V E I N T I N U E V E

2.8K 215 14
                                    

*Se necesita escuchar el video*

•         •   .        ⋆
    ◦                 
               ◦ ✦   
                          ⋆☽

Narra Yoongi

Tomé una bocanada de aire de manera intensa, con nerviosismo dejé que las yemas de mis dedos se posarán sobre las frías teclas del gran y opaco piano frente a mi. Moví mis dedos al son de la melodía, que ya me sabía de memoria. La cual caló en mis pensamientos algo de nostalgia, un poco de tristeza.

Una muy preciosa chica esta a mi lado, sentada, escuchando y causando que mis nervios aumentaran, una muy preciosa chica que no era mía...

Dejé mis manos actuar por si solas, ya estaban acostumbradas al piano, acto que me permitió mirar su rostro de perfil.
Ella cerraba sus ojos, disfrutaba de lo que yo tocaba. Su cabello hacia atrás, me permitía ver a la perfección su rostro.

Cuanto había cambiado la pequeña choi, sus grandes y rosaditas mejillas se habían ido casi por completo, aunque seguian teniendo aquel pequeño rubor natural en ella, poco distinguible. Y el cambio más grande fue el que dio su cuerpo, mi pequeña y contestona niña se parecía a su madre, la misma silueta y casi la misma altura.


Era de noche, la chimenea de mi casa estaba encendida, pero a pesar de esto, igual arropé su cuerpo, bajo una manta, para que estuviera más cómoda. Además de que yo mismo la había sentado a mi lado.

Sentía nostalgia, muchísima, pues mi historia de amor no terminó como quería, ahora la miraba como algo tan lejano. Ambos habíamos cambiado, pero muy en el fondo, los dos muchachos sentados frente a un piano, por el momento en que la melodía permaneciera, se transformaron en los dos chicos del pasado, aquellos que jugaban a molestarse, que no tenían problemas.

Vant recargó su cabeza en mi hombro, yo no dejé de tocar las teclas. Cerré los ojos, sintiendo que retrocedía en el tiempo y volví a amarla, dejé que mi corazón que parecía muerto con el paso de los años, latiera con fuerza, lo dejé ser, dejé que sintiera lo que quisiera, necesitaba saber que estaba vivo aquel sentimiento por Choi.

Los minutos pasaban y yo pensaba que no era posible sentir alegría y tristeza al mismo tiempo, hasta ahora, mis emociones se mezclaban tan confusamente que un nudo en mi garganta de formó.

Hubiese dado todo cuanto tuviera en este mundo, para poder ver qué camino hubiésemos tomado, si ella jamás se hubiera alejado de mi.

Abrí lentamente mis ojos, para volver a mirarla. Ahora si estaba inundado en tristeza. Cuanto habría sufrido aquel pequeño ser y yo jamás pude hacer nada. Al contrario de mi, su vida no fue perfecta y planeada.
V

i como una pequeña lagrima caía y rodaba por su mejilla.

—Es bueno recordar... —susurró abrazando mi brazo derecho con fuerza, pegándose a el como si su vida dependiese de ello.

Seguí tocando la triste melodía sin apartar mi mirada de ella.

—Lo es... —recargué mi cabeza en la suya y también derramé una lagrima.

Ya no podía más. 

Lo sentía, mi corazón y mente querían decirle millones de cosas, esas que jamás pude decirle. Quería dejarla ir... sin siquiera haberla tenido.
Mis piernas y brazos se sentían débiles ante aquella chica de mirada triste.

Detrás de las puertas (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora