Detrás de las puertas (En Edición)

T R E C E

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Narra Jungkook

Salí de esa habitación luego de bastante tiempo. Cerré la puerta tras de mi y vi a los tres sujetos que me esperaban y analizaban de pies a cabeza.

—Te dije que no podías pasar. —Yeonjun se acercó y me susurró cerca del oido, entregándome el café.

—Tranquilo, ni siquiera supo de mi existencia. —Levanté mis manos, no quería que se enojara conmigo. —Ahora si puedes entrar, Solar. —Dije más alto para que pudiera escucharme.

—Gracias, Jeon —dijo y pasó por mi lado haciendo sonar sus molestos zapatos altos.

—¿Luego iré yo, no? —preguntó Chanyeol.

—Tú no la verás. —Yeonjun le respondió con un tono rudo.

—¿Que? ¿Por qué no? —pregunté susurrándole a mi amigo pequeño.

—A mi hermana no le agrada. No se por qué, pero no ingresará. —Levantó los hombros.

—Si lo haré. —dijo luego de habernos escuchado hablar bajo.

—Yo soy su familiar y digo que no puedes entrar. —Vaya ¿así que Yeonjun si podía ser rudo?

—Lo pagarás Yeonjun... —Dijo para luego alejarse unos pasos más allá.

—Tengo que hablar con Jin. ¿Nos vemos luego? —le dije a un Yeonjun que aún no apartaba su mirada de Chanyeol.

—¿Con Jin? —me preguntó.

—El doctor de tú hermana, mi amigo.

—Ah... bien, nos vemos luego.

Suelo gustar mucho cuando las cosas salen a la perfección y más si es en mis manos. Caminé por los odiosos pasillos blancos, debía encontrar a Jin antes que llegue el señor Choi.
Lo encontré sacando de su rostro un cubre bocas blanco, se le notaba agotado.

—Seokjin. —hablé fuerte y él se giró para mirarme.

—¿Vienes por lo que te dije hace un rato? —preguntó secando el sudor de su frente.

—Si ¿Que debías decirme? —Me acerqué a él a pasos lentos.

—Te ves mal Jeon ¿no has podido dormir? —preguntó acercándose también.

—Ni un poco... —dije recordando todas las palabras que había dicho antes para la señorita Choi, por ignorarme, sin saber que estaba muriendo del otro lado de las puertas.

—Vamos a fuera. Quiero fumarme un cigarrillo. —Notablemente estaba agotado.

—Bien... —dije y caminamos hacia la salida trasera de la clínica.

Jin abrió la pesada puerta y ambos salidos. Ya afuera, se sentó en la acera y encendió su cigarrillo, yo lo imité y me senté junto a él.

—Perdí un paciente. —Dijo peinando sus cabellos, con un poco de furia. —murió hace quince minutos. —en sus manos el cigarrillo temblaba —odio esto de mi trabajo.

—Lo siento Jin...

—Tranquilo, esto lo vivo todos los días. —no sabía cómo responder a eso. —Debo hablarte de tú chica.