V E I N T I C I N C O

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Después de algunos minutos los tres llegamos a mi hotel, cansados fuimos directo a mi hogar y ahí nos sentamos en silencio, creo que todos pensamos en lo injusto del juicio, a excepción de Tae, quién había emprendido marcha hacía mi habitación, a penas había llegado.

—Vant, abre la puerta ¿quieres?... —Taehyung se había sentado a los pies de la puerta de la habitación.

Jimin y yo lo veíamos desde la sala. Ya llevaba una hora tirado ahí.

—Háblame, pequeña. —dijo triste, tocando su puerta.

—¿No piensa rendirse? —le pregunté a Jimin, sin que Tae escuchase.

—¿No piensa ella abrir la puerta? —preguntó de vuelta.

—¿Quieres si quiera decirme hola? —le preguntó Tae, recargando su espalda y mirando hacia el techo, cansado. —Te he extrañado mucho, mucho, mucho...

Jimin me miró resignado. Yo conocía bien a Vant, no saldría de aquella habitación y Jimin conocía perfectamente al terco de Tae.

—Ayer compré chocolates, Vant, quería traértelos pero me los comí. —dijo nuevamente, riendo. —Cómo no podía verte, molestaba a Jimin en el trabajo. Aunque él no se molestaba, más bien me llenaba a besos cuando podía. ¿Puedo llenarte a besos cuando te vea? Jimin dijo que los besos son tiernos y  tú eres tierna, así que van contigo. ¿Cuando podrás conocerlo? Estoy segura de que se llevarán muy bien. ¿Sabes? Antes éramos mejores amigos, no sé ni cómo llegamos a esto, pero me gusta. Sal de ahí y te contare mi historia de amor ¿si? y te digo que mi historia con él es la mejor de todas...

De pronto Tae guardó silencio, apoyando una de sus orejas en la puerta. Después de un par de minutos se alejó y jugó felizmente con sus pies, golpeando el suelo y soltando pequeñas risitas de alegría.

—¿Que pasa amor? —preguntó Jimin, levantándose para ir hacia el.

—Me habló, ella me habló. —dijo en un susurro, aún sonriendo por la emoción y tapaba su boca con ambas manos.

—Eso es bueno, cariño, pero ya debemos irnos ¿si? —Se agachó hasta la altura de Tae y le acarició una mejilla. —Jeon ya debe estar cansado.

Me alegraba ver a Jimin feliz, pues anteriormente se había enamorado de alguien que sólo lo hizo sufrir, ese fue Yoongi.

—¡Te quiero Vant! —gritó haciendo que Jimin y yo nos sobresaltemos a sobremanera por aquella palabras —¡Nos vemos mañana!

"Le ha dicho te quiero" — pensé con una tonta y absurda punzada en mi pecho.

Detrás de las puertas (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora