D I E Z

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Narra Jungkook

—Buenos días señorita Choi. —Dije felizmente, tocando sus puertas —Ha pasado una semana desde que me habló... ¿volverá a hablarme? Ya he venido muchos días, deme alguna esperanza...

Me senté en el suelo, mi rutina de todos los días.

—¿Desde ahora mis días serán así? ¿Seguirá ignorándome? No es por nada, señorita, pero a miles de chicas les gustaría estar en su lugar. —recapacité antes las tontas y egocéntricas palabras que dije —Pero usted no es como ellas ¿no es así? —Suspiré imaginándome su rostro. —Quiero verla... ¿sabe que tiene lindos ojos?

—No va a responderte... —Yeonjun apareció frente a mi, con un pijama de ositos y su cabello desarreglado. Frotaba sus ojos con delicadeza.

—Algún día lo hará —Estaba firme en lo que creía.

—Eres un buen amigo, Jeon, pero a lo que me refiero es que ni siquiera me ha hablado a mi. —Yeonjun se sentó a mi lado —y eso es extraño...

—Oh... bueno —mi corazón aceleró un poco, por la preocupación.

—¿Por qué haces esto? —preguntó llamando mi atención —Digo, eres un chico millonario, lindo, con una vida genial... ¿por qué quedarse aquí por Solar? ¿Tanto importa el matrimonio?

Sonreí, inevitablemente lo hice.

—No es por Solar... —acaricié mi cuello para liberar la tensión por lo que diría —es... es por la chica que está tras nosotros.

Los ojos de Yeonjun se tornaron tristes.

—Gracias, por quererla y no dejarla sola, de verdad, como su hermano te lo agradezco. —El chico a mi lado tomó mi hombro.

—Es un verdadero placer... —Dije sincero —Ya intenté yo, te toca a ti —hice una seña a las puertas —Nos vemos más tarde... —le sonreí a mi pequeño amigo —¡Adiós señorita Choi! —grité causando que Yeonjun salte del susto.

(...)

Fui a mi habitación, me bañé, vestí y luego baje a comer con los demás.

—Vienes de verla ¿verdad? —me preguntó Choi, cuando llegué.

—Si —respondí sentándome.

—¿Te gusta? —volvió a arremeter.

—¡Claro que no! —había abierto mi boca para hablar, pero Solar respondió primero que yo. ¿Alterada?

—Eso es imposible. —recalcó Chanyeol.

—¿Por qué tienen que meterse ustedes dos en conversaciones ajenas? —Eso viejo Choi, demuestra que tienes testiculos.

Detrás de las puertas (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora