S E I S

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Narra Jungkook

Era un nuevo día y volví a despertarme por el canto de la señorita Choi, no me molesto ni nada, más bien ahora me sabía más a tristeza, a soledad, incluso más que la mía. Por esto, me fue imposible si quiera pensar en molestarme, por qué aquella muchacha cantaba en las mañana, quizás para olvidar que estaba ahí, sola en una habitación, con dos días sin comer, por culpa de un arrogante chico que no soporto que alguien no supiera de su existencia.
Me levanté, mi pijama era tan solo un short y una camiseta holgada blanca.

Fui al baño y solo me lavé el rostro, quería llegar a ella mucho antes que Yeonjun, he de decir que me molestaría que alguien piense que ella me interesa, por qué por supuesto es solo la pena que siento por aquella chica encerrada.
De nuevo me encontraba ahí, frente a sus puertas.

—¿Señorita Choi? —pregunté con la voz más segura, ella dejó de cantar —Buenos días, espero que haya tenido una linda noche. —no respondía —No paré de preguntarme... ¿no tiene hambre? —silencio —¿Podría disculpar algún día mi arrebato? —"Carajo, por favor responda, señorita" —bueno, ya debo irme, espero que esté bien. —me di la vuelta y caminé a mi habitación.

Debo admitirlo, a pesar de la lástima que me impulsaba ir a saludarla en las mañanas, también sentía deseos de escuchar a su dulce voz hablarme, ya estoy olvidándome de aquella voz.

Me boté a la cama a pensar. Luego, tomé una ducha, me vestí completamente de negro, salí, y me acerqué para mirar hacia la puertas de la señorita.

Ahí estaba Yeonjun, sentado en el suelo, hablando sin parar, como si todo lo que estuviera haciendo fuera tan normal. Lo saludé con la mano, mi tierno amiguito respondió de la misma forma y luego desaparecí entre los escalones para ir a tomar desayuno con la impecable familia Choi, no tan impecable por supuesto, tener a una de sus integrantes en una habitación, sin ayuda psicológica... ¿que pasaría si se enterara la prensa, eh señor Choi? Ah demonios, quería ayudar a aquella chica, quizás me veía reflejado en ella.

(...)

Estábamos comiendo en la mesa, tranquilos, todos hablaban y reían.
En mi mente pasaban algunas imágenes sobre ella, la menor de la familia Choi, de su linda presencia y debatía conmigo mismo sobre si era bueno o malo tener aquel apetito por su cuerpo.

Algo me sacó de mi grandioso debate... ¿Pero qué pasaba con Yeonjun? No había dejado de mirarme desde que me senté, ha comido, si, pero no ha pronunciado palabras con su familia. Solo me miraba. Terminamos de comer, Solar sonreía a su prometido. No lo sé, había algo en el que no me gustaba, era muy arrogante, aún más que yo... tendría vigilado a Chanyeol.
Mi madre junto con todas las demás mujeres comenzaron a retirar las cosas de la mesa y todos nos retiramos.

Yo caminé hasta subir las escaleras, ahí estaba Yeonjun, apoyado en el marco de mi puerta.

—¡Eh kookie! —me sonrió —estaba esperándote.

Detrás de las puertas (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora