CA T O R C E

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Habían pasado tres días desde que ella estaba postrada en esa cama.
Mi buen amigo Jin, consiguió que se quedase cinco días en el hospital, eso me relajaba, pues el solo hecho de imaginar que debía hablarle a través de las puertas nuevamente, me congelaba.

Caminé a pasos lentos a la cafetería de la clínica, necesitaba un buen café, si es que quería hablar hoy con Namjoon.
Pedí un capuchino simple, lo tomé entre mis manos disfrutando el caliente contacto. 
Volví a caminar ahora con el café en mis manos, mi dirección sería la temporal habitación de la señorita Choi, donde seguramente y por la hora, Nam debería estar esperándome. Cada paso que daba parecía ser mi condena. Llegué a los sillones que se encontraban fuera de la habitación de mi débil amiga, cuando veo a Namjoon apoyado en el umbral de la puerta.

—Jeon Jungkook... —Su voz fría, hizo que todo un escalofrío recorriera mi cuerpo.

—Kim Namjoon... —dije en el mismo tono.

—Quiero el Porsche. —demandó el hombre serio.

—Ni muerto. —Bebí de mi café.

—El Rolls-Royce que vi abajo.

—No jodas. —Volví a dar otro sorbo.

—Que sean los dos.

—¿No puedes simplemente pedirme el camaro? —estaba agotándome.

—El Porsche o el Rolls-Royce... tú decides Jeon, me debes un auto. —me amenazó con su dedo índice.

—Eres muy rencoroso. —dejé el café de lado, en una pequeña mesita que había entre los sillones.

—¡Vamos, ya decídete!

«Mierda el Porsche era mi regalón, mi bebé. Por otra parte el Rolls-Royce era un regalo de papá»

—Te compraré un Porsche.

—Quiero tú Porsche... o cómprame un Rolls-Royce. —rió.

Él sabía el costo sentimental de mí Porsche... y sabía el gran costo monetario del Rolls-Royce, un ojo de la cara.

«Tú chica lo merece»
Pensé.

—Hijo de... te compraré el Rolls-Royce. —me rendí.

—Que sea blanco. —sonrió y me abrazó.

—Como digas...

Namjoon soltó su abrazo y me sonrió, yo lo había estado evitando desde el accidente.

Detrás de las puertas (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora