou.—Le habló Neito levantándose del suelo.

—¿Qué?

—Hazlos sufrir.

—No te quepa duda alguna de que lo haré. Ahora vete antes de que alguno de mis soldados sanos te vea.

Monoma soltó una carcajada.

—No te preocupes, ya me voy.

El rubio se fue con lo puesto, a parte de los dos sacos con dinero que les había hurtado a Hitoshi y a Izuku.

"Qué más da, en el infierno no necesitarán dinero."—Pensó sonriendo satisfecho, sabiendo ya el destino que a ellos les aguardaba.

***

Rebuscó en uno de los carros de caballos y se topó con una cadena, la que le pondría a Hitoshi. Más tarde halló otra que le puso a Izuku. Después buscó a Iida, uno de sus más fieles aliados.

—¡Cuatro ojos!—Exclamó en cuanto lo vio.

El aludido se giró.

—¡Bakugou-sama! ¡Aunque sea el emperador de su reino, debería ser más respetuoso!

—Sí, sí, lo que tú digas. ¿Puedes custodiar a estos hijos de puta?

—¡Por supuesto!

—Bien, los dejo a tu cargo.

—¡De acuerdo, Bakugou-sama! ¡No le defraudaré!

El rubio cenizo se alejó del soldado y, como ya había cumplido con su tarea, se dirigió a la tienda en la que estaba su amado.

Cuando por fin estuvo en el lugar, pasó a la tienda sin decir nada y sin mirar a nadie. Él tan solo pensaba en Shoto. 

"Shoto..."—Pensó al verlo tumbado en el suelo, estando tapado con una manta.

Katsuki se sentó en el suelo junto a Shoto a la espera de que éste despertase.

"Despierta pronto, Shoto. Tenemos que hablar seriamente."

A pesar de que el alfa odiaba esperar, lo haría por su omega.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!



El Deber de los Herederos.(BakuTodo)[Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora