V E I N T I S É I S

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Día 15 de 30

En medio del amanecer que se podía observar a través de los grandes ventanales de mi habitación, ella recitó,  acostada entre un muro de almohadas improvisado por mi. Estaba siendo invadida por mi cuerpo deseoso de sentirla, buscaba cada pequeño contacto con su piel.

—Yo no quiero que a mi niña golondrina me la vuelvan,
se hunde volando en el cielo
Y no baja hasta mi estera;
En el alero hace el nido
Y mis manos no la peinan
Yo no quiero que a mi niña golondrina me la vuelvan.

Ella decía aquellas palabras con tanto sentimiento, que producía que mis vellos se erizaran con solo escucharla.

—Sigue, por favor. —supliqué, recostando mi rostro sobre sus piernas, en la cama. Jugando con las blancas sábanas.

—Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa
Con zapatitos de oro
¿cómo juega en las praderas?
y cuando llegue la noche
a mi lado no se acuesta...
yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.

Y entonces lo sentí, sentí el mismo miedo de la persona que antes le recitaba a ella, el poema que hoy me recita a mi. Yo tampoco quiero que ella se aleje. No quiero que la vayan a hacer princesa.

—Estoy escuchando... —le di el impulso para seguir, pues quería escuchar más.

—Y menos quiero que un día
me la vayan a hacer reina.
La pondrían en un trono
a donde mis pies no llegan.
Cuando viniese la noche
yo no podría mecerla...
¡Yo no quiero que a mi niña me la vayan a hacer reina!

Detrás de las puertas (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora