V E I N T I O C H O

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Narra Jungkook

Día 16 de 30

¿Que carajos le había pasado a Yoongi? No había podido dejar de pensar en la actitud que tomó, en aquella postura superior. Sus palabras resonaban en mi mente, causandome unos celos horribles.

«Yo la quise primer

¿A donde quería llegar diciendo tales cosas? ¿Desconfiaba de Yoongi? Por supuesto que si, fue capaz de engañar a su esposa y lastimar a Jimin ¿Cómo él creía que yo le dejaría a solas con Vant?

No había querido levantarme, era medio día y yo seguía acostado en mi solitaria cama, pues Vant había ido a comer lo que dejé preparado para ella.
Si, mi berrinche aún no acaba y el solo ver a la chica, todo volvía a mi mente de nuevo.

—¡Ahh! —regañé y me cubrí con las sábanas, molesto. Poseo tantas ganas de borrar la incómoda situación vivida el día de ayer.

Escuché entre todo mi alboroto, una relajante sonrisa de ella.

—¿Sigues enojado? —preguntó, cuando sentí como se sentaba a la orilla de la cama.

Tal parece que había terminado su desayuno con éxito.

—No. —respondí sin moverme de mi sitio.

—Mientes... —Susurró.

—No. —volví a decir, no quiero, ni poseo ganas de entablar este tipo de conservación con ella

—¿Por qué estás enfadado? —sentí su pequeña mano sobre mi espalda.

Mi cuerpo reaccionaba de inmediato a alguna de sus caricias. Me pedía a gritos que le correspondiera.

—No estoy enfadado. —recalqué.

—¿Es por Yoongi? —preguntó con su dulce voz.

"Yoongi, Yoongi, todo trata de él las últimas horas"

—No.

—Así que es por eso... —cuando odiaba no poder ocultarle este tipo de cosas. —llámale, dile que ya no quiero ir. —al escuchar sus palabras di un pequeño brinco y me animé a destapar mi cuerpo y voltear a mirarla.

—¿Por qué lo harías? —pregunté, analizando su rostro, con añoranza.

—¿Que aún no lo entiendes? —su risa apareció.

—¿Que es lo que no entiendo?

—Yo haría cualquier cosa por verte feliz... lo que sea... —suspiró —y no me gusta verte molesto...

—¿Por qué lo harías? —ataqué. Quería saber más.

—No lo sé... —y ahí estaban, aquellas rosadas mejillas. —solo quiero que te pasen cosas bonitas.

—¿Cuando lo sabrás? —acerqué una de mis manos y acaricié su mejilla.

—Tampoco sé... —Apretó sus labios en una linea.

Detrás de las puertas (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora