N U E V E

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Narra Jungkook

Era un nuevo día y yo pasé la noche pensando, sin haber podido dormir. Siempre hay personas que sufren mucho más que tú, personas que no quieren ayuda, pero que saben que la necesitan... cada uno pelea una batalla.

Mi celular marcaba las ocho de la mañana y yo volvía a pensar; tengo mis dos manos, con cada uno de sus dedos, mis brazos, mis piernas fuertes, puedo respirar sin dificultad y también... también puedo ver. Hay tantas cosas por las que debo estar feliz y no lo estoy, yo cambiaría eso.
Mis ánimos no estaban del todo buenos, pero aún así y sin siquiera lavarme la cara, corrí hasta la habitación de mi solitaria amiga.
Cuando llegué, ahí estaba mi madre, apoyada en las puertas, esperando.

—Buenos días. madre.

—Buenos días, hijo. —dijo y tomó mi mano —Vamos a comer —pero no di ni un paso.

—No, la señorita Choi...

—La señorita Choi recibió su comida hoy... —me interrumpió —prometió comerla toda, siempre y cuando tú hicieras lo mismo

"¿prometiste eso, linda chica? ¿Yo te importo?"

—Está bien... iré —le dije en un tono muy bajo —pero primero...

Sonreí y mi madre me miró, esperando a ver qué haría.

—¡Buenos días señorita Choi! —Grité produciendo la sonrisa de mi madre —¡Que tenga un lindo día! —mamá seguía tomándome de la mano, sonreía resignada y yo cada vez acercaba más mi boca a sus puertas, quería que me escuchara —Vendré más tarde... Niña de hermosos ojos. —terminé por decirle en un susurro, lo último era cosa de los dos.

No podía sentirme más conforme.
"Usted si sabe jugar con mi mente, señorita Choi, o quizás con mis sentimientos"

—Pasaré a asearme a mi habitación, nos vemos en el desayuno —le dije a mi madre y fui a mi cuarto.

Tomé una ducha, cepillé mis dientes, puse crema y lociones por mi cuerpo y luego me vestí.

(...)

Cuando llegue a la mesa, ya estaban todos sentados, tal parece que yo siempre era el último.

—Buenos días —dije feliz y tomando asiento al lado del señor Choi.

—Buenos días, hijo ¿como dormiste? ¿Comerás hoy? —preguntó el caballero que tenía a mi lado.

—Dormí bien... y claro, hoy tengo razones de sobra para comer. —recordé a mi señorita.

Detrás de las puertas (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora