T R E S

5.1K 360 15
                                    

•         •  

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•         •   .        ⋆
    ◦                 
               ◦ ✦   
                          ⋆☽

—Y debo ir a ver a mi madre... —terminó por decir, Jungkook, apoyado en la barra.

—Tú padre si se pasa ¿no? —Dijo Yoongi, tomando de su whisky.

—Pues a mi me parece una buena idea, debes ver a tú madre, Kook... —Hoseok, prefirió un tequila.

—Si, tienes razón, aprovecharé que tengo tres cocorocos bolivianos dentro de mi cuerpo, para enviarle un mensaje. —Jungkook tomó su nuevo celular y con dificultad marcó las letras.

"Envíame tú ubicación, iré a verte cuando amanezca."
Jungkook

—Ya está, acabo de enviarle un mensaje.

—¿Ya sabes que no solo te reencontrarás con tu madre, verdad? —Yoongi volvió a beber de su trago, esta vez acabandolo por completo —Sabes para quien trabaja, te la encontrarás si o si.

Jungkook sonrió despreocupado.

—Créeme amigo, eso es lo que menos me importa.

(...)
      
A la mañana siguiente, Jungkook despertó con un fuerte dolor de cabeza. Su habitación estaba expuesta a la luz del sol. Se estiró sentándose en la orilla de su cama y parpadeó un par de veces, tratando de acostumbrar sus ojos a los fuertes rayos del sol.
Fue al baño y tomó una reconfortante ducha.
Se vistió informalmente, tomó unas pastillas para el dolor de cabeza y se dispuso a ver los mensajes en su nuevo celular. Algunos eran de la empresa, otros de sus amigos preguntando si había sobrevivido a la noche y uno en particular, de su madre.

"Estoy donde siempre, llega para tomar desayuno ¿si?"
                       Mamá.


Jungkook vio la hora, estaba a tiempo. Bajó por el elevador, su rostro a pesar de la noche anterior, estaba más fresco que una lechuga. 

—Buenos días... ¿señorita? —preguntó pasando por el mesón de la recepción.

—Buenos días, señor Jeon. Mi nombre es Rosé... —la rubia bien vestida chica, hizo una reverencia.

—Que tengas buen día, Rosé —Dijo y se fue por la salida oriental de su edificio. En la norte, estaban sus tan alegres empleados.

Jungkook caminó hacia la calle, y ahí ya estacionado su auto, lo esperaba.
Tomó las llaves y se dispuso a subir a su Rolls-Royce.

(...)

—Así que estás donde siempre, ¿eh madre? —se decía a sí mismo mientras tomaba las peligrosas curvas de las afuera de la cuidad.

Detrás de las puertas (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora